El debate de los Supercars del futuro

No me considero precisamente un defensor del coche 100% eléctrico en general, como el lector recordará por mis polémicos artículos sobre La hipocresía del coche eléctrico Parte 1 y Parte 2. Dos años después de publicarlos (poco tiempo, lo sé) no creo que mis disertaciones ni sus fundamentos hayan quedado desfasados. Al contrario, si por aquel entonces había debate sobre los eléctricos, hoy considero que, al menos en parte, la balanza se ha inclinado a mi favor: el coche eléctrico no es el futuro de la automoción. Fin de la cita historia.

Un superdeportivo eléctrico cualquiera

No es más limpio (si alguien aún lo duda, que se lo haga mirar) y desde luego que tampoco es más rápido como herramienta para llegar de A a B en un determinado tiempo. De hecho, cuanto más largo es el tiempo de trayecto, más en evidencia queda el coche eléctrico. Tampoco es que las cuentas acompañen mucho, pues la recarga ya tampoco es un chollo y los eléctricos son de todo menos baratos en el momento de la adquisición. Por si fuera poco, ningún país está preparado para soportar la carga masiva de vehículos en domicilios particulares por la noche.

Pero vamos a centrarnos en la verdadera cuestión para mí, y para ti, querido lector de 8000vueltas, porque estoy seguro de que estas cosas pasarían a un segundo plano (¿a caso te importó alguna vez que tu deportivo gaste mucho, sea caro de mantener o tenga «poca» autonomía?) si el coche eléctrico pudiera proporcionar una cosa un poco más intangible: placer de conducción. ¡Emoción!

No hace falta mucho más

El trabajo consume tu tiempo, y la incesante necesidad social de no parar nunca, aunque sea sin motivo alguno, te agota y nubla tus objetivos vitales. La rutina te devora, te adormece por dentro, y casi llegas a olvidar por qué te gustaban tanto los coches, las motos, los aviones…la velocidad: ¡Te hacen sentir vivo! Te ponen los pelos de punta y consiguen que un escalofrío recorra tu espina dorsal. Despiertan en ti sentimientos de euforia y suben tu dopamina hasta niveles que ya quisieran muchos laboratorios clandestinos para sus «clientes».

Sé de lo que te hablo, hacía meses que no cogía mi moto, una deportiva de principios del siglo XXI; una italiana exótica cargada de carbono, suspensiones Öhlins, llantas OZ forjadas y un escape doble de titanio conocido comúnmente como «Shotgun» (la traducción más literal sería «escopeta»). Seguro que te haces una idea. Para más inri, estoy convencido de que una de las épocas doradas del mundo del motor en general (sobre todo para aquellos nacidos en los 80), puede ser aquella comprendida entre 1998 y 2012 aproximadamente.

La señorita en cuestión

Los coches eran pasionales pero fiables, cómodos, rápidos, seguros (por lo menos a nivel activo) y además, los podías pagar. Hoy, cualquier deportivo de esa época es más divertido de conducir que las alternativas modernas -salvo muy honrosas y escasas excepciones- y más barato de adquirir y disfrutar, como demuestran nuestras pruebas del Golf MK8 GTI o el BMW 128ti, compactos aburridos que rondan 50.000 €.

A lo que iba. La cosa empezó tranquila, tan solo tenía que ir con mi moto de A a B, a montar un juego de blandos y pegajosos MICHELIN Power GP, pero se juntaron dos cosas por el camino a la perdición: muchas curvas y un coche lento delante que te obliga a abrir gas a fondo para adelantar.

Te prometo que quería ir tranquilo, pero no pude. Justo en ese momento en que abres gas, y bajo el casco te inunda el sonido de admisión, del escape, y el empuje in crescendo del propulsor subiendo de vueltas, sueltas un grito (cada uno tiene el suyo, supongo) a lo Fernando Alonso ganando su primer mundial de F1, a lo cowboy cabalgando un potro salvaje…El resto del trayecto, es historia. Entonces supe lo que un eléctrico nunca podría darme. De ahí viene mi animadversión por este formato.

Y precisamente ahí está uno de los grandes problemas si la industria quiere seguir disfrutando del dinero de aquellos que pueden comprar hoy en día un M3 o un 911 o, a escala menor, un i30 N o un GR86. Son coches deseados no solo por sus prestaciones (también por ellas, claro), sino por lo que te hacen sentir, por lo que transmiten al conductor.

