Tras la primera parte de este monográfico dedicado a la Targa Florio, vamos con la segunda.
El parón por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) dejó al mundo sin carreras y la Targa no renacería hasta el año 1919, a pesar de que media Europa aún estaba recomponiéndose del conflicto. Florio tuvo que convencer a sus amigos de L’Auto de nuevo para que le ayudasen a promocionar la carrera. A continuación, fue personalmente fabricante a fabricante tratando de convencerles para que corrieran. En Peugeot sólo tenían un coche de carreras antiguo que había servido para transportar a los oficiales durante la guerra apodado cariñosamente “Bella Helena”. Florio no dudó en convencerles de que debían correr con aquel destartalado coche. Situaciones parecidas se dieron con muchos otros constructores, pero Florio no se rindió.
El nuevo recorrido para la Targa de 1919 se denominaría el “Medio Circuito delle Madonie”, con 108km de recorrido y cuatro vueltas para un total de 432km.
La prueba no se realizaría por diversos problemas hasta Noviembre, en vez de en plena primavera. Además, el “Grande Circuito delle Madonie” se redujo en un tercio de su recorrido, dando lugar al “Medio Circuito delle Madonie”, quedándose en un tercio del recorrido original: 108km. El número de vueltas pasó de tres a cuatro. Se construyeron gradas en la zona de salida, a pocos kilómetros del pueblo de Cerda, dando lugar a la que luego sería conocida como Floriopolis.
La carrera en su edición de 1919 fue ganada por el coche por el que tan poco daban sus propios creadores, conducido por André Boillot. Se trataba del Peugeot “Bella Helena”, con el que tanto les insistió Florio que inscribieran en la prueba. En ese misma edición debutaba en la Targa, y sólo con una carrera a sus espaldas, un jovencísimo Enzo Ferrari (con tan solo 21 años) al volante de un CMN, llegando en 9º puesto, aunque fuera del tiempo límite mínimo establecido por la organización.
La primera carrera de la post-guerra (1919) fue ganada por un vetusto Peugeot apodado “Bella Helena” conducido por André Boillot.
Aquí tenemos la primera participación en la Targa del que sería uno de los hombres más influyentes en la historia del automovilismo, Enzo Ferrari. Su CMN llegó en noveno lugar, pero al superar el tiempo límite posteriormente contaría como no clasificado, aunque CMN se apresuró a publicitar este cartel, promoviendo su tercera plaza en su categoría.
En 1920 un fuego quemó todas las gradas de Floriopolis, pero Florio aprovechó para construir unas instalaciones aún mejores. La carrera, durísima, fue entera pasada por agua, dejando la pista hecha un barro fangoso. La ganó de nuevo Guido Meregalli al volante de un coche fabricado por Felice Nazzaro del mismo nombre y en segundo lugar se situaría Enzo Ferrari a bordo de un Alfa Romeo.
El equipo oficial de Alfa Romeo: coche número dos Alfa Romeo 1914 GP para Campari (no terminó), coche dorsal número catorce Alfa Romeo 20/30HP Corsa para Enzo Ferrari y su mecánico, Conti, y la montura con el 17, un modelo 40/60HP para Baldoni.
Aquí podemos apreciar la extrema dureza que ofreció la décima edición de la Targa, a causa de la lluvia. Las carreteras se convirtieron en un infierno de fango para los vehículos y los participantes.
Finalmente, el triunfo iría a las manos de Guido Meregalli al volante de su Nazzaro, coche construido por el mismo hombre que ya había ganado en otras ediciones de la Targa. Aquí vemos a Meregalli cambiando un neumático en plena prueba.
Otra imagen muy conocida de Enzo Ferrari en la Targa de ese año.
Al año siguiente (1921) los líderes terminaron a muy pocos minutos de diferencia entre sí, lo que la hizo muy interesante, yendo a parar al final en manos del Conde Giulio Masetti con su FIAT por delante del Mercedes de Max Sailer.
El ganador de 1921 era el Conde Giulio Masetti, al volante de un FIAT.
La Escuadra Corse Alfa-Romeo, compuesta por los pilotos Sivocci (#21), Ferrari (#20) y Campari (#34).
Ugo Sivocci acabó en cuarto lugar.
La Escudería Alfa Romeo. Sivocci quedaría cuarto por detrás de Campari, también con un Alfa Romeo, y por delante de Ferrari con otro Alfa, idéntico al suyo.
