El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española define el término MITO como “cosa rodeada de extraordinaria estima”.
Entendiendo que los automóviles son sólo cosas – lo que es mucho pedirnos – pocas cosas hay tan míticas en el mundo del automóvil como el Mercedes 300 SL.
Efectivamente, el 300 SL es uno de los Mercedes que más hicieron por el muy sólido prestigio de la marca y, también, uno de los más míticos, si no el más. Lo es tanto como un Porsche 911 – que vive triunfante desde 1963 -, o tanto como un Lamborghini Miura – que eclipsó a los Ferrari de su tiempo -, o tanto como el Ford T – que motorizó al mundo -, o tanto como el Citroen Traction (en España los Citroen 11 y 15) – que popularizó la hoy ubicua tracción delantera -, o incluso tan mítico como el inspirador de casi todos los coches actuales, el genial Mini.
Al lado de todos ellos, el Mercedes 300 SL tiene su lugar en el muy restringido Olimpo de los mitos del automóvil, al menos por 7 fundadas razones:
1. Fue el deportivo más triunfante de su tiempo. (Ganó la Panamericana, la Mille Miglia, el GP de Suecia, la Copa Dolomitas, el Rallye Lieja-Roma-Lieja, etc.).
2. Fue el Mercedes más apetecible de su época, a pesar de su elevado precio y a pesar, muy a pesar, de que fueron sólo 1.400 las unidades fabricadas hasta que, en 1957, le sucedió la versión cabriolet. (en concreto, las 146 primeras unidades del 300 SL se construyeron en 1954; 867 fueron construidas en 1955; 311 en 1956, y 76 en 1957).
3. Fue la objetivación del resurgir de Alemania y de la Mercedes. (Es elocuente que el país perdedor de la Segunda Guerra Mundial tuviese la capacidad de engendrar semejante monumento estilístico y tecnológico sólo 7 años después de que ese país y las instalaciones de la marca fuesen prácticamente devastadas).
4. Fue, y es, y será el sueño – posible o imposible – de muchos aficionados al automóvil. (Se cotiza hoy un ejemplar en torno a los 500.000 euros, en el caso de encontrar uno a la venta….y tras verificar su autenticidad).
5. Fue el deportivo potente más realista y utilizable de su tiempo. (A las pruebas de su época – más abajo aludidas – nos remitimos).
6. Es, y será, una lección de estilo y de tecnología. (¿Quién puede dudarlo?).
7. Es uno de los automóviles más caracterizados y personales de la historia por causa de sus puertas en “alas de gaviota”, impuestas por la necesidad de hacer su carrocería lo más rígida posible. (Pocos coches hay con mayor personalidad que el 300 SL por tal motivo).
Como es de suponer, ante tan conspicuo personaje, sobre este monumento de la historia del automóvil, prácticamente todo está ya dicho.
De cualquier modo, hay que recordar que derivaba del legendario 300 “Adenauer” – la berlina lujosa de la Casa, que usaba Conrad Adenauer, el antecesor de la señora Merkel, un hombre que gobernó, ¡ y cómo ¡, a la República Federal alemana desde sus 75 años hasta que cumplió 89 -, coche, el Mercedes 300, con el que Mercedes había retomado, desde abril de 1951, la senda de aquellos imponentes 770 que ya usaban Hitler y Azaña antes de la Guerra Mundial y coche que usaba el canciller, es decir Herr Adenauer, el político que lideró la nueva Alemania que en unos años pasó de la mayor destrucción a la máxima prosperidad.
Con el motor del Adenauer y su chasis – sin partir de una ilimitada hoja en blanco – sus diseñadores crearon un automóvil capaz de no desmerecer en el recuerdo de los fabulosos SSK, 500 K y 540 K.
El fruto de tal creación fue anunciado en febrero de 1952 y fueron inmediatas y arrasadoras sus hazañas deportivas. Tales éxitos motivaron que el estadounidense Mr. Hoffman – el importador de cuantas maravillas automovilísticas rodaban por el mundo – convenciera a la acreditada Mercedes Benz de la necesidad de adecuar el 300 SL al uso cuotidiano, y así comercializarlo.
Hecho ésto, se presentó su prototipo en el Salón de Nueva York de febrero de 1954, junto con el también prototipo del futuro 190 SL. Se comenzó su comercialización prácticamente en 1955, vendiéndose en el mercado USA 1.100 de los 1.400 fabricados.