Hyundai i30 N Project C, otro coche que de verdad EMOCIONA (con mayúsculas)

Que yo diga esto podrá tener una mayor o menor relevancia -algo que me preocupa más bien poco-, pues como editor de un pequeño blog de coches centrado en el automóvil deportivo, que ya de por sí es un nicho pequeño, el alcance de mis palabras se limita a llegar a los ojos y los oídos de mis semejantes. Pero cuando alguien con el peso especifico de Horacio Pagani, que se ha ganado por derecho propio un sitio privilegiado en el pequeño grupo de los fabricantes artesanos de superdeportivos, dice «no» al automóvil eléctrico, me froto las manos.

Me froto las manos, porque garantiza unos pocos años más de disfrute; quizá más para aquellos que lo puedan pagar (ser rico siempre ha tenido sus privilegios). Para el resto… ¿es que no disfrutas también escuchando la melodía de un buen V12 estirando marchas por las largas rectas del Circutio de Monza? Igualmente me froto las manos pensando en la cara de los directivos de algunas marcas que tratan de vendernos sus deportivos eléctricos como «el futuro» o «la evolución» al escuchar las palabras de Horacio, que en contra de «la moda» actual, de las que muchas marcas son víctimas y verdugos, no solo dice que Pagani Automobili seguirá desarrollando superdeportivos con motor de combustión interna (aquí es donde se escuchan los vítores y aplausos), sino que su última creación, el Pagani Utopía, anunciado hace apenas una semana, equipa un V12 biturbo (¡olé!) y cambio manual (¡¡¡vamos!!!).

Dice nuestro héroe, que «El reto es hacer un vehículo eléctrico que proporcione emociones, como lo hace un motor de combustión interna normal» y que «Pagani no va a hacer algo sólo con buenas prestaciones simplemente porque se pueda, como sucede con la tecnología eléctrica; sino que ellos lo que quieren es emocionar al conductor.»

El fabricante de automóviles italiano creó en 2018 un equipo de personas para estudiar específicamente los coches eléctricos. Su objetivo era investigar la viabilidad de cumplir las normas de seguridad y las homologaciones a nivel global sin dejar de ofrecer una «experiencia Pagani». «Cuatro años después, no encontramos interés en el mercado de los superdeportivos eléctricos», decía Horacio en una entrevista a la revista Autocar.

V12. Fin de la cita.

«La idea debería ser hacer un coche ligero, pero éste es el mayor reto: un superdeportivo eléctrico de 1.300 kilos. Pero esto no es posible».

Para nuestro mayor regocijo, Pagani seguirá construyendo -por lo menos de momento- sus coches con los V 12 de Mercedes-Benz. El antiguo ingeniero jefe de Lamborghini dijo recientemente que «Mercedes es una gran empresa, pero todavía puedes sentarte frente a unas pocas personas que deciden, hablar con ellas y ser escuchado».

Como era de esperar, el anuncio de Pagani no ha afectado a las ventas: según el propio Horacio, el Utopía, del que solo se fabricarán 99 unidades, ya se ha «agotado», entendiéndose por agotado que tiene 99 reservas en firme, pero seguro que aún hay alguien que se echa para atrás, y como viene siendo norma en la casa, podemos esperar unas cuantas versiones especiales en el futuro. Seguro que aún puedes comprar el tuyo.

Deja nuestro protagonista alguna que otra frase digna de titular de periódico (ojalá):

«En este momento, el 90% de la energía se produce sin renovables, es una tontería pensar que unos pocos superdeportivos con motores de combustión interna pueden tener un impacto negativo en el clima cuando el 90 por ciento de la energía se produce de mala manera».

Por nuestra parte, si ya teníamos una debilidad especial por los deportivos del genio ítalo-argentino, estas declaraciones hacen que todavía amemos más sus creaciones, que sin duda seguirán despertando nuestros más bajos instintos… a diferencia de los eléctricos.

Sin palabras

En cuanto al debate que da título a este artículo, la verdad es que tengo la sensación de que los verdaderos amantes de los coches estamos tan asustados de lo que el futuro depara para los deportivos, que compramos todo lo que sale pensando que puede ser la última oportunidad de tener un verdadero coche de disfrute.

Puede que incluso seamos conscientes -por lo menos los de los 80, que hemos nacido analógicos pero vivido poco a poca la digitalización-, de que no vamos por buen camino, de que efectivamente las cosas antes eran mejores: más puras, más auténticas. Prueba de ello es que lo retro está de moda. La vuelta a los cambios manuales es una realidad: Porsche 911, BMW M2-M3-M4, Toyota Supra, Ford Mustang…Solo falta que Lambo y Ferrari me hagan otra vez un coche con 3 pedales en sus respectivos V10 y V12 atmosféricos. ¿Lo veremos próximamente?

