Eco: Malo
Rally: Bueno
Después de esta lección de nuestros queridos ídolos de Barrio Sésamo, vamos a analizar que significan las 2 juntas: Eco Rally. Cuando escuchas estas palabras tu mente duda de las buenas intenciones de los organizadores ecologistas y piensas que el automovilismo nunca será lo que fue. ¿Dónde quedaron los años gloriosos del Grupo B en el que coches de más de 500 cv se batían el cobre sobre un suelo inestable o los últimos héroes de Le Mans, los Grupo C, que fueron recluidos y enjaulados para que no alcanzaran los 400 km/h, territorio natural de aquellos prototipos?
Hoy en día la corrección política y los movimientos ecologistas han tomado las riendas de nuestra vida y ya cualquier atisbo de libertad automovilística ha sido completamente aplastada. Las llamas de nuestro espíritu competitivo (y las llamas de los sistemas de escape) se van paulatinamente sofocando por un tsunami todopoderoso e inexorable.
Aún así, el ser humano en su astucia infinita, ha ido desarrollando nuevas diversiones sin entrar en terrenos fanagosos. Coches patrocinados por prostíbulos alemanes en las 24 horas de Nürburgring son cosas de los 90 , pilotos fumando antes de meterse en monoplazas de Formula 1 son reminiscencias de otras épocas y las peleas entre miembros del mismo equipo son escenas ya vetadas por los medios de comunicación.
James Hunt, ídolo de muchos…
El III Auto Bild Eco Rally es una de estas vías de escape para los, aún nostálgicos, amantes del automovilismo. De hecho nuestros compañeros de Auto Bild dicen de él que “El III Eco Rally Auto Bild pretende fomentar los valores de la protección del medio ambiente y demostrar que una conducción ecológica no está reñida con la competición y disfrute del automóvil”.
Es cierto que en un primer momento las palabras “Eco Rally” no suenan a música celestial para tus oídos; lo he vivido en mis propias carnes. Sin embargo, una vez en faena la cosa cambia mucho.
Los preparativos: poco más que una tablet con una aplicación especifica.
Nuestra preparación fue más bien simple: miramos consejos en foros de internet, preguntamos a algún perro viejo de las carreras de regularidad de España y nos informamos brevemente sobre el horario de la prueba – no hubiera estado bien llegar tarde a nuestro primer rally-. Eso es lo que más temíamos: hacer el ridículo de algún modo u otro. Sin embargo, una vez allí comprobamos que la gran mayoría eran participantes novatos como nosotros. Esto, unido a unas explicaciones claras sobre qué tendríamos que hacer durante el fin de semana hizo que todo fuera rodado durante las sucesivas jornadas.
Nos convocaron a numerosos periodistas, pilotos y demás amantes del motor en la Nave de Motores de Metro de Madrid. Dicho lugar es una alegoría de lo que hemos contado previamente: un lugar majestuoso que en su época representó un avance enorme en la técnica pero que el progreso, inexorable, precipitó su caída.
Contemplando los vestigios del pasado
Al punto de la mañana del sábado se nos explicó rápidamente en qué consistía la prueba. En el Auto Bild Eco Rally, además de competir por ser el equipo más regular durante todos los tramos, se compite por conseguir el menor consumo posible. Aparte, es la última prueba de la Copa de España de Energías Alternativas, proyecto que cuenta con el respaldo de la Real Federación Española de Automovilismo.
Nuestra participación fue a bordo de un Renault Clio 1.2 de 120 cv, gasolina y turbo (ya sabéis, como la Formula1). La caja de cambios era automática, elemento que no suena mucho a competición pero que en un rally de estas características viene de perlas. El tener que estar constantemente atento del embrague en un rally así es un factor extra de agotamiento.
En general podemos decir que a pesar de no ser un coche «8000vueltas», la verdad es que en todo momento cumplió como un campeón. Quizás una versión RS nos hubiera aportado una alegría extra, pero ya te adelanto que nos lo pasamos MUY bien a bordo de este humilde cacharro.
