Este fin de semana ha concluido la temporada de GP2 en Cheste y 8000vueltas se ha acercado al circuito para ver la prueba final de la antesala de la F1. Esta carrera era bastante especial por varios motivos. El primero de ellos es la cantidad de certámenes que se daban cita en el Circuit a lo largo del día: Copa Hyundai, con 2 categorías Getz y Coupe, Campeonato de España de GT, Formula 3 y como cabeza de cartel la GP2.
Al menos eso pensaba yo pero inexplicablemente las últimas carreras de cada día, normalmente reservadas a la categoría más importante, eran las protagonizadas por el Open GT. Curiosamente el Safety Car del Open GT era un Audi R8 y el de la GP2 era un Ford Focus (ST, pero un Focus. Lo que me hace pensar que un AMG no es tan necesario en la F1).

Las carreras empezaron el sábado, por lo que el jueves a mediodía nos presentamos en el circuito. Además de no haber “curiosos” (entrecomillado porque nosotros lo somos, y mucho) ya que el circuito estaba cerrado al público, el acceso a la zona de GP2 era libre, cosa que no ocurre durante el fin de semana donde es necesario una invitación, un pase de equipo o una acreditación FIA de prensa; por lo que era una buena idea llegar con tiempo.

Lo bueno o lo malo de las carreras es que siempre hay multitud de cosas que hacer mientras se están celebrando por lo que era materialmente imposible verlas todas. En el paddock siempre se puede ver como los equipos ultiman los detalles de la puesta a punto cuando están a pocos minutos de salir a rodar, y cuando se está atento se pueden ver detalles claves para el desarrollo de la carrera. En nuestro caso, y por deformación profesional, no podemos dejar de fijarnos en todo lo que pasa a nuestro alrededor. Por eso opté por seguir especialmente las carreras de monoplazas pues era lo que más me interesaba del fin de semana y son, a mi juicio, las más espectaculares. Eso sí: fotos hay de todas las categorías. Además tuvimos la suerte de que el equipo de Adrián Campos nos abrió las puertas a su box de GP 2 para conocerlo por dentro.
En las carreras de monoplazas sólo hubo dos colores, rojo y amarillo. Y es que la armada española arrasó durante todo el fin de semana, con un dominador claro: El equipo Adrián Campos. ¿Les habremos traído suerte?. Doblete de Petrov y Pantano en la primera carrera de GP 2, doblete en la segunda carrera de F3 y 2º y 3º en la primera de F3. Además era la primera victoria del ruso Petrov en la GP2 y la primera de Nicolas Prost en F3, por lo que el día fue muy emotivo.

Lo pilotos españoles brillaron también durante todo el fin de semana, en GP2 el piloto local Borja García fue 4º en la primera carrera, mientras que en la segunda, tras el campeón del campeonato Timo Glock, los españoles se situaron 2º, 3º y 4º, en el orden que sigue: Javier Villa, Andy Souceck (sí, es español) y Borja García seguidos de Giorgio Pantano. Sencillamente espectacular, prueba de que el automovilismo español está viviendo su mejor época en los circuitos, lo que unido al reciente fichaje de Roldán Rodríguez por parte de Spyker nos invita a pensar que el número de pilotos en la categoría reina aumentará en los próximos años, y con ellos el de ingenieros.

El sábado fue un día de esos en los que las carreras tienes un componente especial. La verdad es que el día amaneció claro y hacía una temperatura perfecta para disfrutar en el circuito. Pero según se acercaba el mediodía el calor comenzó a hacerse insoportable, afortunadamente para algunos el cielo comenzó a presentar unos negros nubarrones que hicieron que llegara la sombra a la tribuna. Desgraciadamente para los ingenieros, mecánicos y algunos pilotos esas nubes no traían nada bueno: lluvia. Sin embargo el público estaba de enhorabuena, pues el espectáculo que empezaba era digno de verse.

La carrera de F3 empezó fuerte, pues un pique entre los dos primeros, y compañeros de equipo Tec – Auto, hizo que uno sacara al otro a la hierba en plena recta de meta. Además dadas las cambiantes condiciones climatológicas las estrategias eran muy dispares y los pilotos salían con ruedas de seco y mojado a su elección. Pues no había, a priori, una apuesta clara. Sabemos a ciencia cierta que algunos ingenieros de pista lamentaron su decisión, pues el neumático de mojado dominó sobre el de seco, pero de haber durado la carrera 5 vueltas más se hubieran cambiado las tornas. Carrera, como digo, accidentada. La inexperiencia en mojado de algunos pilotos (como el fogoso Yacaman, que acabó fuera tras protagonizar increíbles apuradas en las frenadas) y las complicadas condiciones de conducir un monoplaza con reglajes de seco sobre asfalto húmedo hicieron que las salidas de pista estuvieran presentes en cada vuelta. Además el coche de seguridad hubo de salir a pista en más de una ocasión (un espectacular Fiat Bravo). Y aunque la lluvia resulta desoladora muchas veces para los equipos y eche por tierra (literalmente demasiadas veces) el trabajo de todo el fin de semana, se convierte en un elemento interesantísimo para el espectador. Sobre todo en condiciones de climatología cambiante, como este sábado. Y resulta interesante por muchos motivos, pero sobre todo porque el porcentaje de importancia del piloto se incrementa en la medida en el que se reduce la influencia del coche que se pilota. Incluso en la F3, que los monoplazas son iguales para todos, las diferencias de puesta a punto de los equipos marcan distancias.