Parecía que habíamos vuelto a los glamurosos tiempos de 1907 para la prueba de 1922. Grandes nombres tanto en los pilotos (Campari, Ascari, Ferrari, Sailer, Biaggio Nazzaro -el sobrino de Felice- y un joven Alfred Neubauer, que años después sería jefe del equipo deportivo de Mercedes-Benz –curiosamente copilotado por Ferry Porsche, hijo del director del equipo deportivo de Austro Daimler, entonces, Ferdinand Porsche-) como en los fabricantes (Mercedes, Alfa Romeo, FIAT, Ballot, Itala); traían recuerdos de tiempos mejores.
El equipo Austro Daimler presenta sus coches para la prueba de 1922 con una formación muy fuerte, encabezada por el coche de (en unos años, el jefe deportivo de Mercedes-Benz) Alfred Neubauer, copilotado por el hijo del Dr. Ferdinand Porsche, el joven Ferry. El Dr. Porsche era además el director deportivo de este equipo.
Radiografía del Austro Daimler.
Alfred Neubauer y su copiloto Auer Georg al volante de su Austro Daimler “Sascha”. Justo encima del número 6 podemos ver con boina a Ferdinand Porsche, jefe del equipo deportivo de Austro Daimler en esta época. El “Sascha” era un coche de carreras pequeño de 4 cilindros con una cilindrada de 1,1 litros. Fue diseñado para una rica familia austriaca y para el cineasta Sascha Kolowrat. «Sascha» se hizo con el primer y segundo lugar en su categoría en la Targa Florio. La «Gazetta dello Sport» declaraba: «Hasta hace muy poco nadie hubiera imaginado posible alcanzar tales velocidades máximas y durabilidad con un motor de 4 cilindros que pertenecen a la categoría de coches más pequeños.»
Esta edición, como todas las anteriores, empezaba con los participantes saliendo en intervalos de tiempo distintos. La prueba comenzó con la salida de los Mercedes 6/40/65 de Sailer y Werner. A continuación, Masetti también con Mercedes, salió de Cerda como si le fuera la vida en ello, alcanzando a Werner al poco rato. El alemán perdió momentáneamente el control de su vehículo en una curva traicionera y Masetti aprovechó para adelantarlo. Su objetivo era ahora Sailer.
El Conde Giulio Masetti volaba con su Mercedes 4.5litros sobre las carreteras sicilianas en la Targa de 1922 para dar caza a sus rivales.
No habían terminado la primera vuelta cuando el mecánico de Sailer vio que por detrás les alcanzaba otro coche. “Es el coche número 40. ¡Sí, es el Mercedes de Masetti!”. Enfurecido, Sailer entró en la larga recta de Bonfornello y aceleró a todo lo que su coche daba, que debía de ser cerca de los 200km/h (no me quiero imaginar el miedo que podía suponer ir en esos coches, por esas carreteras sin asfaltar a esas velocidades). Al final de la recta miró para atrás, pero el italiano seguía pegado detrás de él. Al terminar la primera vuelta, el alemán paró el crono en 1h 44’ 7’’. Masetti lo rebajó hasta 1h 39’ 44’’. En cuanto el comentarista lo anunció, las tribunas estallaron en vítores animando a su piloto local.
El Mercedes 6/40/65 de 1922 era un coche revolucionario para su tiempo, siendo además el primer coche con compresor de Mercedes. Aquí vemos la montura de Paul Scheef.
Pero la carrera no acababa ahí. Aún quedaban tres vueltas y el francés Jules Goux también quería su parte del pastel. En una sensacional segunda vuelta les arrebató el liderazgo a los dos miembros del equipo Mercedes. Masetti no se quedó de brazos cruzados y siguió apretando el ritmo para acercarse al francés, aun sin poder adelantar a su compañero de equipo, pero por delante de él en los tiempos.
Max Sailer apoyado en su Mercedes, acompañado de Florio, volvió a ser superado en la Targa por sus compañeros de equipo.
A poco de terminar la segunda vuelta, su mecánico notó un ruido en el motor, del que Masetti hizo caso omiso y decidió continuar. Al poco rato, la tapa del motor se levantó, dejando al Conde sin visibilidad y obligándole a parar en uno de los pits reglamentarios. Los mecánicos del equipo Mercedes le arreglaron el cinturón que impide que la compuerta se abra, le cargaron de combustible, cambiaron las ruedas y volvió a pista rápidamente en un mar de aplausos del entregado público. Había perdido unos críticos cinco minutos.