Nuestro desafiante Clio frente a sus rivales
La competición estaba dividida en varias categorías en función del origen de la energía que propulsase el coche. Así había una categoría para eléctricos puros, otra para híbridos o energías alternativas y la última (la nuestra) para combustible puramente fósil. Aunque había coches diésel y gasolina, estos estaban equilibrados a la hora de medir el consumo mediante una serie de coeficientes.
Categorías del Rally:
• Categoría IIIA: Vehículos puramente eléctricos
• Categoría VII y VIII: Vehículos híbridos y otros vehículos de energías alternativas
• Categoría EF: Vehículos de energía fósil con un límite de 120 g de CO2/km
Un rally de regularidad suena a algo complejo desde fuera, y lo es, aunque con un poco de entrenamiento te acabas acostumbrando. Básicamente, el objetivo es pasar por una serie de puntos de control en el momento exacto. Esto parece sencillo, pero llevar el coche a la velocidad media determinada durante todo un tramo es harto complicado. No solo nos encontramos con curvas, cuestas, badenes o coches en sentido contrario que nos impiden ir todo el rato a la velocidad exacta, sino que uno no puede centrarse en mirar el velocímetro y a la vez ir a 60 km/h por una infracarretera de un pequeño pueblo de la península.
Roadbook y tarjeta de tiempo. Fundamentales en cualquier rally.
Para hacernos la tarea más sencilla contábamos con una aplicación específicamente desarrollada para los eventos de regularidad: Rabbit Rally. Puede que no sea tan precisa como un Terra Trip pero es gratuita y funciona bastante bien, por lo que para nuestra participación como novatos era más que suficiente (hay una versión PRO para los habituales de la regularidad).
Rabbit Rally sincronizado tanto con el reloj de la organización como con el transponder
Verificaciones técnicas y primer punto de control en la salida
Como hemos mencionado previamente, las sensaciones a bordo del Clio fueron buenas; mucho mejor de lo que uno pensaría viendo la ficha técnica del coche. Nos sorprendieron gratamente el chasis y la dirección, los cuales brillaron en las zonas de tramos revirados que en su mayoría componían el rally. No tuvimos oportunidad de exprimir mucho el motor a lo largo del fin de semana (siempre pensando en consumos) pero el día antes nos encargamos de hacer un poco de conducción 8000vueltas. Vale, no corre como para tirar cohetes, pero tampoco te desesperas, y para un evento de este tipo, con el cambio automático se podía decir que llevábamos entre manos un serio candidato al podio. Aun así, mantener la velocidad media constante fue algo bastante complicado ya que el limitador de velocidad era -digamoslo de forma suave- de moral flexible. A la hora de acelerar el coche subía 3 ó 4 km/h por encima de lo que debía y en las bajadas el coche no frenaba solo, cosa que si hacen otros modelos de la competencia. Quizá precisamente por eso, hacer buenas medias supuso un reto muy divertido durante todo el fin de semana.
Los tramos discurrieron en su mayoría por pueblos cercanos a la A3: Morata de Tajuña, Villarejo de Salvanés o Estremera. Sin embargo, llegamos el primer día hasta el Pantano de Entrepeñas, provincia de Guadalajara, en donde tuvimos un picoteo para reponer energías en la plaza mayor de Sacedón. En total unos 600 km de diversión al volante.
El reposo del guerrero
A lo largo de los casi 600 kilómetros de rally cronometrados tuvimos tiempo de ir aclimatándonos tanto al coche como al rally en sí. No solo era un coche nuevo para nosotros sino que todas las normas y reglas tenían que ser asimiladas en plena competición (aquí no hay entrenamientos). De ese modo, durante la primera etapa los equipos participantes -todos novatos menos uno- acumulamos una cantidad salvaje de penalizaciones. Dichas penalizaciones fueron reduciéndose paulatinamente a lo largo de las sucesivas etapas llegando incluso a mejorar en algún tramo respecto al único equipo profesional.