Mientras todo esto sucedía, en los boxes de los equipos de GP2 salía humo de los ordenadores y las cabezas de los ingenieros. Todo el trabajo de puesta a punto había sido en vano, pues en estas condiciones los reglajes de los coches eran inútiles. Al igual que hicieron algunos pilotos en F3, optaron por cambiar en los escasos minutos que disponían, y a pie de pista, las pocas cosas que podían (estabilizadoras, suspensiones y poco más, pues el tiempo no lo permite). Con la pista húmeda se imponía “ablandar” el coche para que sus reacciones fueran más suaves y fuese más comunicativo en sus movimientos, pero la lluvia había cesado y, aunque caían algunas gotas, ya asomaban los primeros rayos de sol. Finalmente, la mayoría optó por calzar neumáticos de lluvia a la vista del aspecto que presentaba el cielo sobre el circuito, excepto tres pilotos: Petrov, Pantano y Nakajima: El ganador, el segundo y el tercero, arriesgaron y ganaron. Quizá ni sus propios equipos esperaban hacer tan buenos resultados (algunos desde luego que no). Y es que los pilotos de F3 que habían montado seco estaban mejorando sus tiempos al final de su carrera, e inmediatamente después empezaba a correr la GP 2, por lo que los más observadores intuyeron en que dirección cambiaban las condiciones de la pista.

El domingo las carreras se disputaron sobre asfalto seco y las emociones fueron más suaves. La carrera de F3, que ni se inmuta en estos casos, siguió la tónica del sábado y pudimos ver a los más fogosos dejar la carrera tras la primera curva y volvió a aparecer el coche de seguridad en una ocasión. Otra carrera interesante, pero menos movida. Además los paraguas no habían desaparecido de la tribuna, aunque en esta ocasión servían para protegerse del sol. Y es que no hay en todo el circuito de Cheste ninguna grada cubierta que nos proteja ante las inclemencias del tiempo, entiendo que la lluvia no es un habitual en esta zona, pero el sol se hace insoportable y eso ya casi en octubre. Bueno, haberlas hailas, pero reservadas a VIPs y similares que al igual que la tribuna de boxes no son accesibles comprando una entrada.

En la carrera de GP2 se siguió el guión previsto y Timo Glock se impuso desde la primera vuelta. Saliendo en la pole position (recordemos que se invierte el orden de llegada de los 8 primeros de la carrera del sábado) pronto consiguió distanciarse de sus perseguidores. Con tierra de por medio y con el campeonato en el bolsillo la carrera fue un paseo triunfal. Un poco más atrás un séquito de españoles batallaban por las plazas del cajón. Javi Villa y Andy Souceck se llevaron el gato al agua. En esta ocasión los pilotos de Campos GP, que salían 7º y 8º cumplieron su papel pero no brillaron como el sábado. Pantano 5º, pero Petrov finalizó en la 8ª posición. La carrera en seco le quedó grande y el circuito pequeño, ya que hubo de ampliar la curva de final de recta por la gravilla debido a un par de pasadas de frenada que le hicieron perder los dos puestos que había remontado desde la salida. Suerte dispar corrieron los pilotos de Racing Engineering, el otro equipo español, ya que mientras Javi Villa quedaba 2º M. Martínez era sacado de la pista y acabó la carrera en el fondo del pelotón.

Así concluía esta temporada de GP2, no así las de F3 que todavía tiene por disputar dos pruebas. No era la primera vez que estaba en el circuito de Cheste, pero sí que era la primera carrera a la que asistía. El circuito Ricardo Tormo (Cheste es la localidad donde se encuentra situado) está pensado para el disfrute de los espectadores, en teoría. Es cierto que por su configuración parece más un estadio que un circuito al uso. Desde cualquier grada se pueden ver tres o cuatro curvas de manera clara y se puede ver lo que sucede en casi cualquier parte del circuito. Además con las pantallas y la megafonía es posible enterarse de los incidentes de carrera y no perderse a lo largo de las vueltas, lo que no sucede en todos los circuitos.

En su contra ya he comentado la desprotección del público ante las inclemencias del tiempo, pero aún nos quedan por ver los aspectos organizativos. Mucha gente se ha quejado de que desde el jueves no era posible adquirir entradas para el fin de semana fuera de las taquillas del circuito, que sólo abrían el sábado y el domingo durante las carreras, por lo que el día antes del evento no era posible comprar entradas. Cuestionable política. Además hemos visto una clara desorganización en pista, ya que los comisarios no estaban muy enterados de cuando debían utilizar, por ejemplo, las banderas amarillas. Dándose el caso de estar un coche cruzado en la pista y algún comisario tenía la bandera guardada a escasos metros del accidente.

Pero lo único realmente negativo del fin de semana no vino de parte de la organización, sino del público. Apenas estaba habilitada un 30% de la capacidad de aforo del circuito, y aun así las gradas abiertas se veían prácticamente vacías. Únicamente estaban llenas, y sólo el domingo, las de la tribuna de boxes que son para los equipos e invitados. Con el asequible precio de 10€ por persona para todo el fin de semana se podían ver 10 carreras y varias sesiones de entrenamiento, entre ellas las de la espectacular GP2 y los bólidos del Open GT. No todos los días se puede ver un Mosler, un Marcos, un GT3 RSR, un F430 y demás rodando al límite en un circuito conducidos, a veces, por pilotos de categoría internacional. Sin embargo parece que el público no responde a estos eventos. Y es que a 15 kilómetros del centro de Valencia, con un enorme parking, acceso por autovía, sin caravanas, precio asequible, multitud de servicios y actividades (que en eso sí estaba muy bien la organización de circuito) la falta de afición que aún lastra la competición automovilística en nuestro país no ayuda en absoluto a que se desarrollen equipos punteros con apoyo de las grandes empresas, una lástima. Dejémonos de Alonsismo por televisión y vayamos a los circuitos, que ahí sí se ve como son las carreras de verdad, las que crean afición.