Los buenos tiempos

Me siento un poco como un proscrito luchando en favor del vehículo de combustión interna, aunque en realidad no es esa mi batalla. Lo es contra la imposición, contra el engaño y a favor de una evolución y transición hacia otra movilidad, pero de forma lógica, razonable y sostenible. El vehículo de combustión interna parecer ser hoy en día el causante de todos los males del planeta entre tanta corriente «ecológica», que impone su superioridad moral a costa del conductor medio, que además es analfabeto a nivel automoción, y por tanto engañado como los chinos por los trileros.

Soy consciente de que el motor de combustión interna también tiene sus días contados y que vivimos momentos especialmente duros para los deportivos, pero tenlo claro: mover tu deportivo ocasionalmente por disfrute, en circuito, en una ruta de fin de semana, para ir a una concentración…es infinitamente más responsable que comprarse un SUV híbrido de 2,5 toneladas con etiqueta ECO para llevar a los niños al cole todos los días a 1 kilómetro de casa.

¿Quizá los deportivos del futuro son, precisamente, los deportivos del pasado? Desde luego no se puede decir que no tengamos opciones retro ahora que los famosos «Restmods» están de moda. ¿No sería algo irónicamente justo? La evolución, o incluso la revolución, es en realidad involución. Volver a cuando las cosas eran mejores.

¿Estoy loco? ¿Necesito ya otras vacaciones? ¿Deberíamos probar más eléctricos en 8000vueltas? Deja tu comentario más abajo.

Extra Lap:

Un poco de sonido V12 «Made in Pagani».

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9 comentarios en “El debate de los Supercars del futuro”

  • Lazaro

    20 de septiembre de 2022 a las 15:57

    Gracias por este artículo! Precísamente ayer le mandaba a mi padre anuncios de Mercedes V12.
    Muchas ganas de veros el 7 en el Jarama y seguir oyendo motores de verdad
    un abrazo!

  • CarlosAMG

    20 de septiembre de 2022 a las 21:20

    Solo puedo aplaudir este artículo. De acuerdo al 200% con todo lo expuesto. ¡Enhorabuena!

  • nachetetm

    21 de septiembre de 2022 a las 00:17

    Efectivamente, los restomod y las reinterpretaciones modernas de coches antiguos son ahora mismo mi mayor afición automovilística. He dejado de prestar atención a cada nuevo modelo de Lambo, Ferrari, Porsche o Pagani (¿en serio, Horacio? ¿No podías hacer un Huayra más feo?). Ahora mismo, si me tocara la lotería me compraba un Singer, la reinterpretación del Stratos, un Kimera o un GTA-R de Alfaholics. Lo tengo clarísimo.

    Respecto a los eléctricos, sigo pensando que pueden ser divertidos. Tienen aceleraciones de cohete espacial, eso no puede ser aburrido. Y algunos prototipos sonaban a turbina, y eso mola. Creo que en algún momento, no se cuando, darán con la tecla. Harina de otro costal es la cuestión de si el eléctrico puede ser omnipresente como lo ha sido el motor de combustión, o si la movilidad privada está herida de muerte (yo me inclino por esta opción)

  • Deivid Torrepower

    21 de septiembre de 2022 a las 14:58

    Yo también opino que un eléctrico tiene que ser divertido. También coincido con que falta que den con la tecla (traducción: que les de la gana hacerlo)

    El tema es que la motorización del automóvil siempre ha tenido el mimo resto desde hace mas de 100 años. El tema es que, mientras que para los motores de combustión interna la evolución siempre ha sido clara y posible (mejora de relaciones de compresión, materiales, sobrealimentación, COMBUSTIBLES) para los eléctricos no. Y el quid de la cuestión reside en que, la capacidad de almacenamiento de energía que tiene un combustible liquido no la tiene, ni de lejos, una batería. Por poner un ejemplo, con un volumen (y peso) de 5 litros (recordemos que los litros miden el volumen, no el peso) un coche de combustión interna puede hacer 100km mientras que con el mismo espacio para almacenar electricidad, si arrancas un motor a la primera, ya está bastante bien.

    El tema al que vuelvo, es que hace mas de 100 años se tenía claro que con los combustibles líquidos la mejora es constante y notoria. De echo, es algo que incluso hoy en día se tiene claro (además, el margen de mejora continúa siendo amplio) mientras que la capacidad para almacenar electricidad, pese a que ha sufrido grandes avances, prácticamente se puede decir que sigue igual.

    Y esto último, salvo milagro, a día de hoy es un obstáculo insalvable.