Jules Goux en su Ballot 2LS peleaba duro con Masetti por la victoria desde la segunda vuelta.
El “León de la Madonie”, como le habían apodado a Masetti por su tremendo coraje en las anteriores Targas, se entregó de tal forma que literalmente lanzaba su coche en las curvas con absoluto desdén por su vida y la de su mecánico, alcanzando a Sailer de nuevo y quedándose a sólo dos minutos de Goux, aún líder de la prueba.
Masetti en una parada inesperada que le hizo perder un tiempo que no tenía si quería aspirar a la victoria.
Al comienzo de la última vuelta, Masetti seguía acercándose al francés. Y el Ballot empezó a acusar el desgaste de una prueba tan dura. Sus neumáticos traseros estaban en las últimas, lo que hacía que el coche tendiese a sobrevirar –girar sobre sí mismo- en las curvas. Goux no estaba dispuesto a perder, sólo quedaba el pueblo de Campofelice y después la larga recta de Bonfornello. Sus ruedas le costarían caro en un trompo en el que tendría una salida de pista sin consecuencias aparentes. Rápidamente continuaron en la carrera, pero los frenos no respondían. Goux, encendido de furia, apenas pudo mantener el coche en la pista sin frenos. Se vio obligado a jugársela usando el freno de mano. Hubiera perdido la vida por no dejarse ganar, así que siguió conduciendo sin ningún instinto de conservación, a toda la velocidad que su Ballot podía alcanzar en la recta de Bonfornello. Finalmente, subió la cuesta que lleva a Floriopolis y cruzó volando el cartel de la meta.
Enzo Ferrari volvía a correr sin mucho éxito en la Targa de 1922 logrando un discreto 16º puesto en su Alfa Romeo ES.
Los miembros del equipo Mercedes no podían aguantar más la espera. Cualquiera de sus dos pilotos tenían posibilidades de alcanzar a Goux si llegaban a tiempo. Masetti sobre todo. Al rato, un petardo anunciaba la llegada de un coche por la recta de Bonfornello. Toda la grada y equipos miraban a lo lejos de las curvas que precedían la meta. De lejos parecía que se escuchaba un ruido de motor. A continuación un radiador asomó con el número 40 pintado en letras blancas. ¡Era Masetti! Los mecánicos, el público, todos vitorearon la llegada del “León de la Madonie”. Había ganado la Targa, de nuevo, por delante de Goux y Sailer. Vincenzo Florio y el propio Goux fueron corriendo a felicitarle. Gracias a esta victoria, Masetti se convirtió en un héroe para toda Sicilia.
En esta preciosa instantánea del paisaje siciliano vemos el Ballot 2LS de Giulio Foresti que terminó en tercer lugar.
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redbullet
17 de mayo de 2011 a las 12:19Estos artículos que nos llevan a otros tiempos que no hemos vivido me entusiasman, ver cómo competían con aquellos medios, por aquellas pistas…. puf! si ir a 120 por una carretera sin asfaltar te ves flotando sobre la tierra/grava… a casi 200 por hora no me lo puedo imaginar!!
Muchas gracias, ¿habrá una tercera entrega?
delarosa
17 de mayo de 2011 a las 13:11@redbullet
Habrá tercera, cuarta y quinta a este paso. El especial recogerá todas las épocas de la Targa Florio, será un reportaje sin precedentes en español.
Saludos
Targa Florio 1965, Mountain legend - 8000vueltas.com
17 de mayo de 2011 a las 13:16[…] Parte 2: Targa Florio, primeros héroes […]
Ángel Martín
18 de mayo de 2011 a las 03:23Esos coches por pistas de tierra a 200 Km/h deben ser prácticamente inconducibles. Esos pilotos eran aunténticos héroes, hombres de verdad.
Stradale33
23 de mayo de 2011 a las 20:37¿No hay más partes? Estamos esperándolas ansiosos.
Este especial lo pienso guardar para releerlo otras veces, ¿lo sacaréis en PDF?
Doc
27 de mayo de 2011 a las 18:12Excelente labor de documentación la que se ha llevado a cabo para elaborar este artículo. Mi enhorabuena por la pasión y entusiasmo que desprende. Sin duda, aquellos pilotos eran unos aventureros…
Esperamos ansiosos la siguiente entrega.