Las características más notables del 300 SL, según su fabricante, son éstas:
- Motor de 6 cilindros en línea de 2996 cc con inyrección directa Bosch, entregando 215 cv din a 5800 rpm con
- Caja de cambios de 4 velocidades sincronizadas
- Frenos de tambor
- Suspensión delantera independiente y trasera de semiejes oscilantes
- Dimensiones: 4,52 metros de largo, 1,97 de ancho y 1,30 de alto con un peso de 1160 kg, lo que da una relación peso potencia de 5,4 kg/cv din y una velocidad máxima de 260 km /h
En 1955 un Mercedes 300 SL valía en USA 7.463 $, el doble que un Jaguar XK 140 (3.450 $), o la mitad que un Ferrari 250 Europa (13.890 $). Costaba, aproximadamente también, dos veces más que un lujoso Cadillac (3.977 $) o que el Porsche Speedster (2.995 $), y unas dos veces menos que un Bentley S 1 ( 12.000 $) o que un Pegaso Z 102 B 2.8 (18.000 $).
En el mercado suizo, donde las importaciones eran libres, en 1956 su coste era de 33.500 francos suizos, coste inferior al de un Aston Martín DB 2.4 o al de cualquier Ferrari, marca cuyo modelo 410 America lo doblaba en precio. Como comparación, un recién presentado Rolls Royce Silver Cloud costaba 51.500, el novísimo y revolucionario Citroen DS 19 recien llegado al mercado costaba 13.400 francos y, por ejemplo, la berlina de lujo más ansiada, el Mercedes 220, valía 16.900 francos suizos, el triple que un Volkswagen escarabajo.
Lo que los americanos pensaban del Mercedes 300 SL lo recoge la revista Mecánica Popular en su número de marzo de 1956, donde encuestan a 100 dueños de este modelo. Se encuentran, para empezar, que el 300 SL bate todos los récords de satisfacción en las encuestas que viene realizando esta revista, ya que nunca se había visto que el 99% de los dueños de un coche lo hubiesen considerado excelente. Sólo uno de los cien lo tildaba de bueno a secas; identificado éste como “un propietario de New Jersey”, describía así a su coche: ”Su estilo es elegante. Tiene buen pique y su suspensión es maravillosa aun sobre caminos resbaladizos. He tenido dificultades con los cierres de las puertas. El aceite salpica sobre el motor. He experimentado problemas con la alineación de las ruedas. Los frenos son peligrosos cuando están mojados. Muchas cosas pequeñas parecen dar dolores de cabeza, entre ellas el calefactor, que no es lo bastante eficiente en invierno”. A su lado, un químico de Florida escribía: “El mejor automóvil del mundo, sin excluir marca alguna”. Un banquero de Nueva York sentenciaba: ”Es una revelación poseer una máquina tan silenciosa, capaz de transformarse en un antílope cuando Ud. quiere velocidad”. Un médico de Ohio aseveraba: ”Divinamente bien fabricado” y, finalmente, un industrial de Nevada pronosticaba con acierto: ”Su estilo será moderno por años y años”. En resumidas cuentas, los 100 afortunados propietarios encuestados en Mecánica Popular señalaban que el rendimiento del 300 SL, su manejo, su estabilidad, su confort, la calidad de su construcción, su estilo, su motor silencioso y sus frenos eran, en conjunto, las características que más apreciaban de su coche.
En cuanto a quejas – expresadas con mucho menor énfasis -, éstas se referían a su dificultad para entrar en él, a sus ventanillas fijas, al servicio del concesionario, a los frenos en mojado y al poco espacio del maletero. El probador de Mecánica Popular – Floyd Clymer – destaca tras la prueba del 300 SL, que lo cronometró a 220 km/h y que su consumo osciló entre los 11 y los 12,5 litros cada 100 km, por lo que califica a éste de sorprendentemente bajo. Dicho probador alaba las cualidades de manejo del coche, que considera incomparables, y dice que las sensaciones que transmite su conducción son similares a las que se experimentan al montar una poderosa moto de carreras. En lo relativo a la mecánica, frenos, dirección y suspensión, sale muy bien parado el coche, igualmente, y el mayor defecto que le señala el probador es el difícil acceso a su interior y su escasa ventilación, defectos ambos notorios.