    Esto no es un alegato ni a favor ni en contra de nadie. Por un lado, ojalá ocurra un milagro y con lo que ocupa un bidón de 5 litros de agua para el limpia podamos almacenar energía eléctrica para hacer 500km. Pero, por las mismas, me da igual que la energía venga de una sinterización líquida igual de eficiente. Todo, mientras sea verde, por supuesto. Ahora bien, y aquí es dónde la pescadilla se muerde la cola, resulta que toda energía deja un residuo (calor, CO, radiación…)

  • PanchoS

    22 de septiembre de 2022 a las 17:07

    Que gran artículo. Me representa completamente.

    De forma diaria me voy al trabajo en una Moto 650cc y es el paraíso. Cuento los minutos para salir del trabajo para irme en ella y de vez en cuando, irme a casa por «el camino largo» jaja.

    Respecto de la futura muerte de los autos a combustión, me siento como si supiera de antemano que la relación con mi actual pareja tuviese los días contados.

    En la casa también tengo un ya mítico Mazda Mx5.. y efectivamente también, es la gloria misma.

    ¿cómo se siente esta pesadumbre? se siente fatal definitivamente. Más cuando se ven cientos de industrias con chimeneas que escupen humo negro a diestra y siniestra.

    Saludos!

  • Jesús pinto

    23 de septiembre de 2022 a las 18:39

    La naturaleza humana es analógica, por mucho que el ser humano investigue nuevas formas de vivir vinculadas a lo digital, todos seguiremos siendo analógicos porque nuestros 5 sentidos son analógicos.
    Los automóviles eléctricos no aportan sensaciones de tacto ni oído. Seguirán existiendo los vehículos analógicos y solo los tendremos los más sensibles a nuestros sentidos.
    Sucede lo mismo con la música, los instrumentos musicales analógicos vs digitales, el oído es analógico y entiende en analógico, lo digital pierde frecuencias y el ser humano se pierde todos esos sonidos que trabajan en esas frecuencias que lo analógico si te da. Ese es mi análisis y como bien dices tú, fin de la cita.

  • Autor Staff

    Lasheras

    26 de septiembre de 2022 a las 11:01

    Gracias a todos por vuestros comentarios.

    @Lazaro. Un Mercedes V12, casi cualquiera, creo que es un valor a alza ahora mismo. Y si no, es una gozada seguro.

    @Nachetetm. Efectivamente un Singer está muy arriba en la lista, y no es que los demás no me llamen la antención, pero creo que le Singer es un producto con más garantías, más probado, mejor acabado (y con otro precio también, claro).

    @Deivid Torrepower. Veo que al igual que Nachetetm opinas que en algún momento se dará con la tecla del electrico divertido. Puede ser, pero me cuesta imaginar que solo por el hecho de ser rápido pueda ser divertido. Donde queda la interacción con el piloto? Si solo tengo que acelerar, frenar y girar, me pierdo la mitad de la diversión. Y si encima «no suenan»… No lo sé, pero veo dificil que consigan hacer algo pasional. Recordemos que Tesla lanzó su Roadster hace 10 años, y desde entonces, nada ha cambiado…

    @PachoS. Eres el feliz propietario de uno de los coches más divertidos de conducir del mundo. Enhorabuena.

    @Jesús Pinto, qué interesante comparativa y análisis. No solo es de fácil comprensión, sino que es una gran verdad. Me lo apunto para mis futuras discusiones acerca de los eléctricos, y hasta para un posible artículo.

    Saludos.

  • Ignacio

    28 de septiembre de 2022 a las 13:20

    A ver, no confundamos lo eléctrico con lo digital.
    Un coche con motor de explosión y cargado de electrónica para ayudas a la conducción, ABS, ESP y todos los sistemas que se han vuelto imprescindibles, será más digital que otro más sencillo pero con motor eléctrico. El que ahora las marcas instalen sistemas electrónicos en todos los coches, puede que los convierta en «digitales», pero será independientemente al sistema de potencia que tengan.

    Sobre el sonido también habría mucho que comentar.
    Cuando el instrumento digital reproduzca con exactitud hasta frecuencias que estén por encima del umbral de audición de nuestros oídos, dudo (y hay pruebas ciegas que lo demuestran) que nadie pueda apreciar diferencias entre uno y otro.

    Un saludo

  • Pabloide

    31 de octubre de 2022 a las 19:32

    Aplaudo el artículo… y lo comparto.

    Se ha puesto en negro sobre blanco muchos pensamientos que me rondan.

    Respecto a los restomod, no me explico como se les ha escapado a los fabricantes este filón.

    Sigan, sigan dándonos alimento a través de sus artículos a las mentes enfermas que somos los que amamos o el automóvil deportivo, de verdad… mas bien el coche pasional en el espectro más amplio.

    Gracias

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