Fue a comienzos de año, momento en el que hay que definir las vacaciones en la oficina, cuando mi jefa, al ver 2 días sueltos en el mes de junio dijo tímidamente, aunque sin miedo a equivocarse: Le Mans. Es el cuarto año que asisto y, aunque no pretendo compararme con Tom Kristensen, podría decir que voy haciéndome una idea de lo que significa viajar a vivir esa carrera. Este año nos decantamos por la versión classic de las 24 horas y, hablaros de la experiencia de vivir un evento así, es lo que voy a tratar de hacer en las próximas líneas.
Realmente, ponerme a escribir sobre las 24 horas de Le Mans se me está haciendo más complicado de lo que pensaba. Hay tanto que contar: circuito, coches, historia, ambiente… Así que voy a intentar extraer la esencia y, como en los mejores restaurantes, que un pequeño bocado sepa a mucho.
Las 24 horas. ¿Merece tanto la pena ir? ¿Qué significa? Las 24 horas de Le Mans no son solo una carrera de coches. Es algo más. Para empezar, está rodeada de cierto misterio. Más de una persona me ha preguntado qué hay que hacer para ir; que si es cierto que están corriendo 24 horas sin parar; que cuándo duermen… Son dudas que alguien que siga un poco el motorsport no tiene, pero para la inmensa mayoría de las personas sí están ahí.
Es cierto que solo el hecho de ir ya genera cierta reticencia. Por mucho que te gusten los coches, no todo el mundo está dispuesto a viajar 1.200 km (desde Madrid), ver 24 horas de carrera y hacerte otros 1.200 km de vuelta. Esa barrera psicológica (aunque también económica) deferencia al aficionado a las carreras de coches del que podrá contarle a sus nietos que vio ganar a Alonso en 2018.
Como he dicho, hemos asistido a las 24 horas classic, sin duda una versión más desconocida de la mítica carrera pero que puede resultar mucho más atractiva. ¿En qué consiste? Se trata de carreras de alrededor de una hora de duración divididas por generaciones y coches que corrieron juntos durante unos años. Esta división se hizo de la siguiente forma:
- Parrilla 1: 1923 – 1939
- Parrilla 2: 1949 – 1956
- Parrilla 3: 1957 – 1961
- Parrilla 4: 1962 – 1965
- Parrilla 5: 1966 – 1971
- Parrilla 6: 1972 – 1981
- Group C
- Endurance Racing Legends
Como podéis ver, se puede disfrutar de todos los coches que uno pueda imaginar. Y digo disfrutar porque, además de verlos correr, si uno va el miércoles o jueves, se puede asegurar verlos en las carpas, y deleitarse con todos los detalles.
Tengo que reconocer que no soy especial fan de los coches del grupo 1. Sé que son auténticas joyas, y los precursores de las carreras de automóviles, que pertenecen a una época en la que ver un coche por la calle ya era una rareza, e ir a competir con ellos era una auténtica aventura… Pero no terminan de cautivarme. Quizá sea por la edad que tengo. Si pudiera preguntarle a mis abuelos, seguramente me dirían que esos son los únicos autos de verdad.
Aun así, verlos correr es espectacular. Por un lado, van mucho más rápido de lo que cabe esperar. Son realmente coches rápidos. Por otro, dan miedo. Se puede apreciar como deslizan sobre las curvas haciendo mil y un contravolantes para mantener el coche en el asfalto. Pero sin duda, lo que más llama la atención es su sonido. No son los que más alto suenan, pero son la más pura esencia de lo que es un motor de carreras. A continuación, nombro algunos de los coches que compiten en esta categoría para que veáis que son auténticas máquinas:
Coche | Cilindros | Cubicaje cm3 |
Bugatti T35 | 8 en línea | 1991 |
Alfa Romeo 8c 2300 LM | 8 en línea | 2337 |
Bentley 4 1/2 | 4 en línea | 4398 |
Lagonda LG45 | 6 en línea | 4451 |
Bentley Speed Six | 6 en línea | 6597 |
BMW 328 | 6 en línea | 1976 |
Las 24 horas de Le Mans se corrieron por primera vez en el año 1923. Nació como una prueba de resistencia para coches de turismo de serie y preparados posteriormente por amateurs para ser pilotados también por amateurs. Los Grupo C, LMP, o Hipercars nada tienen que ver con coches de calle. Los 10 primeros años de la celebración de la prueba, parecía que esta había sido diseñada para que la ganara Bentley pues se hizo con la victoria en 1924, 1927, 1928, 1929 y 1930. Se dice que Ettore Bugatti se refería a ellos como los camiones más rápidos de Europa. Fue en 1930 cuando por fin Alfa Romeo logró vencer a los ingleses y subirse al primer escalón del podium de forma consecutiva durante los 3 años siguientes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a aparecer coches que van a formar parte de los imprescindibles en los mejores garajes: Mercedes 300SL, Ferrari 250 MM, Jaguar C-type, Jaguar D-type, Porsche 356, Porsche 550 Spyder, AC Ace Bristol o Aston Martin DB2, por citar algunos. Por otro lado, sorprende cómo marcas que quizás no relacionemos mucho con Le Mans, en esos años corrieron junto con los mejores, como por ejemplo los Renault 4cv, Skoda Sport, Fiat 8v o Lancia Aurelia B20 (¡Ay, qué triste pensar lo que ha sido Lancia y lo que es ahora…!)
