En los últimos años, gracias a la facilidad para ver y seguir a nuestros ídolos (TV, Redes Sociales, revistas…) hemos podido presenciar una gran escalada de profesionalización del deporte entre los más pequeños de la familia.
Hace décadas, era habitual que las más altas esferas de los deportes en los que se exigía técnica, capacidad de trabajar bajo presión o medir riesgos que mal valorados podían acabar en tragedia, fueran llevados a cabo por hombres hechos y derechos.
A principios de milenio, los españoles dominábamos con mano de hierro una gran cantidad de deportes (F1, Moto GP, Tenis, Fútbol…), lo que propició que se fraguara un ideal deportivo en el subconsciente popular: mi hijo puede ser una estrella del deporte.
De este modo, todos conocemos a padres cuya obsesión era crear al próximo Nadal o tener un hijo que jugase en el Real Madrid. No seremos nosotros los que desaconsejemos seguir dicha honorable trayectoria, pero todo tiene sus inconvenientes: la inversión temporal, económica y de trabajo rara vez se encuentran recompensadas. Esto daría para otro artículo completo.
Por el lado bueno, la educación en valores como el esfuerzo, la superación o la ambición son fundamentales en un mundo cada vez más globalizado. Esto se refleja en cualquier espacio reservado al deporte. Te acercas un día al polideportivo de tu barrio y hay auténticos micos dando más toques al balón que Maradona, pistas de tenis con chavales invirtiendo todas sus tardes en tener un revés con un estilo superior al de Federer e incluso estaciones de ski con auténticos kamikazes sin miedo a nada y con un peto que pone “cuidado, soy pequeño” (¡C***ón, si bajas el doble de rápido que yo!).
Los futuros Alberto Tomba o Lindsay Vonn
Mirando a nuestro mundillo de las 4 ruedas pasa exactamente lo mismo, te acercas un sábado por la mañana al karting al que vas con tus amigos y ves a padres regañando a sus hijos por perder 2 décimas en el sector intermedio (y no digamos lo que supone acercarse a un campo de fútbol y ver a los simios progenitores berreando como si les fuera el mundial en ello), y por tu cabeza pasan por ese momento ideas encontradas:
- Maldito padre falto de empatía
- El chaval lo pasa mal, pero en unos años quizá lo agradezca
- ¿Estamos ante el próximo Alonso?
- Me atizaba un pepito de ternera en la cafetería, me ahorraba los 50 € de las tandas y la humillación de que me fundan unos críos. Al menos puedo contar mis historietas de abuelo cebolleta. En la barra del bar, nadie me gana.
Basta ver un documental de Carlos Sainz Jr. (o de cualquiera de sus colegas de profesión actuales) para darte cuenta de lo pronto que empezaron a darle gas. Por otro lado, aunque en estos documentales siempre «te venden» que X piloto venía de familia humilde y su padre empeñó todo para que su hijo corriera, lo cierto es que son verdades a medias.
Se necesita tanto dinero para competir y progresar en el mundo del motor que, de hecho, se podría decir que es uno de los deportes más dependiente de tu bolsillo (o el de otros, con suerte). Solo cuando ya estás en la cúspide cobras por pilotar; mientras llegas (si llegas), toca pagar millones de Euros (no, no exagero, millones). De ahí que haya tantos hijos de pilotos o grandes empresarios en las grandes categorías. No sé si el talento se hereda o no, pero el dinero desde luego sí.
Tú, lector, hoy ya no puedes pertenecer a ese grupo de mini-Nadales. Tu mente gira ahora en torno a facturas, madrugones y atascos a diario (quizá ahora teletrabajes. Enhorabuena, lo que iban a ser vacaciones pagadas en casa es ahora trabajar de sol a sol y un poco más) y, como mucho, unas risas con otros padres en los cumpleaños de tus hijos.
Por fin has madurado y ya te gusta más el pescado que la carne, pero esta no era la vida que se suponía que un tío con talento al volante como tú debía llevar. ¿Qué hubiera pasado si tú hubieras tenido las mismas oportunidades? ¿qué hubiera pasado si tu padre fuese el dueño de Tommy Hilfiger o hubiera ganado 2 campeonatos del mundo de rallies y el Dakar otras 4 veces?