La revista Autocar, que lo describió en su número del 12 de febrero de 1954, también lo probaría, cronometrándole una velocidad máxima de 217,3 km/h y estableciendo su consumo entre los 12 y los 19 litros cada 100 km. Comienzan en Autocar advirtiendo en esta prueba que es un coche sólo al alcance de aquellos pocos doblemente afortunados: afortunados en riqueza para comprarlo y afortunados en sus capacidades volantísticas para disfrutarlo. Dicho ésto, lo califican de muy rápido y muy seguro; agregan que es dócil en el tráfico urbano (algo inaudito en un deportivo verdadero), y dicen que sus ocupantes se sienten como propulsados por un cohete en las aceleraciones. Finalmente, para ilustrar su confort, revelan que un niño que viajaba con el probador se había dormido plácidamente tras los asientos delanteros durante un largo viaje de prueba.
En Francia también probaron al 300 SL. Lo hizo, concretamente, el exigente André Costa en el nº 155 de L’Auto-Journal del 1 de agosto de 1956. En esa revista sólo se le cronometra una velocidad máxima de 206,6 km/h, cifrándose el consumo medio en 16 litros cada 100 km. Eso sí, 33 años después, y en un “Hors Série” histórico de la misma revista, nos enterábamos los lectores de que – a petición de la Mercedes – las medias obtenidas en esa prueba no fueron publicadas para no asustar a los lectores, ya que Costa había conseguido entonces ir de París a Lyon en casi 3 horas y media. Comienza en L’Auto-Journal la prueba afirmando que el 300 SL era un desafío técnico de la Mercedes a todos sus colegas del mundo entero, para continuar asimilándole a los Bugatti (lo que dicho por un francés… ¡es mucho!). Del análisis de sus capacidades velocísticas resalta que hace el kilómetro en salida parada en 29 segundos, mejorando en 2 segundos el tiempo de un Jaguar XK 120 C, lo que en otras palabras significa admitir que su rendimiento sacia al más exigente y que sus posibilidades rebasan las capacidades de muchos conductores.
Para colmo, resaltan en L’Auto-Journal la extraordinaria elasticidad de su motor y su potencia a bajo régimen, concretamente la posibilidad de salir en cuarta a 700 r. p. m. (algo impensable en un deportivo y posible gracias a la famosa inyección Bosch, la cual había hecho sus primicias automovilísticas en los Gutbrod Superior 700, en septiembre de 1952 y no en el 300 SL……). Por lo que se refiere a su consumo, admiten que al medirlo fueron yendo de grata en grata sorpresa. De su estabilidad dicen que es de tipo sobrevirador, advirtiendo que en línea recta no hay problema, aunque en curvas y en terreno bacheado puede haber pérdidas de adherencia en las ruedas motrices. La dirección se califica como una de las más agradables que el probador tuvo entre manos. La carrocería la consideran – dada su estructura – difícil de reparar en caso de accidente, pero de una impresionante sobriedad y exenta de ruidos aerodinámicos.
El acceso a su interior no deja de ser criticado, máxime en el caso de mujeres con falda o de personas no muy ágiles. En el habitual apartado final consagrado a sintetizar defectos y virtudes del coche probado, le señala L’Auto-Journal al 300 SL que los frenos eran deficientemente estancos en mojado, que el acceso era dificultoso, que los cristales amovibles no eran prácticos, que las marchas cortas eran ruidosas y que el embrague era duro y poco progresivo. En cuanto a sus numerosas cualidades, se destacaban en este mismo apartado las siguientes:
- Motor extremadamente poderoso, muy nervioso y de una suavidad inhabitual
- Escaso consumo
- Caja de velocidades totalmente sincronizada
- Buena estabilidad
- Dirección muy directa y precisa
- Línea agradable
- Buena climatización
La conclusión final que formula el Sr. Costa después de la prueba es realmente impresionante, ya que considera que “se trata de un coche digno de los sueños que suscita en el pensamiento de los automovilistas”, añadiendo que es una hazaña haber puesto a punto “un automóvil con el que puede uno callejear suavemente y en silencio, para seguidamente llegar con él en un tiempo récord a algún lugar lejano donde disputar una prueba deportiva a su volante, con grandes posibilidades de ganarla “: ¡ni el más optimista servicio publicitario sería capaz de ensalzar al 300 SL con mayor justicia y eficacia!
