Le Mans Classic, un paseo por el paddock

En su 8ª edición Le Mans Classic se consolida como una de las concentraciones de clásicos más importante a nivel mundial. Nuestros amigos de Rawfotosport estuvieron allí para hacernos una crónica y traer las mejores imágenes del evento.

Las 24 horas de Le Mans es, sin lugar a dudas, la competición automovilística más importante que hay. Desde su primera edición en 1932 el motivo de su celebración era el desarrollo tecnológico de los GTs que competían en ella, especialmente en fiabilidad. El durísimo trazado constituido por las carreteras locales que se cerraban al tráfico cada año contenía una recta de más de 5km, la Ligne Droite des Hunaudières, la más larga que se puede encontrar en un circuito, y numerosas frenadas desde velocidad máxima para afrontar curvas de segunda velocidad. El prestigio de la prueba y su dureza propició el desarrollo y el estreno de numerosas tecnologías que seguimos usando hoy en día, tales como los frenos de disco introducidos por Jaguar en 1953 o los faros halógenos que usaron Porsche y Ford a partir de 1974, pasando por los desarrollos aerodinámicos derivados de las altas velocidades en la recta y la necesidad de reducir el consumo durante las exigencias de la crisis del petróleo de los 70’.

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A lo largo de los años la prueba ha ido evolucionando para ajustarse a los tiempos, sobre todo a nivel de seguridad: la desaparición en 1972 de la peligrosa “Maison Blanche” a favor de la curva “Porsche”, la recta seccionada en tres tramos en 1990 para evitar velocidades máximas de más de 400Km/h, el bache del final de recta reducido en el año 2000 tras el vuelo del mercedes CLK GTR o la nueva chicane después del puente Dunlop en 2002 para evitar la antigua bajada “a tumba abierta”. Sin embargo uno de los hitos más destacables fue la supresión de la salida Le Mans, donde los pilotos corrían hasta sus coches atravesando la pista para poner los motores en marcha y situarse en la mejor posición posible de carrera, obviamente sin ajustarse los arneses… a partir de 1970 los pilotos salían desde la recta de tribunas y posteriormente la salida seria lanzada. Como curiosidad: el origen de la llave de contacto a la izquierda del volante en los Porsche 911 es facilitar el arranque y la inserción de la primera velocidad en la salida de Le Mans. Una prueba más de cómo ha influido esta competición en la historia del automóvil.

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Rememorar los años dorados de Le Mans no es tarea fácil, entre otros motivos debido a que el trazado largo de La Sharte no es permanente. Por eso, en los años pares, tras la celebración de la prueba y extendiendo un par de semanas el corte de las carreteras circundantes se celebra Le Mans Classic. Esta es la octava edición y más que una carrera es una fiesta del motor, donde los afortunados propietarios de los vehículos que protagonizaron las ediciones comprendidas entre 1923 y 1993 pueden volver a rodar sobre el trazado de más de 13 Km de las 24h. Múltiples actividades se dan lugar simultáneamente en el paddock, en el circuito y en los alrededores, haciendo muy difícil priorizar a qué eventos asistir. Cada año que vamos nos quedamos con la sensación de habernos perdido gran parte del evento ya que las cifras son apabullantes:

  • 550 coches en competición
  • 1000 pilotos (10 ganadores de la prueba entre ellos)
  • 500 coches representando a 180 clubes
  • 123.000 espectadores
  • Y muchas actividades: subastas, exhibición de transportes, aniversarios de marcas…

Desde España el viaje es fácil por carretera y se accede a la zona por autopista. Otra opción es volar hasta París y llegar a Le Mans en tren o en coche de alquiler. Sea cual sea la opción por la que nos decidamos el factor limitante será el alojamiento, que es conveniente reservarlo con casi un año de adelanto. Si no es el caso siempre podemos dormir en los alrededores, pero no esperéis encontrar algo a menos de 60Km del circuito, por lo que tendremos que enfrentarnos en cada desplazamiento a unos atascos monumentales y a encontrar plaza de aparcamiento. Otra opción para los menos remilgados es acampar en el camping del circuito en la más pura tradición de las 24 horas y así poder olvidarse del coche para poder disfrutar al 100% del acontecimiento. Este año el tráfico estaba especialmente complicado, según nos dijeron debido a las medidas de seguridad que se aplicaron por riesgo de ataque terrorista.

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Vamos a abordar el evento por partes, dedicando este primer artículo al paddock.

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Dada la gran extensión del circuito, el paddock abarca un área considerable y tardamos varias horas en poder recorrerlo, eso sin prestar mucha atención allí por donde pasamos. En función de la entrada que hayamos adquirido tendremos acceso a distintas zonas. Los recintos de acceso general son la zona de tiendas y la pradera reservada a los clubs. El siguiente nivel de acceso es la zona donde se encuentran los vehículos participantes, concurso de elegancia y subasta, mientras que la zona más privilegiada son las tribunas y el pit lane, además de los diversos “hospitalities” de los patrocinadores y zonas de catering.

Este año Le Mans nos sorprendió a todos por la total ausencia de lluvia. Realmente la echamos de menos, porque el calor era sofocante y castigó a espectadores, pilotos y mecánicas. Pese a los altos precios (7€ una cerveza) los restaurantes y chiringuitos estaban abarrotados e hicieron su Agosto en Julio.

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Una de las características más destacables de Le Mans Classic es la total interacción con el público. No sólo se acude a disfrutar de la carrera, es un acto de inmersión total en ambiente “vintage” y de competición. Para empezar hay unas “normas del correcto vestir”, que si bien no es obligatorio lo recomienda la organización: los pantalones vaqueros, shorts y sandalias están “mal vistos”. De hecho muchos asistentes llevan prendas de época para recrear en la medida de lo posible un ambiente a medida de los coches. Se respira glamour en cada esquina y se aprovecha cada oportunidad para poner notas pintorescas a nuestra estancia. Un diez para la organización.