Sacedón. Vista representativa de los paisajes que recorrimos
Es solo en eventos de este tipo en donde puedes comprobar tu pericia al volante, tus reflejos y capacidad de concentración durante horas. Es aquí cuando entiendes a pilotos de resistencia o simplemente de carreras al sprint; os garantizo que el cansancio tanto mental como físico que manejábamos tanto mi copiloto como yo fue brutal. El gemelo agarrotado de ir acariciando el acelerador, los párpados pesando cual ladrillos, la cabeza como un bombo tras cientos de señales, cruces, indicaciones, puntos de control… ¡Cómo de cansado acabaría que después del primer día, tras estar de 12 de la mañana a 10 de la noche conduciendo, me metí en la cama mareado como si me acabase de bajar de un barco!
Aun así, toda la experiencia que ganas en un evento de este tipo es algo impagable. El poder conducir por nuevos tramos, conocer gente igual o más quemada que tú y poder compartir los momentos vividos son cosas que no suceden todos los días.
Pero ¿cómo puedes disfrutar yendo en un coche que no está ni medio pensado para correr y encima con velocidades medias de 30 ó 50 km/h? los ingredientes son bastante elementales: en primer lugar cualquier cosa que implica competir ya representa todo un reto, especialmente entre los hombres; somos tan absolutamente primitivos que pensamos que la vida nos va en ello. De hecho, vimos varios piques (siempre amistosos) de gente que no aceptó de muy buen grado algunos resultados. Se escucharon las típicas frases de “¡Imposible, si conduzco mucho mejor que tú!” o la clásica “¡pero si tu coche no vale para esto!”. Compañerismo y muchas risas al fin y al cabo.
Fotógrafos repartidos por los distintos tramos nos deleitaron con fotos como estas
En segundo lugar decir que, aunque fuesen coches “lentos” (un Civic diésel, un Twingo de 90 cv, un Volvo 4 cilindros de más de 2000 kilos…) el ir enlazando curvas por tramos espectaculares, algunos de ellos pertenecientes al campeonato Madrileño de Rallyes de Asfalto, es siempre una sensación increíble. Además, con un coche atómico tipo M2, 911 GT3 o similar, para poder tener sensaciones de miedo hay que ir muy fuerte. A 50 km/h irías «parado» y aburriéndote ya que son coches preparados para correr, pero imaginaos en un Twingo o un Clio como los nuestros; es todo lo contrario: subviraje, sobreviraje, potencia insuficiente, dirección poco comunicativa…en definitiva diversión garantizada. A eso súmale que apenas tuvimos tiempo para aclimatarnos al coches ya que lo habíamos recogido hacía menos de 1 día, por lo que la sensación de descontrol/diversión fue aún mayor. Por último, añádele la lluvia que cayó incesantemente durante los 2 días que duró la prueba y tendrás un cóctel de aprendizaje y adrenalina espectacular.
La noche tiene algo especial
Tras dos intensos días y 3 largas etapas el rally llegaba a su fin y todos los participantes volvíamos al parque cerrado, sito en la Nave de Motores. Fue allí donde se entregaron los premios tanto de este rally como de todo el campeonato. ¿Cómo creéis que nos fue?
Hay que tener en cuenta que el leit motiv de 8000vueltas no es precisamente el ahorro de combustible ni el respeto de los absurdos límites de velocidad pero…¡Terceros en el ranking de regularidad y primeros en el de ahorro de combustible! Quién lo diría, 8000vueltas coronándose como los reyes del hypermiling, la defensa de la capa de ozono y de la rana arborícola del Amazonas. Pronto empezaremos a ver cómo nos llueven los patrocinios de parte de Greenpeace, PACMA y Al Gore; los nuevos adalides de la protección del medio ambiente.
Todos los premiados con sus respectivos trofeos
100/100 en hojas verdes: vegano nivel 7
No quiero acabar el artículo sin antes agradecer la grandísima labor de mi copiloto y fotógrafo Francisco Carvajal. Yo al menos sólo tuve que conducir y seguir instrucciones, él tuvo bastante más jaleo. Tanto el sábado como el domingo le tocó ponerse en pie al punto de la mañana, coger los bártulos (cámara de fotos, objetivos varios, tablet y móvil con sus cargadores, baterías, etc), poner al día el Rally Rabbit y encima ir pendiente de todos los puntos de control, sin cometer fallos durante horas y horas de conducción, cruces y trampas.
