Un día de voluntariado en Silverstone

Desde que el hombre es hombre, este se ha visto en la necesidad de intentar convencer a los demás de sus ideas. Esta necesidad surge de la premisa de que, si yo creo en algo, esto ha de ser lo mejor. Seguir este procedimiento otorga unos frutos más que evidentes, no solo la unión de personas bajo una misma idea trae la fuerza (véase la religión, la política o el deporte) sino que la difusión de estas ideas contribuye a su perpetuación a través del tiempo. Ejemplos de ello hemos tenido unos cuantos a lo largo de la historia, siendo uno de los más representativos los misioneros. Este vocablo, popularizado por los Jesuitas a finales del S. XVI, hace referencia a aquellas personas que, a través de sus palabras y obras, se encargaban de la transmisión del Evangelio cristiano.

Predica con el ejemplo

Su carácter de servicio y entrega a diversas comunidades les granjeó una magnífica reputación a lo largo y ancho del planeta. Debido a esto, y gracias al progreso tecnológico en el último siglo, mucha gente intentó seguir su ejemplo, pero desmarcándose de cualquier ideología. De ese modo, surgieron frívolos movimientos destinados a invadir las redes sociales con fotos en poblados africanos (siempre lejos de grandes conflictos bélicos), tours en coches blindados por la favela brasileña o entregando una mísera limosna mientras se cuelgan un collar de pétalos de alhelí en Bangalore, India. Para distinguirse de este género, los grandes héroes se denominan ahora voluntarios.

¿algún voluntario para esto?

El voluntariado social es un método muy efectivo para que la gente empatice con grupos de personas que en ocasiones necesitan algo tan simple como puede ser la compañía de otra persona. Entiendo que uno no quiera irse a Somalia por muy mal que lo estén pasando por allí, pero acciones en tu ciudad o en tu entorno no solo ayudan a otras personas, sino que le engrandecen a uno mismo. Esto puede chocar frontalmente con el interés económico, que es el motor de la vida moderna, sin embargo, no debemos olvidar que hay veces que debemos dejar de lado el vil metal para poder crecer como persona.

¿No le echarías una mano a este desvalido italiano?

En el mundo de los coches en el que nos movemos pasa exactamente lo mismo. Todo lo relacionado con nuestra pasión es enormemente caro, díficil de gestionar y en muchas cosas se hace «por amor al arte», por lo que nuestra ayuda desinteresada es siempre bienvenida. Concentraciones de coches, eventos del motor abiertos a todo al mundo, competiciones en circuitos o rallies a lo largo de kilómetros y kilómetros de recorrido, siempre necesitan de gente que los mantenga. Todo esto no funcionaría sin nosotros, adictos entregados a la droga de la gasolina que, con nuestro esfuerzo, y sin ingresar un euro, madrugamos, nos tostamos al sol y pasamos hambre por el mero placer de saborear el éxito de un evento de estas características y por poder intentar transmitir a los demás nuestros sentimientos motorísticos.

En el geriátrico siempre hace falta gente que ayude

En nuestro amado país esta figura del voluntario se puede observar por distintos eventos automovilísticos, pero la falta de un subconsciente colectivo de conocimiento acerca de este tema impide que haya muchos más. Aquí en Inglaterra la cosa cambia, a mejor obviamente. Con frecuencia, desde mi universidad en este país nos proponen planes para hacer durante los fines de semana, obviamente todos relacionados con el temario del máster (os dejo por aquí la primera entrada de mi diario esta temporada). Esta vez, a lo que me apunté junto a dos amigos era a un día en el circuito de Silverstone junto al Vintage Sport Car Club (VSCC), un club nacido en 1934 y que está especializado en coches de preguerra, anteriores a la década de 1940. A pesar de ello, también organiza eventos para coches de cualquier otra era, incluyendo modernos. Obviamente un club de estas características en cualquier otro sitio del mundo sería, directamente, impensable.

El evento al que acudiría junto a dos compañeros de clase era el denominado Pomeroy Trophy” consistente en seleccionar al mejor turismo de la historia. Para ello se miden parámetros como la capacidad de llevar dos maletones en perfectas condiciones, pruebas de agilidad o de aceleración y frenada, todo ello corregido mediante coeficientes para igualar las obvias diferencias temporales entre coches. De este modo, un McLaren MP4-12C compite contra un Chevron B8 BMW o un Toyota Corona, dándole al evento una variedad y emoción increíble. En este punto he de indicar que la gran mayoría de coches clásicos no constaban en mi base de datos mental; marcas como Frazer Nash, Riley o Elva empiezan ahora a ocupar parte de mi estantería neuronal.

Thunderbug y detalle

Austin (ni idea el modelo)

Test para el equipaje

Uno de los mejores Porsche de la historia y un 911

Para esta ocasión, el evento se haría paralelamente a otro organizado también por el VSCC, pero para Toyota UK, aunque las pruebas serían similares. Ahí estaría junto a mis dos compañeros de clase, en pleno Silverstone, con el típico clima inglés y más capas que una cebolla, deleitándonos con las maravillas del aparcamiento (y eso que esto es un evento pequeño comparado con lo que se suele ver). Pudimos ver auténticas tartanas de hace un siglo preparándose para entrar en pista, superdeportivos, Toyotas de todo tipo y condición y, sobre todo, gente elegante, amable y educada tratando con respeto tanto a sus máquinas como a aquellos que se interesaban por ellas. No hace falta tener un tráiler de Blakeney Motorsport y ser un experto en Frazer Nash para que te atiendan, basta con ser un aficionado para sentirte uno más dentro de la familia del Motorsport británico.

