En una época en la que la mayoría de fabricantes ha optado por fabricar más y más furgonetas (monovolúmenes) basadas en los modelos que llevaba fabricando desde tiempos ha, un aburrido fabricante alemán que ni siquiera oferta modelos de tracción trasera se atreve a desafiar al mundo de los superdeportitos con un coupe de motor central más bajo que un 911 Turbo. Y sin embargo, pronto lo veremos “animado” (o arruinado) por un motor diesel que bien podría arrastrar aviones. Amado y odiado por igual, el R8 ha bajado a la arena para competir con los dominadores del segmento. Sólo el tiempo dirá qué le depara el futuro…y en 8000vueltas hemos ido a conocerlo para saber qué le espera en el presente.

El R8 es una revolución mayor de lo que podríamos esperar. Estéticamente hay dos corrientes de opinión: Los que ven en él una amalgama de retazos copiados vilmente de otras marcas de corte decididamente más deportivo y los que creen que es una obra de arte que nos adelanta el futuro. Para Audi, la apuesta es fuerte. Limitándose a discretas berlinas y algún que otro coupe y descapotable para dar tranquilos paseos por las costas de más postín de Europa (y cada día más de USA) Audi no había arriesgado mucho últimamente en cuanto a sus modelos deportivos, haciéndolos bastante descafeinados. El TT lanzó un primer aviso, y el precioso prototipo Le Mans ya había avanzado las líneas maestras de lo que hoy se conoce como R8. Los faros delanteros tipo led, su motor visto, su alerón retráctil…esto no es un Audi como los que yo conocía!

Cuando nos sentamos en su interior, la sensación de estar ante una máquina excepcional es inmediata. Es muy bajo, pero hace muy fácil el acceso a su interior. Sus asientos te recogen como un guante, si pesas 130 kg!!! Son demasiado anchos y el agarre lateral de la banqueta no es muy alto, no así el respaldo, que es más ajustado. Una tira de carbono sale de tu rodilla izquierda, rodea el salpicadero y baja por la derecha hasta encontrarse con el túnel de transmisión. Estás rodeado! Algo aísla al conductor de todo lo que no es necesario para conducir el coche, por ejemplo acompañante. Por ejemplo…equipo de música, navegador, climatizador…viene muy equipado, pero lo adicional se encuentra fuera de esta frontera de carbono. Dentro aparecen los relojes: Velocímetro y cuentavueltas. Punto. Entre ellos información adicional de la que puede uno prescindir.

Sentados al volante es, sin duda, la envidia de los demás superdeportivos. Nada que ver con lo visto hasta ahora. Recuerdo cuando me subí por primera vez al Gallardo, decepción! Un Lamborghini vestido por Audi¿? La impresión fue bastante pobre, parecía que estuviera en un A6 (o A3, que no hay tanta diferencia por dentro) perdido en medio de la gama, sin ningún detalle deportivo en el salpicadero, completamente negro y con TODOS los botones “rescatados” de sus primos de Audi, y sin navegador siquiera!! Una lástima, y un espectacular contraste con el exterior, que me encanta.

Sin embargo el R8…sigue siendo un Audi, sí, pero vaya interior. Se nota que han invertido horas en su diseño. Han logrado un equilibrio entre la espectacularidad que esperas de un deportivo de motor central hecho para girar cabezas por el centro de una gran ciudad y sin perder ese toque Audi. Algunos diríamos que un toque lujoso, para otros sin embargo Audi peca de introducir demasiado plástico en sus salpicaderos, es así, pero el carbono que lo acompaña y los detalles cromados, nada discretos pero no recargados le ponían la guinda. A mi, personalmente me encantó.

Sin embargo no todo es correcto por ahí adentro. Al encenderlo se ilumina todo y las agujas de los relojes van del 0 al máximo, en un estilo tuning-espectáculo que no me convence nada. Además el R8 va equipado con unas luces que iluminan el motor…

Nada grave, pero son pequeños detalles que a mi ni me van ni me vienen, y me resultan innecesarios. Nos recordó al mensaje de bienvenida del DB9: Power, Beauty, Soul…en fin, que para conducir no lo necesito. Quizá un futbolista o un cantante/diseñador sí lo vea “práctico” y le sirva para explicar lo fantástico que es su nuevo coche, pero yo no. Esto demuestra que en Audi saben lo que hacen, y saben además que no voy a comprar ningún R8, y a quien dirigen sus coches. Ni puedo ni quiero.

El maletero tiene un tamaño de…a quien le importa, no? Pues no, porque en este coche resulta un problema. El tamaño del maletero de un superdeportivo ha de ser el justo y necesario para albergar la maleta de una despampanante mujer que vista con ropa que ocupa poco espacio, no sé si nos entendemos. Pero además debería albergar un juego de palos de golf por algún lado, pero no hubo manera de meter una bolsa completa. Únicamente podríamos distribuirlos por separado (un driver detrás de los asientos, algún putt en el maletero…) pero resulta un tanto engorroso tener que arrastrarlos todos atados con un cordel a lo largo de 18 interminables hoyos. De lo que ya os podéis ir olvidando es de ir a buscar a un amigo al aeropuerto en vuestro flamante R8, porque la maleta se tendrá que ir en taxi. Para este propósito resulta más práctico un 911 Turbo (bueno, un 911 TT resulta más, en general, para casi todo).

Revisemos:

Exterior:

Futurista, llamativo, innovador y práctico (el alerón retráctil, no te lo romperán; Leds de posición)

Interior:

Muy buena calidad, muy equipado, buen puesto de conducción, falta de espacio para objetos, muy amplio para los ocupantes.

Total, un aspecto cautivador desde dentro y desde fuera. No pretende ser un coche práctico, pero no resulta para nada incómodo. Atrae miradas y permite lucirse en cualquier reunión social sin demasiado esfuerzo para entrar/salir. Eso sí, absténganse minifaldas.

PD: Ese nombre! No quedaban más combinaciones letra/número. Pero si hace tiempo ya hubo otro R8 de motor trasero, y muy deportivo en algunas versiones [Gordini con 4 frenos de disco, toda una innovación], pero con un planteamiento diferente)