Lo siento, nunca lo sabrás. Sin embargo, miras la cuenta corriente y, a pesar de la hecatombe mundial, ves que tienes algo de dinero ahorrado para ese capricho (un descapotable baratito, un reloj especial, ese viaje a ver las auroras boreales a bordo de un crucero por los fiordos noruegos…) y piensas entonces, ¿y si me pongo ahora, a mis 40 tacos, a correr?
Claro, pero ¿con qué empiezo, un kart, me pillo un zarrio y le doy a algún regional de tierra, me hago cursos de conducción en nieve?
Aquí lo ideal sería marcarnos una meta. No hace falta que seamos muy estrictos con nosotros mismos, podemos tener desde un objetivo muy concreto (ganar el campeonato gallego de rallyes de asfalto, poco probable por otro lado) hasta algo mucho más genérico (saber manejar un coche de cualquier tracción en cualquier superficie).
Asimismo, ¿vamos a hacerlo más por diversión, queremos realmente mirar gráficas de adquisición de datos delante de un ordenador para poder ganarle décimas al crono o quizá solo buscas un trofeo en una vitrina para poder decir que «eras piloto profesional, y de los buenos»?
Aquí os vamos a proponer una serie de ideas empezando desde lo más básico en términos económicos, hasta auténticas salvajadas si te toca la lotería, e intentando relacionarlas con la diversión, el aprendizaje que vas a extraer de ellas y lo que hemos llamado el «factor postureo», es decir, cuanto puedes fardar delante de tu familia y amigos.
Simuladores
No descubriré América si os digo que este es el primer paso de cualquier piloto que se precie; da igual que seas un novato o un experto en la materia. Con seguir a cualquier profesional en redes sociales (y más durante el confinamiento) habremos visto el despliegue de medios que tienen.
Si quieres competir aquí tienes nuestros detallados artículos sobre el tema (Parte 1 y Parte 2). Con ello te harás con los controles básicos, aprenderás a trazar, frenar, hacer trailbraking o a cerrar el hueco en pleno duelo de carrera; pilotarás sobre diferentes superficies y podrás experimentar comportamientos fundamentales del coche como el subviraje o sobreviraje.
Si eres bueno, puede que hasta llegues a competir contra pilotos PRO de tú a tú en algún campeonato nacional o internacional. La simulación tiene (casi) todo lo bueno de las carreras: emoción, tensión, público -on line, pero público- estrategia, buenos pilotos, set-up, necesidad de entrenar y mejorar para aspirar al podio, premios en dinero, patrocinadores potentes… Todo ello por una centésima parte de lo que te costaría hacerlo con esos mismos coches -suponiendo que te dejaran coger uno- en la vida real.
Por supuesto, no es lo mismo decir que te vas al aeropuerto para correr en Spa con un GT3 este fin de semana que decir que te quedas en casa para correr en Spa con un GT3 este fin de semana…No se puede tener todo y el factor postureo de la simulación, salvo que seas Lucas Ordoñez, es muy bajo. Incluso te pueden tachar de friki y destruir la poca reputación de piloto que tenías entre aquellos que no entienden tu pasión.
Si no te cabe un simulador en casa, siempre puedes encontrar salas de juego como las de nuestros amigos de Escudería Madrid en las que puedes desfogarte junto a tus amigos.
- Precio: 9/10 (siendo 0/10 la peor relación calidad precio y 10/10 de la mejor)
- Diversión: 8/10
- Aprendizaje: 8/10
- Factor postureo: 2/10
Karting
Dejando atrás el mundo virtual, empezamos con el olor a goma quemada (y a embrague y a aceite y a freno y a billetes…). Un kart será nuestro primer punto de contacto con la pista real.
En el mundo del karting podremos optar por múltiples niveles de desembolso económico, desde comprar un bono de 3 tandas con amigos (libres, clasificación y carrera) hasta correr el nacional o el europeo de karting. Eso sí, te lo advierto, el precio por temporada en el karting de alto nivel es tan caro como comprarte una casa.
Por supuesto, no hace falta llegar a esos extremos (eso se lo dejamos a aquellos cuys objetivo es llegar a la F1), pues lo cierto es que existen en España carreras y torneos amateur con karts de alquiler que ofrecen diversión, experiencia y adrenalina a precios muy contenidos. Eso sí, aunque tengas «manos», creeme que el nivel es muy alto y la victoria se paga cara.