Desde luego que si tengo que elegir entre Luis Moya, Daniel Elena o Francisco Carvajal, lo tengo claro, me quedaría con mi fiel escudero. ¡Muchas gracias por todo!
Lo mejor de todo es que, cualquiera con un vehículo que esté dentro de alguna de las categorías puede inscribirse al Eco Rally Auto Bild, así que ya sabes, si tienes tu coche de circuito roto o en dique seco, pero tu coche de diario es «verde», no te pierdas la próxima edición. No te arrepentirás.
arribi
10 de diciembre de 2016 a las 12:25La verdad es que ya me había planteado realizar algún rally de regularidad, pero ninguno eco. Visto lo visto tendré que planteármelo, pues parece que es de esas experiencias que no olvidas nunca.
En cuanto a la ecología, aunque a los que llevamos gasolina en las venas nos fastidie, está claro que debe tenerse muy en cuenta, pues vivimos en nuestro planeta, y conviene tenerlo «limpio» para que podamos seguir viviendo en él, ¿no?
PD: El enlace de «leer más» está roto, lo que te obliga a hacer click en el título para entrar al artículo. No es que suponga ningún esfuerzo sobrehumano, pero bueno XD.
Maximum Attack
12 de diciembre de 2016 a las 12:51Tengo que decir que me habéis dado una envidia terrible. Además, casualidades de la vida, en casa tenemos un clio igual (con cambio manual) y es un coche muy divertido.
Seguid así, entre esto y las 24 horas vamos a acabar apuntándonos a todo lo que se ponga por delante ;)
Saludos.
Roberto Merino
12 de diciembre de 2016 a las 12:59Yo soy un habitual de los rallyes de regularidad y os puedo garantizar que son muy adictivos, exigen mucha concentración pero también te lo pasas muy bien al volante. Además, no es necesario gastar mucho dinero. Para colmo, las carreteras por las que se desarrollan suelen ser preciosas y con bonitos paisajes. Por último, estás dentro de una competición oficial (con lo que puedes decir por ahí que eres piloto de rallyes je je je) . Sinceramente, no creo que se le pueda pedir mucho más a este mundillo.
Buen trabajo y muy bien explicadas las sensaciones. Enhorabuena.
José luis
12 de diciembre de 2016 a las 14:48Habéis hecho de algo sodomizante y aburrido, algo interesante…. muy bien relatado! Me hubiese gustado que la organización diese pie a más categorías de vehículos eso haría de la competición muy interesante (por ejemplo categoría v8, suv biturbos, atmosféricos, etc)
Lasheras
12 de diciembre de 2016 a las 20:05@arribi,
Totalmente de acuerdo en que debemos mantener limpio el planeta. Te diré que, como alguien concienciado por el medio ambiente, trato de moverme siempre que puedo en transporte público o bicicleta, intentando no contribuir a masificar aún más las atestadas calles y circunvalaciones de nuestras ciudades y no contribuir a la nube de humo que tenemos instalada permanentemente, por poner un ejemplo, en Madrid.
Pero también es cierto que el impacto que tiene en el medio ambiente el salir el domingo con un grupo de amigos a quemar gasolina como si no hubiera mañana, es totalmente despreciable si lo comparamos con el del transporte del usuario medio de un coche diésel que lo coge hasta para ir a por el pan a la vuelta de la esquina.
Me temo que el problema no somos nosotros, son ellos…
arribi
12 de diciembre de 2016 a las 20:49@Lasheras,
Comparto al 100% tu opinión. Yo me muevo en coche todos los días porque no tengo otra, y no me puedo quejar del tráfico al vivir en un pueblo (y trabajar en otro). Solo por no conducir en el caos automovilístico que supone la ciudad, sería un usuario fiel del transporte público si viviera en una cuidad como Madrid o BCN (también es verdad que hay más conexiones que en los pueblos, y que el metro en un gran invento).
Y sí, es cierto que que el paseo que le damos a los coches los fines de semana son una fuente de contaminación despreciable (este sábado he estado yo en un precioso tramo con mi «328ti»….).