Debíamos aún rondar los últimos estertores del invierno cuando recordé que, unos meses después, iba a dar lugar el mejor evento de automóviles de España: AutoBello. Para los que no lo conozcáis, Autobello es, salvando una distancia astronómica, el equivalente patrio del concurso de elegancia de Villa d’Este a orillas del Lago Como o el de Pebble Beach en California. Por ello espero que empaticéis con las ganas que tenía de atender a un evento del que faltaban unos 4 meses para que sucediese.

Como sus organizadores indican en su propia web, “AutoBello es mucho más que un clásico concurso de elegancia para coleccionistas de automóviles. Recibimiento especial, vino español, exhibiciones, barra libre, cena, concierto y fiesta hasta la medianoche. Autobello es un evento único, con un programa espontáneo, pero detalladamente estudiado, donde las empresas presentan sus últimos productos. En AutoBello la gente muestra y actúa con sus súper-deportivos, motos con estilo, vehículos militares, one-off y clásicos sport. Todos estos asistentes exhiben sus mejores movimientos (coches y relojes) ante un jurado de guante blanco que los juzga y analiza. Al final de la noche, se otorgan distintos premios, pero solo dos alcanzarán la Copa de Oro Autobello-SMQ (para reloj y coche).”

Ojo, que todo esto viene a un precio nada desdeñable. Si quieres asistir como mero participante, sin poder sentarte a la cena de gala que se celebra, el precio es de 103 € pero, si quieres aprovechar hasta el último sorbo de tu copa de champán de la cena, entonces estamos hablando de casi 228 €. Como veis, no es para todos los bolsillos. Sin ir más lejos, este ha sido mi primer año con asiento reservado en una de las mesas que organizamos para los clientes y amigos de 8000vueltas. Hay que tener en cuenta que Autobello lleva a sus espaldas 14 años celebrándose, siendo su principal evento el de Madrid, aunque con nuevas ediciones en Barcelona, Marbella y, este año como novedad, La Toja.

Pero, ¿por qué debería «dejarme la pasta» en un evento así? ¿merece la pena tal desembolso económico? Si no quieres seguir leyendo, la respuesta rápida es un rotundo sí. Ahora bien, el evento tiene muchas cosas a mejorar. Esto es como si te regalan un Ferrari Enzo que ha tenido varios accidentes pequeños, lleva 8 años sin moverse, 3 dedos de polvo encima y el libro de revisiones se perdió. Es decir, es una oportunidad increíble, pero su potencial es mucho mayor.

Os detallaré a continuación cómo transcurrió aquella magnífica jornada de la cual solo dista una semana por lo que tengo (y tenemos) muy presente en nuestra retina.

Un mes antes del evento, desde 8000vueltas ofrecimos a nuestros comunidad y amigos la posibilidad de venir de nuestra mano a Autobello, y así como de poder compartir la mesa para cenar entre nosotros. Con 9 invitados con diferentes coches más que interesantes (luego entraremos en ellos), ofrecimos la posibilidad de quedar previamente en una gasolinera cercana para poder ir en caravana a lo que se unió aproximadamente la mitad del grupo. De este modo, nos reunimos un alegre Suzuki Jimny de tercera generación, mezcla de barro extremeño con estilo West Coast, un impoluto Z3 M Coupé en el ya legendario azul Estoril, un Toyota Celica noventero en perfecto estado de conservación (esto sí que es inaudito) y, cerrando el pelotón un más que llamativo 911 991 GT3 en amarillo espectacular.

La gasolinera está, Google Maps dixit, a 2200 metros, 4 minutos en coche (7 en el Jimny y 3 en el Porsche). ¿Cuánto os imagináis que tardamos? ¿15 minutos? ¿30? Ni más ni menos que 1 hora y media. Andando se hace en 34 minutos. Este es el nivel de atasco que hubo a la entrada. Sorprendente cuando llevan 14 ediciones y la sensación es que el control de accesos cada vez funciona peor. Cuando, por fin, llegamos a la puerta, entendimos todo. El control del tráfico estaba a cargo de una empresa que no está especializada en un evento automovilístico de este nivel, ni de uno de los recintos para celebraciones más exclusivos de Madrid, la Casa de Mónico. Obviamente su conocimiento automovilístico se aproximaba a cero cual asíntota matemática. Claro que, no es su culpa, es como si me ponen a mí a controlar el tráfico aéreo en Barajas; qué sabré yo sobre aviones.