Sin irnos muy lejos, hace algún tiempo el equipo 8000vueltas decidió hacer una carrera de resistencia de 3 horas,y, siendo todos gente rápida, solo pudimos pelear por la mitad de la tabla de entre casi 40 equipos. Aunque suena a paradoja, hay auténticos profesionales del karting amateur.
Si en vez de acudir con asiduidad al “kartódromo” te ronda la idea de adquirir algo que te satisfaga más que el tipico kart con motor de cortacésped Honda, con sus buenas marchas y su sonido a avispa esquizofrénica, entonces échale un vistazo a este enlace. Luego, MilAnuncios y Wallapop son tus amigos. Este «sencillo» aparato representa a la perfección las fuerzas que soporta un monoplaza con unas prestaciones muy superiores. Tanto es así, que habitualmente el kart se convierte en el modo de entreno de pilotos de F1.
Pero ojo, que no son baratos. Podemos estar hablando desde 1000 € por un Rotax 100 cc automático con unas cuantas (seguramente demasiadas) horas de vuelo, hasta cerca de 6.000 € por cacharros de segunda mano pero calidad y prestaciones profesionales; aunque siempre podemos encontrar gangas en pueblos tan apetecibles como Aznalcóllar, San Juan de Mozarrifar o Boo de Piélagos (cualquier excusa es buena para hacer turismo por la España profunda). Por cierto, en 2013 ya hablamos del tema en este sacro blog.
- Precio: variable, desde 8/10 la opción económica hasta 2/10 si nos metemos a saco en competición.
- Diversión: 8-9/10
- Aprendizaje: 8/10
- Factor postureo: desde 2/10 en karting amateur hasta 6/10 si compites en campeonatos profesionales.
Si estás demasiado mayor para los simuladores o el karting (algo totalmente entendible), lo que te queda es pasar a categorías teóricamente superiores -aunque como decíamos, el karting de alto nivel es hardcore puro -. Aunque antes de entrar en cualquier tipo de pista o circuito, nuestra recomendación es recibir algunas lecciones previas o experiencias de conducción, para asegurarnos de que por lo menos vamos por el sitio y de que no somos los culpables de una melé en la primera curva de tu primera carrera. Veamos cuales hay y en qué pueden ayudarnos.
Experiencias de conducción
Eso de los karts para niños pequeños te gusta, pero tú tienes más primaveras que Vivaldi, así que hemos preparado opciones “económicas” también para ti.
El entrecomillado lo pongo porque en cuanto te metes en coches a escala 1/1, el término “económico” se relativiza; es decir, todo es caro. Salvando gente como mi padre, que le mete 40.000 km anuales a su Serie 5 diésel, es muy rara la circunstancia en la que compensa el dinero que vamos a tener que gastar por ser los propietarios de un coche de carreras. La mejor opción suele ser «pagar por un asiento» o alquilar. Este factor se inclina más hacia tu lado cuanto más alta es la categoría, mientras que puede ser factible tener un SEAT Ibiza para correr un rally regional, desde luego no te compensa tener un GT3 para correr las Blancpain Series.
Volviendo al tema, uno de los mejores «caprichos» que te puedes pegar son los cursos de conducción. Los que ofrecen las marcas son un mix entre descubrir su excelente gama de productos y aprender (según el curso) técnicas de conducción segura o algo más avanzado (deportiva).
Luego están los que imparten numerosas escuelas más o menos independientes. Lo bueno de estos cursos es que te permiten ponerte en situaciones extremas pero reales bajo circunstancias controladas. Las hay muy enfocadas a la conducción segura, pero también (aunque hay que buscar algo más) las hay especializadas en perfeccionamiento de la conducción en circuito, tierra, rallyes….En las valoraciones veréis que mi puntuación sobre la diversión que obtienes es un 7 sobre 10.
Esto se debe a que, aunque la novedad de la actividad nos llama la atención, el objetivo de estos cursos se centra más en el aprendizaje que en el aspecto lúdico. Los instructores que nos acompañan nos llevarán al límite tanto de la máquina que estemos usando como al del conductor, pero siempre con un margen de seguridad para que el tema no se nos vaya de las manos (literalmente en algunos casos).