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
– Autocar: Roads Tests 1955
– L’Auto-Journal, nº 155 y nos Hors Série: Les années 50 y Les Automobiles de Légende
– Auto-Rétro nº 3
– Mecánica Popular, volumen 18, nº 3
– Imported Cars 1946-1990
Escrito por Ramón Roca, patrono de la Fundación RACE.
Borjal84
27 de marzo de 2011 a las 23:48Es uno de los coches más bonitos que ha fabricado Mercedes.
Herminio Arias
28 de marzo de 2011 a las 01:30es el coche mas bonito que ha fabricado Mercedes! jaja
Alberto
28 de marzo de 2011 a las 03:23Para mi es el coche mas bonito de la historia!
JaimeRS
28 de marzo de 2011 a las 11:00El AUTOMÓVIL!!
Javier
28 de marzo de 2011 a las 16:10Una mañana de primavera de hace unos cinco años me dirigía en moto al trabajo. En el único punto de aglomeración de tráfico distingo a lo lejos algo inusual que identifico al instante como un 300 SL rojo en un estado de conservación que raya lo lujurioso. Avancé entre los coches hasta situarme en su zaga, disfrutando de cada arrancada, de cada detalle. No fueron ni dos minutos. Pero que minutos.
Ese día llegué al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja.
nachetetm
28 de marzo de 2011 a las 20:58¡Que nivel tenemos en 8000vueltas últimamente!
Precioso el SL, que más se puede decir de el. Me sorprende que ninguna revista hable del «delicado» comportamiento de su eje trasero (he llegado a leer adjetivos como «criminal» para referirse a el), y echo de menos dos cosas. Alguna mención a las versiones «lightweight» con carrocería de aluminio (las versiones más caras, entonces y ahora) y a su hermano, el SL roadster (y su muy mejorado tren trasero).
Tremendo el dato del precio del Pegaso Z-102. Realmente era algo así como el Pagani Zonda de nuestra era, con un precio y prestaciones por encima de los Ferrari. Es una pena que mientras Alemania fue capaz de seguir haciendo coches como el 300SL hasta hoy, en España nos quedáramos tan estancados a pesar de tener, en su momento, el probablmente mejor deportivo del mundo.
xavih
29 de marzo de 2011 a las 23:23Excelente articulo sobre uno de los autos mas legendarios del siglo pasado. Y uno de mis preferidos.
Si me permitís añado el siguiente link donde rindo un pequeño homenaje a tan maravillosa criatura:
http://zona-rapida.blogspot.com/2010/10/mercedes-sls-las-alas-de-gaviota.html
PIÑA
30 de marzo de 2011 a las 23:19Como siempre, impecablo Sr. Roca. En mi vida he visto un «Gull Wing» y nunca sabré si era original…sea lo que fuere, impresionante, precioso, sublime.
Es sin lugar a dudas uno de los coche que tendría en mi colección.
PD.: Una pregunta. ¿Existió algun 300SL con puertas normales? Es que juraría haberlo visto, pero claro, uno ve ya tantas cosas…
Jaime
31 de marzo de 2011 a las 22:35Más que coche, yo diría que es una joya, una obra de arte. Precioso.
Panoramadelmotor
2 de abril de 2011 a las 19:12Aunque realmente solo se componga de engranajes y metal , creo que este tipo de modelos tienen Alma, Por muy espectacular que sea el SLS , creo que nunca llegará al Carisma del 300 SL.
Lo unico parecido que he podido apreciar en directo es el 190 Sl Cabrio, aunque creo que la carroceria no es la W198 del 300 SL
ramón roca maseda
3 de abril de 2011 a las 22:18Celebro el entusiasmo por el 300 SL, que yo comparto. De niño era el coche de mis sueños, sueños de los que sigo disfrutando.
En cuanto a sus características puertas, no eran un recurso estilístico, eran el obligado resultado de su estructura, como veis en la quinta foto.
Si podeis, conseguid una excelente película policiaca que se llama Ascensor para el cadalso; en ella vereis el Chevrolet de 1952 del protagonista y un 300 SL cuya presencia es abundante
delarosa
3 de abril de 2011 a las 23:08@Ramón Roca
Efectivamente Ramón, fantástica referencia.
Los estupendos chicos de Motoring con Brio ya hablaron del tema hace un tiempo.
Incluso en Youtube podéis ver la película francesa en V.O. subtitulada.
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