Según te ibas aproximando a la puerta de acceso con tu coche, te indicaban que la acreditación se debía hacer unos metros más adelante, pero por otro camino. Era totalmente absurdo, después de una hora de cola te obligaban a dar TODA la vuelta en vez de haber colocado el punto de acreditaciones en la misma puerta de acceso al recinto. Dicho esto, la acreditación no valía para absolutamente NADA ya que los asistentes ya tenían su QR de acceso y, además, la pulsera que te daban se podía quitar y poner sin ningún problema, a diferencia de las típicas de festival que tienen un cierre especial.

A todo esto, oías gritos cuando llegaban coches antiguos para que no los tuvieran allí parados en la cola y no se calentasen, clientes acelerando con sus Lamborghini porque no les habían dejado entrar a la zona de exposición, incluso clientes se volvieron a sus casas sin entrar (y sin recuperar su dinero) puesto que se negaban a aparcar su coche a la intemperie.

Tras todo este follón, por fin, conseguimos entrar. Por supuesto nadie enseñó la acreditación, la invitación, ni nada. Ya aparcados los coches, rápidamente se nos quitó la frustración de encima. Es algo que resulta hasta mágico: atraviesas la entrada, aparcas, te tomas una cerveza fresquita y se te ha olvidado la hora y media en el infierno de acceso.

Tu primera impresión es de asombro, ves la cantidad de cochazos aparcados en la pradera del recinto y alucinas. Ferrari, Porsche, BMW, Audi y demás grandes marcas hacen acto de presencia. Pero no solo están ellas, grandes actores del mundillo como KIA o CUPRA también quieren estar presentes con todas sus novedades. Junto a ellos vemos clásicos traídos por particulares, coches especiales de toda clase y condición, puestos de comida y bebida de lo más chic o marcas de juguetes para adultos (no sexuales).

Auténticas locuras de nuestros compis de bewatt

También había algo de «material achatarrable», pero lo mejor es que te podías encontrar con todos los personajes del mundillo del automóvil en España: diferentes responsables de marcas, periodistas del motor, “influencers”, pilotos (y ex pilotos), coleccionistas, fotógrafos y demás aficionados.

Por supuesto, hay una amalgama curiosa de personalidades, desde marqueses de rancio abolengo, gente fina de raza, horteras o gente de dudosa reputación hasta personajes de una elegancia sobresaliente, gente encantadora, amigos con los que hacías años que no te veías y, en general, muy buen ambiente.

La tarde discurrió entre cócteles propios de un chill out en Ibiza, comida de calidad (trufas, jamón serrano, taquitos mexicanos…), muchas risas y un tiempo espléndido. Tuvimos la oportunidad de conversar con auténticos entusiastas del motor, con gente que es una auténtica enciclopedia andante y con algunos de los nombres más ilustres del panorama pero que siempre tienen la amabilidad y el trato cercano propio de tu tío más hospitalario y familiar. El verte rodeado de esta gente y estos coches hace que merezca la pena la espera y el precio y es por este motivo por el que repetiremos sin dudarlo el año que viene. Dentro los coches están apretados, hay demasiadas colas para determinados productos (claro que son gratis) y a veces te da la sensación de estar rodeado de demasiada gente. Pero, a mi modo de ver, aunque te hayas gastado más de 200€, compensa.

No quiero olvidarme de la cena que hubo a continuación, la entrega de premios y el concierto a posteriori ya que hacen que tu mente esté entretenida todo el rato, sin necesidad de estar mirando el móvil como en aquellos eventos de empresa interminables. La cena fue más que correcta, con buena comida, un servicio un poco lento, vino a tutiplén y una compañía inmejorable con nuestros clientes de 8000vueltas; confiamos que ellos quieran repetir igual que nosotros.

La entrega de premios resultó un poco caótica, con un speaker citando nombres sin parar, demasiados premios y poco vistosa esa parte del evento. Al pillarnos al otro lado del jardín, tampoco prestamos más atención que al nombre de Alex Soler Roig, toda una leyenda de la automoción en nuestro país a sus 89 años. Cerrando la fiesta y amenizado por una barra libre contundente, los míticos Andy & Lucas (no los pilotos, sino los cantantes) tocando temas de su repertorio y algunos clásicos nacionales al más puro estilo verbena. A nosotros nos tocó recogernos pronto, que somos gente sana y el alcohol no es compatible con la conducción. ¿Volveremos el año que viene? Por supuesto.

P.D: Las fotos buenas son de @guadaspotting y de @kesteine, las malas, obviamente mías.