Pondremos a continuación ejemplos de todo tipo, ya que este apartado es de los más ricos en cuanto a variedad temática se refiere. Empezamos con algo básico, como los mismos organizadores indican en su web “está dirigido tanto a todos los conductores noveles que acaban de obtener su permiso de circulación, como a aquéllos que no conducen de forma habitual, llevan tiempo sin hacerlo o no se sienten seguros al volante”. Hablamos, por ejemplo, del “Curso de conducción segura esencial” del Circuito del Jarama, centrado en el análisis de factores de riesgo al volante y la práctica de diferentes situaciones de conducción, siempre usando los coches de su flota.
Para ir un paso más adelante, sacrificando un poco de aprendizaje por una mayor diversión, tenemos varios cursos de conducción deportiva. Nuestros favoritos, los de la gente de The Royal Experience, aprendiendo a derrapar con sus Westfield AeroRace. Molan los coches, los preliminares (Batak, karts eléctricos…), la experiencia, los instructores e incluso el precio, sin duda el parámetro más difícil de mejorar en todos estos planes.
¿Qué te has quedado con hambre de más porque acertaste 13 en la Quiniela, pero tampoco te da para el Ferrari en Rosso Corsa? No te preocupes, aquí hay más variedad que en la carta del chino. Te proponemos un par de marcas con un más que amplio catálogo de cursos de conducción. En primer lugar, nuestros amigos bávaros de BMW siempre se han caracterizado por su deportividad, hecho que se refleja en sus cursos; desde 1500 hasta 5500€, podemos rodar con la gama M de calle o irnos directamente a su M4 GT4, coche enfocado única y exclusivamente a circuitos.
Pero esto no acaba ahí, cursos de conducción eficiente, drifting, para chóferes, rutas por parajes icónicos… el abanico de posibilidades es astronómico. Si esto se te queda corto, pocas cosas mejores podrás encontrar sin tener que entrar en el mundo competitivo. Sin embargo, un plus de exclusividad lo podrás encontrar con la gente de Porsche y su Ice Experience en la remota Finlandia por 8.000€ o, si tienes 20.000€ que te quemen, siempre puedes irte a la Tasmania Travel Experience. Por ese dineral, y sabiendo lo bien que trabajan los alemanes, cualquier cosa que te contemos aquí se quedará corta…
- Precio: 6/10
- Diversión: 7/10
- Aprendizaje: 9/10
- Factor postureo: 6/10
Y hasta aquí la primera parte de esta entrega dedicada a convertirse en un piloto de carreras madurito, o también conocido como un gentleman driver.
Puede que estés tentado a pasar por alto los pasos de esta primera entrega, pero te garantizamos que para tener éxito en esta empresa, y ello no quiere decir ser campeón del mundo, sino ser bueno en tu categoría, sea cual sea y pasarlo bien, lo ideal es combinar estos tres mundos (simuladores, karting y experiencias de conducción) de forma regular.
En la segunda entrega repasaremos las opciones para competir que tenemos en función de nuestro presupuesto; desde algo tan sencillo como 1500 € hasta presupuestos ilimitados tanto dentro como fuera de España. ¡No te lo pierdas!
ToniExup
4 de diciembre de 2020 a las 13:51Buenas tardes.
Varias cosas:
1- Si alguien se inicia en el tema de tandas/competiciones del motor aunque sea a nivel aficionado y en su escala, el primer índice es el postureo…. mal vamos.
Eso sería caer de lleno en la figura del «pintamonas», y no hay nada más lamentable de ver en un circuito que la figura del «pintamonas» desplegando su estupidez a lo largo de toda una mañana en cualquier circuito de nuestra geografía.
2- Hombres Vs. niños en las carreras. Es complicado,aunque creo que la precocidad en los pilotos se nos está yendo de las manos – a los padres me refiero –
Qué sucede cuando un crío sólo compite desde los 5 años y a los 21 se queda sin patrocinadores y sin moto/coche para la temporada siguiente?
Siempre hay que tener previsto un plan B para cuando el chaval no llega, y no todos lo tienen. Eso sin contar que para esos niveles, te quedas sin hijo, ya que las horas y desplazamientos de circuito en circuito no son muy compatibles con una infancia «normal», y si esos temas los elige libremente y sin coacciones/frustraciones del padre, bien, pero como sea una pseudo imposición paterna, es cunato menos una acción punible.
