Frases para el recuerdo, 5

Soy estricto con mis hijos. No quiero que se encariñen conmigo, ya que algún día puede que no vuelva a casa.

Antonio Ascari

Antonio Ascari corrió en una época en la que realmente se jugaban la vida, no a 300 km/h como tantas veces dice un famoso periodista de las actuales carreras de F1; aquellas carreras eran un autentico desafío a la vida. Las medidas de seguridad, ya no es que fueran ridículas, si no que brillaban por su ausencia total. ¿Pero a alguno de aquellos memorables pilotos le importaba? Simplemente se subían al coche y luchaban por ser el más rápido, el número uno.

Definitivamente, eran otros tiempos.

Desgraciadamente Antonio sabía muy bien de lo que hablaba, la frase salió de su boca gratuitamente. Terriblemente el 26 de Julio de 1925, durante el Gran Premio de ACF en el circuito de Montlhery, la frase tomó el tinte más dramático de los posibles. Perdió el control de su Alfa Romero P2 con el dorsal número 8, un auténtico pura sangre de la época con 750 kilos y un motor de 2 litros y 140 cv, y no pudo hacer nada por evitar el accidente. Antonio ese día no volvería a casa.

No sé si su hijo Alberto llegó a encariñarse con su padre ya que apenas contaba siete años de edad en el momento del fatal accidente de su padre, pero sí que heredó la pasión que compartían, los coches y las carreras. Actualmente siguen compartiendo tal pasión, puesto que descansan juntos en el Cimitero Monumentale de Milán.

Para conocer algo mejor a Antonio, quién mejor que Enzo Ferrari, otro genio de la época, quien dedicó unas entrañables palabras a Antonio en el libro “Piloti, che gente…”:

Conocí a Antonio Ascari en Milán en 1920. Era un joven de estatura no muy alta pero de constitución atlética, rubio, elegante, dotado de gran capacidad para los negocios. Ya entonces, de hecho, se ocupaba del comercio de automóviles. Tenía una compañía con la que preparaba las primeros coches de carreras de aquellos años y, entre ellos, su Fiat Gran Premio 4500 de 1914, que le había dado su primera victoria de la posguerra en la Parma-Poggio di Berceto de 1919. Su año dorado fue 1924. De entre sus muchos éxitos aquel año lo recuerdo vencedor en Cremona y recordman de los diez kilómetros lanzados… y después triunfante dominador del Gran Premio de Italia en Monza.

Antonio entró enseguida en el grupo de personas que orientaba la producción de Alfa Romeo e incluso se convirtió en su representante general para la Lombardía. Fue precisamente bajo su empuje innovador como se llegó a la construcción de los ES sport que dieron a la casa milanesa sus primeros éxitos y la primera notoriedad comercial. Nosotros lo llamábamos afectuosamente «el maestro», y yo debo reconocer que mi vocación, no tanto de piloto, comerciante o futuro director de escudería, sino de empresario, en aquel ambiente apasionante fue debida en gran parte a su ejemplo.

Antonio tenía un carácter fortísimo, era un hombre tremendamente activo y de verdadero coraje. Incluso había estado en Brasil con dos de sus hermanos para construir un ferrocarril. Pero además era también un padre y un marido ejemplar y un hombre de grata compañía. Generoso en todos los sentidos e incluso humilde cuando era necesario. No había completado muchos estudios pero poseía una notable erudición; sin embargo, si algún problema técnico lo superaba y no lograba resolverlo, no temía recurrir al consejo y la sugerencia de cuantos consideraba que sabían más que él.

Como piloto, Antonio Ascari era extremadamente audaz y de temperamento improvisador; un garibaldino, como nosotros llamábamos a ese tipo de corredores que anteponen el coraje y la carga emotiva al estudio escrupuloso del recorrido, que variaba las trazadas en cada ocasión buscando giro tras giro acercarse lo más posible a los límites extremos de adherencia. Recuerdo a propósito de esto un episodio significativo: durante el Gran Premio de Italia de 1924 en Monza, el creador del circuito y director de la carrera, Arturo Mercanti, envió al box de Alfa Romeo este mensaje urgente:

«Si Ascari continua haciendo la curva grande y la curveta de modo peligroso para él y para los otros, me veré obligado a pararlo».