Insisto en que no voy a detenerme en los detalles técnicos de cada uno de estos coches, ya que cada uno daría para un artículo, pero sí en contaros qué se siente al ver correr estas máquinas de los 50 y 60. Hace no mucho, perdiendo un poco el tiempo frente a la caja tonta me detuve en un programa en el que hablaban de las residencias de ancianos. Contaban que cuando recibían visitas de niños, lo que más les devolvía el ánimo era recordar cuando ellos mismos fueron niños. En mi caso, nacido en 1990, ver un Ferrari 250 GT SWB de 1960 rodar, significa un privilegio, pero no me remonta a ninguna época pasada ya que no la viví.
También pienso que, aunque no pertenezca a la generación de los que ya han nacido con el iPad, cuando yo era pequeño, ya retransmitían carreras por televisión. Cuando hablo con mi padre, me cuenta que en la Salamanca de los años 50 no se conocían los coches que estaban corriendo por el mundo. Era una época en la que se sabía que había carreras de coches, pero tampoco mucho más. El poder ver estos coches a día de hoy es una ventana al pasado en la España cerrada al mundo hasta 1975.
Estos coches de los grupos 2, 3 y 4 (1949 – 1965) en primer lugar se ven como máquinas bellísimas. He intentado defender en más de una ocasión la belleza de ciertos coches frente a las consideradas obras de arte que son los cuadros y las esculturas. Pongo como ejemplo el Mercedes 300 SL, el Ferrari 250 GT SWB, el Shelby Cobra, el Aston Martin DB4 GT o el Jaguar E-Type. ¿Quién los podría hacer más bonitos? Creo que es imposible. Y no hablo solo de la silueta de su carrocería. El sonido que sale de sus motores y tubos de escape bien merece estar a la altura de las mejores sinfonías.
He querido englobar los grupos 2, 3 y 4 en uno solo y hacer un punto y aparte en el grupo 5 ya que, si no estoy equivocado, 1966 fue el primer año en el que se superaron los 200 km/h de velocidad media en la prueba. Fue nada más y nada menos que Bruce McLaren a bordo de un Ford MkII. 4.843 kilómetros a 210 km/h de media. Casi nada. Pura leyenda.
Aun así, para mí, una de las joyas de la corona es el Porsche 917. Desde pequeño es un coche, que, no solo por su palmarés, sino también por el aura de miedo, brutalidad y misterio que lo rodeaba, siempre ha estado entre los más deseados. Hay pocas cosas que puedan vencer al sonido de su V12. Tienes que verlo para entenderlo. Es únicamente cuando estás ahí viendo y escuchando estos coches cuando puedes llegar a hacerte una ligera idea de lo que suponía ir en los años 70 a cerca de 400 km/h al final de la recta de Mulsanne, con niebla y seguramente tras más de 24 horas sin dormir, luchando por la victoria de la carrera o únicamente por sobrevivir.
Mucho se ha hablado de que las carreras de hoy ya no son como las de antes, aunque mi colega Juan Muñoz no está de acuerdo como bien atestigua, no sin buenos argumentos, en este artículo. Pero lo que sí considero, es que esa épica en la que no solo estaba ganar las carreras sino salir vivo de ellas ya no acompaña a los coches de carreras modernos. Imagino que los pilotos estarán muy agradecidos.
Desconozco si en 2060 se escribirán artículos sobre el Toyota en el que Alonso ganó las 24 horas, pero lo dudo mucho: las estrictas reglamentaciones han acabado con la posibilidad de hacer coches que sean una locura, una genialidad o las dos cosas al mismo tiempo. Esta magia ya solo la puedes encontrar en eventos como este.