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El tráfico es atendido por los agentes de la gendarmería local, con uniformes y vehículos antiguos conservados en perfecto estado. Los transportes dentro del circuito también están muy cuidados: Citroën 2CV para los VIP, VW combi para los pilotos y Jeep Willys militares para acudir a las curvas más alejadas de la recta de tribunas. La circulación de motos vintage es libre, por lo que hay multitud de Vespas, Bultacos, Yamahas y demás utilizadas por prensa e integrantes de equipos.

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Las carpas de los equipos están abiertas al público y podemos ver gran parte de los iconos de la prueba Gala desmontados para su mantenimiento, charlar con sus mecánicos e incluso con sus propietarios. En la mañana previa a la carrera también podemos dar una vuelta al circuito con uno de los muchos voluntarios allí presentes. Tras esperar una larga cola nos recogerá en el pit lane uno de los taxis del evento, que puede ser un “modesto” lotus Elise, un McLaren F1 GTR o incluso un Ford GT40 de los 60’…

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En el village hay multitud de tiendas de todo tipo, donde podemos encontrar la ropa adecuada para no desentonar con nuestro clásico, Rolex vintage, cascos personalizados o muebles hechos con piezas de coches históricos. Todas ellas tienen el denominador común de sus altos precios, acordes con la exclusividad de algunas piezas.

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Dispersos entre las tiendas de village encontramos muchas actividades paralelas, como el “concours d’elegance” en el que solo podían concursar vehículos participantes en alguna edición de las 24h o la exposición de transportes de competición, muchos de ellos portando el vehículo original que un día compitió en el circuito de La Sharte.

LMC2016-12La música nos acompaña allí donde vamos, bien sea en forma de banda de Rock, grupo de viento de Nueva Orleans, la banda de Majorettes o el inigualable rugido de un V8 bien afinado. Es un ambiente difícil de describir e irrepetible, fundamental para cualquier amante del automovilismo.

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Las marcas también aportan exposiciones monográficas al evento. Este año BMW montó una carpa por su centenario con sus modelos más emblemáticos y Ford rememoraba el 50 aniversario de la victoria de los GT40 en la prueba. Porsche rentabilizaba su reciente 18ª victoria y juntaba en su pabellón nada menos que a siete campeones de pasadas ediciones. Jaguar celebró una monomarca en la que podían participar sus modelos clásicos, exponiéndolos y realizando su mantenimiento en un recinto específico que atrajo la atención de muchos aficionados.

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En la subasta Artcurial Motorcars destacó el Porsche 935 carreras cliente que ha participado en tres ediciones de las 24h, que fue vendido por 1,3 millones de Euros. Más del 70% de los lotes se vendió, pero muchos de ellos cercanos al precio mínimo. Vimos bastante timidez por parte de los asistentes a la hora de pujar, no sabemos si por la incertidumbre económica mundial o por el sofocante calor que hacía en la carpa de la subasta.

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Otro de los grandes protagonistas son los clubes que se juntan en formación en la pradera, con mayor o menor apoyo de las marcas. A destacar la gran afluencia de Porsche y el despliegue de Renault donde, como otros años, pudimos ver y charlar un rato con Jean Ragnotti.

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En la próxima entrega nos adentraremos en los boxes y en el pit lane de este increíble evento.

Texto: Guillermo Martínez, Rawfotosport.

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7 comentarios en “Le Mans Classic, un paseo por el paddock”

  • arribi

    4 de agosto de 2016 a las 19:30

    Solo se me ocurre una palabra para describir esto (bueno, dos): envidia (mucha, muchísima) y babas (ídem). A ver si puedo asistir en alguna ocasión.

  • nachetetm

    7 de agosto de 2016 a las 09:50

    Es el evento automovilístico mundial al que más me apetece ir. Más incluso que la carrera «contemporánea». Allí estaré en 2018.

  • Antonio Molina

    8 de agosto de 2016 a las 13:09

    Debe ser una gozada estar rodeado de tanta máquina histórica haciendo nada más y nada menos que aquello para lo que fueron creadas.

    Por curiosidad, qué duración tienen las carrreras?

  • Staff

    Lasheras

    8 de agosto de 2016 a las 23:09

    ¡Vaya maravilla de evento!

    Enhorabuena por la forma de contarlo y por las bonitas fotos que acompañan el texto. Si antes de leer este artículo, Le Mans Classic ya era un «must» en mi lista de viajes, estas palabras sólo han servido para reafirmar algo que a nadie le pasa por alto: ¡en 2018 hay que ir a Le Mans Classic!

    ¡Deseando leer la siguiente entrega!

  • aj1090

    12 de agosto de 2016 a las 10:27

    Esto no se hace, que envidia jajajaja, esperando con ansia la segunda entrega. Se nota que el que fue se lo pasó como un niño.

  • Rawfotosport

    16 de agosto de 2016 a las 14:38

    @Antonio Molina: En la próxima entrega explicamos como se desarrolla la carrera. Paciencia y gracias por leernos.
    @Lasheras: Un evento fundamental. No os lo podéis perder en 2018!
    @aj1090: no lo sabes bien! Ya es mi tercera edición y cada vez voy con la misma ilusión.

  • DeAngelis

    23 de agosto de 2016 a las 16:48

    A mi me decepcionó bastante del Dress Code; allí que fui yo vestido para sufrir con el calor y demasiada poca gente iba respetándolo..

    Por supuesto fue la única nota negativa. Todo lo demás fue sencillamente espectacular, tal y como narrais!

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