Mientras esperábamos a recibir instrucciones sobre qué hacer a lo largo del día en nuestros respectivos puestos, me fijé en la cantidad de gente que teníamos alrededor a la espera de la charla del organizador del evento. La media de edad debía estar rondando las 65 primaveras, con un físico más propio de un octogenario que de un jovenzuelo y, sin embargo, todos con la ilusión intacta. A todo esto, he de añadir que a cambio solo recibíamos un vale por una hamburguesa y una Coca-Cola en la cafetería; olvídate de cobrar nada en efectivo. Eso sí, los contactos, los amigos y la experiencia van a verse gratamente incrementados; cosa que persigo desde que llegue a Inglaterra a cursar mi máster de Motorsport en la Universidad de Cranfield.

Buen trasero

Coche de empleado de Red Bull y a su vez ponente en nuestro máster

Una de mis especificaciones favoritas: 911 997 Mk I GT3, tulipas de GT2, manual (solo había esa opción)

La tarea que nos fue asignada junto a otras dos maravillosas personas (padre e hijo) fue el control de uno de los test para los Toyota presentes en su evento. La prueba era sencilla, acelerar hasta una línea, retroceder, volver a acelerar para quedarse entre unas marcas, volver a retroceder y volver a acelerar, todo ello con el cronómetro en mano y vigilando las posibles penalizaciones. Me pareció increíble ver tanto entusiasta del automóvil, ya fuese en un Prius de primera generación, una monstruosa Hilux, un Supra automático o un Soarer. Respecto a sus conductores lo mismo: un chaval con la L, mujeres, señores mayores, parejas, razas y nacionalidades varias… sencillamente impactante.

Verificaciones técnicas previas a tomar parte en el Parallel Pomeroy Trophy

Principio y final del test; coches haciendo cola para empezar y cronometrador al finalizar

Sí, aquí podía participar todo el mundo…

…y bien que lo hacían

Toyota AE92 Sprinter Trueno, Corolla Supra Mk I y Mk II

Prius NHX11 de primera generación, no la primera generación que llegó a España y que adquirieron los taxistas

El día transcurrió en la más absoluta normalidad, tanto mis dos compañeros de clase como la pareja padre-hijo de comisarios que estaban en nuestro puesto acabamos el día con una sonrisa. Por nuestro lado es comprensible, emigrantes trabajando en el templo del motor inglés no es algo que veas todos los días. Por el suyo, en cambio, es algo llamativo: que gente de su edad (45 y 75 años respectivamente), trabajando, pasando frío y sin ingresar una libra en todo el día, estén de buen humor habla maravillas de la conciencia automovilística de este país. La verdad que sigo entusiasmado con la pasión de la gente por esta afición o deporte ya sea mediante el cuidado o la compra de un coche, la dedicación profesional en la industria, la asistencia a eventos o, por qué no, el voluntariado.

EXTRA LAP

Aquí tenéis un poco más de material para que veáis en qué consistió el día:

Y unas pocas fotos que tuvimos tiempo de disparar:

Pequeño Darth Vader (Frazer Nash Saloon «Owlet») junto a su maestro

Madriguera de MG TFs

Chevron B8 BMW, ganador del trofeo Pomeroy 2019

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4 comentarios en “Un día de voluntariado en Silverstone”

  • Staff

    Lasheras

    12 de marzo de 2019 a las 11:55

    Sensacional artículo, como siempre.

    Una vez más me quedo con el sabor agridulce de saber que hay una gran afición por el mundo del automóvil pero una vez más, queda fuera de nuestras fronteras.

  • Roberto Merino

    12 de marzo de 2019 a las 12:02

    Qué buenos recuerdos me traen este tipo de cosas abiertas a todo el mundo, el ambiente que se respira es inmejorable, allí da igual el coche que tengas, lo que los une es la pasión y sobre todo (algo que en España no sobra) el respeto conduzcas lo que conduzcas.

    En nuestro país, este tipo de voluntariado con padres e hijos se puede ver en sitios como el circuito del Jarama, donde los comisarios son una gran familia. Pero fuera de este ámbito, es imposible organizar eventos como los que se describen aquí arriba, la burocracia, los costes y la federación de turno tratando de sacar tajada que cualquier cosa en la que haya una clasificación y / o un ganador, lo hacen totalmente inviable…

    Luego nos preguntamos por qué no hay afición en nuestro país…

  • Jordi

    14 de marzo de 2019 a las 20:46

    Por desgracia para nosotros, están en otra galaxia, y reiterando el comentario anterior, lo que más me gusta es la pasión, y les da igual el coche que tengas, por ejemplo, en el pasado fin de semana, en el Rally Mallorca Classic, mucha gente es entusiasta, te atiende, enseña el coche, genial si vas con un niño, y bonita y excelente manera de crear afición.

    A seguir disfrutando de la estancia!

  • Camino a la competición del motor. Parte IV. Al pie del cañon – 8000vueltas.com

    15 de marzo de 2019 a las 15:10

    […] fin de semana de motor en Londres, la visita al Bicester Heritage, un voluntariado para el VSCC en el circuito de Siverstone, colaborar con el blog de la universidad, empezar un artículo para la prestigiosa […]

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