Me está costando mucho sujetarme y mantenerme firme con el compromiso de no entrar en los detalles de cada coche, al menos de los especiales, pero, como dije al comienzo del artículo, quiero dar una visión general de todo el evento. No puedo pasar a los Grupo C y Endurance Racing Legends sin hacer una mención especial a los Porsche 935. Creo que permanecerá para siempre en mi memoria la imagen de este modelo alejándose en la noche cerrada de la recta de Arnage con los colectores al rojo más vivo y aullando como si quisiera que lo escucharan al otro lado del mundo.
Grupo C. Para muchos esto significa lo más de lo más. Si hubiera que rescatar una época sería esta. Los años 80 dieron paso a la categoría denominada Grupo C. En ella compitieron durante casi dos décadas vehículos que han significado la excelencia y que incluso se han llegado a convertir en la imagen de la marca cuando se habla de Le Mans.
Esto es otra cosa. Si un Porsche 917, un 906, un Lola T70 o un Chevron B16 son máquinas increíbles, esto es otra liga. Se ven coches mucho más enteros, más serios y más bestias. Al ver un Porsche 956 o escuchar el Mazda 787, sabes que van a matar. No hay otra. Aquí hay un salto de velocidad que se percibe a simple vista. La forma que tienen de acelerar ya da mucho vértigo incluso desde fuera. Se ve que son muy rápidos y difíciles de llevar al límite, y su sonido hace que no puedas dejar de mirarlos incluso cuando ya no los ves.
Por último, una categoría especial denominada Endurance Racing Legends. Aun siendo el Grupo C la crème de la crème, estos coches de los 90 y 2000 son los que para mi representan esta carrera ya que son los que he visto cuando era pequeño. Algunos ejemplos son: Audi R8 LMP 2000, Bentley Speed 8 2003, Porsche 993 GT2 Evo 1998, Dodge Viper GTS-R 2002, Ferrari 550 Maranello Prodrive y, el que yo me habría llevado, el Aston Martin DBRS9 de 2010.
Como he dicho, para mi estos coches son los que marcaron mi infancia, con los que jugaba en el scalextric y en la Play Station, de los que tenía el cuarto empapelado y los que, a duras penas, lograba dibujar. Me quedo con el deseo de saber que sentiría si hubiera nacido antes de los 90 y de ver los coches de otra época con esos ojos de niño profundamente enamorado de las carreras de coches.
Creo que una de las maravillas de este evento no es solo el lograr reunir toda esta inmensa colección de historia del automóvil, sino el permitir ver funcionando todas estas máquinas tal cual lo hacían algunas hace casi 100 años.
He pensado mucho sobre que evento me gusta más, si estas 24 horas classic o la carrera anual y no llego a una conclusión. Si tuviera que recomendar ir a alguna, diría que hay que ir a las 2. Aunque para el 99% de la gente sea ir a ver coches dando vueltas, son eventos muy distintos y que sin duda te van a hacer vibrar y volver a casa queriendo que llegue el año que viene para repetir. Te lo digo yo que ya he subido unas cuantas veces, y el mítico circuito de La Sarthe no nos queda a la vuelta de la esquina precisamente…
RUF Tayson
6 de septiembre de 2022 a las 23:13Un momento, un momento. Tu jefa ve un calendario y sabe cuando es Le Mans??? Espero que te hayas casado con ella…
Fuera bromas. Muy buen artículo. No es una crónica de la carrera, es una vivencia personal, y eso siempre es 100 veces más enriquecedor que cualquier otra cosa.
Carlos Soteras
7 de septiembre de 2022 a las 13:06He tenido la suerte de poder asistir a las 24h de Le Mans y otras 2 veces a Le Mans Classic y suscribo al 100% todo lo que dice el artículo.
Es más, quiero incidir en todo lo que ocurre en paralelo a la carrera: el estar con tus amigos, disfrutando las vivencias, riendo, emocionándote con coches imposibles de ver y de escuchar…
Arendal
8 de septiembre de 2022 a las 00:03Muchas gracias por las pinceladas de sensaciones, tiene que ser brutal ver toda esa variedad de coches clásicos en su elemento, corriendo, porque no van de paseo, los que van mas tranquilos irán al 80-85% los que van a ganar, pues al 95% . esa es la belleza de Le mans classics o Goodwood, ahí la gente va a ganar, y si hay un destrozo intentándolo, se asume y listo. Dolerá supongo, pero no hace que se corten un pelo. Es como ver dinosaurios en un museo o en Jurassic Park. Seguro que Ferraris , porsche, jaguar, bentleys, …. Son realmente felices corriendo por ahí.
No he ido nunca, pero no será por ganas. Algún día.