De hecho Antonio Ascari derrapaba cada vez más ostensiblemente a la salida de la curveta porque a cada vuelta intentaba recorrer aquel segmento de curva a velocidad creciente.

Aquel compañero de carreras al que dedicaba esas líneas Enzo, Antonio, murió al año siguiente en Montlhery cuando estaba demostrando una vez más su valor sobre una roja Alfa Romeo.

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8 comentarios en “Frases para el recuerdo, 5”

  • atam

    16 de abril de 2010 a las 00:09

    Un piloto de los de antes, y uno de los grandes.

  • Xavih

    16 de abril de 2010 a las 13:43

    Descanse en paz..sobre este fatal tema me vienen a la cabeza varias frases celebres:
    «Una vez que se conoce el peligro, no se puede vivir sin él».
    (David Purley)
    «Me faltó fortuna para ganar un gran premio, pero la tuve para retirarme vivo.
    (Chris Amon)
    Antes había una forma natural de eliminar pilotos, ya que morían uno o dos por año.
    (Bernie Ecclestone)
    En las carreras no hay lugar para las lágrimas. Siguen a pesar de las tragedias.
    (Francois Cevert)
    Los pilotos de la década del cincuenta eran más solidarios porque había tres muertos por año.
    (Tony Brooks)
    ¿Tu papá es piloto? ¿Cuándo se va a matar? Le preguntaban a mis hijos en la escuela.
    (Jackie Stewart)
    La pasión por correr nos hace olvidar los riesgos.
    (Luigi Villoresi)

  • Staff

    Lasheras

    16 de abril de 2010 a las 18:57

    Lo ley el primer día que se publicó pero no he tendio tiempo de comentar. ¡Gran artículo Carlos! Como suele decirse: las estrellas que más intensamente brillan son también las más fugaces.

    @Xavih

    El tío Bernie tan frivolo cómo siempre, no le importaría perder un par de pilotos por año si eso multiplicara por dos las audiencias y aumentara la rotación de estrellas. Lo que iban a ganar en merchandising…

    Salu2

  • Staff

    Lasheras

    16 de abril de 2010 a las 19:03

    Madre mía, cómo se nota que estamos a Viernes. Obviamente «Lo leí», no «lo ley» :)

  • 599

    16 de abril de 2010 a las 21:06

    no, si descansar en paz, descansa desde 1925.
    Esos eran los troncomovil de los picapiedra, mira que eran toscos y peligrosos

  • Amy

    18 de abril de 2010 a las 22:42

    Descanse en paz..sobre este fatal tema me vienen a la cabeza varias frases celebres:
    «Una vez que se conoce el peligro, no se puede vivir sin él».
    (David Purley)
    «Me faltó fortuna para ganar un gran premio, pero la tuve para retirarme vivo.
    (Chris Amon)
    Antes había una forma natural de eliminar pilotos, ya que morían uno o dos por año.
    (Bernie Ecclestone)
    En las carreras no hay lugar para las lágrimas. Siguen a pesar de las tragedias.
    (Francois Cevert)
    Los pilotos de la década del cincuenta eran más solidarios porque había tres muertos por año.
    (Tony Brooks)
    ¿Tu papá es piloto? ¿Cuándo se va a matar? Le preguntaban a mis hijos en la escuela.
    (Jackie Stewart)
    La pasión por correr nos hace olvidar los riesgos.
    (Luigi Villoresi)

  • WAC.

    9 de noviembre de 2011 a las 01:37

    Auqella foto de 1947 es Alberto Ascari, hijo de Antonio.

  • Los blogs de coches - Hablemos de coches

    9 de diciembre de 2020 a las 00:46

    […] Aún recuerdo la primera vez que oí hablar de ellos. Fue por un artículo sobre Antonio Ascari que puedes leer aquí. […]

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