3- Personalmente me gusta más la época en la que un piloto ganador tenía 35/45 años, experiencia y saber estar, pero claro, soy un tipo chapado a la antigua y que tiene ya tambien una edad…
4- Por último reconocer que sí, que cuando corro tandas en circuito, alguna vez me repasa algún niño de 14 años con moto de menor potencia y cilindrada, pero que no pasa nada, hay que aceptar estas cosas con deportividad, faltaría más, es más, luego me tomo una cervecita bien fría en el bar del circuito, y hasta me río.
Por cierto, si el niño me pasa en curva, luego no le devuelvo la pasada en la recta por motor, eso es de nenaza…
Pues de momento, nada más que decir…
Saludos cordiales
Fr
7 de diciembre de 2020 a las 19:46Saludos, buen artículo, me hizo gracia la cara amorfa del tipo bmw de New york. 2. y en la f1 un comentario gracioso de un periodista «pero que vida mas triste debe ser la de Bottas», al ser adelantado por Sainz Jr. 3. Miro de reojo las novedades y veo al toyota de 3 cilindros de 270 cv, gracias ni regalado. 4. Hace tiempo que sigo blogs del motor y los motores de 3 cilindros sean la marca que sea ni regalados, ni el nuevo fiesta st 1.5. 5. Ya compré hace un par de años mi pequeño gti japonés 1.4, 4 cilindros, de 149 cv » según una prestigiosa revista» y par motor 24.8 mkg de par, 979 kilos de peso. Ya soy feliz, no me hace falta el circuito.
Juanjo
9 de diciembre de 2020 a las 21:20Genial artículo, como siempre vaya. No obstante:
1 – En la parte del karting, echo de menos las competiciones de club. A nivel de coste, se posicionan entre los karts de alquiler y las competiciones oficiales regionales. Suelen ser competiciones «monomarca». Todos los pilotos compiten con su propio kart y todos los karts son iguales, mismo chasis, motor, neumáticos, etc. Son competiciones serias, con un nivel de pilotaje muy alto y donde las cosas se hacen bien. Posiblemente la mejor de españa sea la F400 Sirocco, en la que yo mismo pude competir durante unos pocos años. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Apredes a pilotar, a competir, a comportarte en pista, algo de macánica, algo de setup… es fascinante.
Si queréis ver un poco a qué me refiero –> http://www.siroccoseries.com/
2 – Para los que ya no aguantamos un kart de competición (aunque sea de «sólo» 20cv) durante más de una vuelta y que no tenemos dinero para costearnos una participación en algo más pro, la opción de participar en pruebas de resistencia amateur con turismos antiguos y preparados, me parece muy digna y apropiada. De hecho, vosotros mismos organizáis las 24h Experience y yo estoy apuntado para las próximas (Marzo 2021, espero). Desde luego no saltaremos de las tandas de 24h al mundial de turismos… pero, no lo nombráis como una opción en el artículo y me llama la atención. ¿lo reserváis para la próxima entrega? ¿O es que existe alguna opción mejor para competir pasados los 40 sin arruinarse?
Gracias;
Juanjo.
Cómo convertirte en piloto (si se te ha pasado el arroz). Parte 2. – 8000vueltas.com
16 de diciembre de 2020 a las 15:06[…] ya venías calentito de la primera parte de nuestra humilde guía, agárrate al asiento porque vienen curvas. Quien dice curvas dice agujeros en la cuenta y […]
Carlos Soteras
24 de diciembre de 2020 a las 12:17@Toni Exup
No puedo estar más de acuerdo con tus 4 puntos.
Siento no haber podido cubrir todas esas consideraciones que apuntas pero, desde luego, dan para otra entrada aparte.
@Fr
Eres un grande, me gusta tu estilo Pibedale.
@Juanjo
Muy buen aporte, lo anoto para echarle un vistazo en profundidad.
Respecto a lo que comentas, confío en que la segunda parte de esta guía (que acabamos de sacar) satisfaga tus preguntas.
Juanjo
30 de diciembre de 2020 a las 01:51@Carlos Soteras
La segunda parte satisfizo mis inquietudes :-)
Un millón de gracias!
Slds;
Juanjo.