Los turismos de competición de Volvo

Cada vez que organizamos un evento de 24 horas, entre mis amigos y yo nos empezamos a envenenar con la misma conversación: nos tenemos que hacer un coche para correr.

Es, en ese momento, cuando nuestra cabeza empieza a repasar fotogramas de auténticas leyendas del automovilismo, como si la mismísima muerte viniese a recogernos y nuestra vida pasase delante de nuestros ojos en un santiamén.

Aunque digo esto, dado mi edad, los coches que vemos en las 24 horas no formaron parte de mi infancia (por muy poco). No viví la época de Super Turismos del BTCC, Macao o los rallies de principios de los 90, pero con el tiempo, los verdaderos locos de los coches de mi generación nos hemos ido informando acerca de ellos y descubriendo la belleza de los mismos. Esto último no es del todo fácil; a cualquier le gusta un Ferrari, pero ¿a quién le gusta un Renault Laguna con pegatinas de una marca de café o un Ford Mondeo azul y amarillo?

Debido a mi interés por este tipo de coches legendarios (convertidas sus versiones de calle en kundas por todo el planeta ), el algoritmo de las RRSS, que no es precisamente tonto, me sugirió un artículo acerca de una de las marcas que más interés me suscita últimamente: Volvo. Como diría Alfredo Duro: Volvo ¿Qué es Volvo? ¿Qué vehículos fabrica ahora? ¿Tiene algo interesante en su gama? Echemos un vistazo a su web.

“Made for people by people”. Con esta intrigante frase, nos recibe Volvo cuando entramos en su página oficial (en la matriz, no en la parte específica de vehículos). Esta es típica expresión que suena fresca, cercana, amigable, pero que realmente no va más allá de eso; un puro gesto, como casi todo lo que nos ofrece el planeta hoy en día.

“Made for people”. Vaya hombre, pensé que se dirigían a un público canino o gatuno… ¿o quizás quieren distinguirse del hombre-masa? En ese caso yo hubiese optado por un “Made for lovers” o “Made for enthusiasts” o algo así que apelase más el sentimiento.

El resumen de lo que es Volvo hoy en día

“…by people”. ¿Qué me quieres decir? ¿que las otras marcas no tienen alma porque se diseñan con el manual del buen diseñador en mente o porque su objetivo final es ganar dinero? ¿o que tus coches se fabrican a mano en un granero de un remoto pueblo de la Laponia en vez de en una cadena de montaje? Sorprendente viniendo de una compañía que pertenece al gigante chino Geely.

Indagando en Volvo y dejando a un lado toda su división de defensa, construcción o naval, para quedarnos con Volvo Cars, vemos que su leitmotiv sigue siendo la seguridad, lo cual es de agradecer, una marca fiel a sus principios.

Eso sí, te metes en el configurador y son todo SUVs a excepción de un par de berlinas preciosas, aunque de dimensiones propias de dictador soviético. ¿Motorizaciones interesantes? Absolutamente nada, todo híbridos enchufables y alguna reminiscencia arcaica de motor de explosión (gasolina 163 cv o diésel 197) ya que, para 2030, la marca ha anunciado que solo ensamblará eléctricos puros. Por supuesto nada de cajas manuales ni tracciones traseras.

¿Dónde quedaron los bólidos suecos entonces? A decir verdad, Volvo nunca se ha prodigado en coches especialmente deportivos, pero siempre ha tenido alguna cosa interesante: 850 R, S60R…revisando lo que queda en el mercado de segunda mano, podemos encontrar alguna que otra joya. Entre las búsquedas más interesantes nos topamos los V60/S60 T6 Polestar, denominación que, infaustamente ha tomado el camino de la electrificación. Hablamos de una preciosa berlina en Rebel Blue, calzando llantas de 20’’ y con un turbocompresor asociado a un 4 cilindros con 362 cv (más potencia específica que un McLaren 675 LT).

Otro de los resultados que más me ha llamado la atención -aunque ya no es algo apetecible por su deportividad, sino por su exclusividad- es un S80 Summum en cuyas entrañas habemus un V8 de “Yamaha-Volvo con un sonido espectacular”. Coches más propios de una era de felicidad y optimismo.

Pero, volviendo al tema de las 24 horas, los Volvos que más nos interesan son lobos con piel de cordero con los que tu padre podría haberte llevado al colegio perfectamente pero que, hiperbólicamente (de hipérbole, no de hipérbola), con un par de modificaciones, mutaban en máquinas de matar. Hablamos por supuesto de los turismos de competición de Volvo; 6 concretamente.

Aquí quería acabar cuando antes mencionaba que las redes sociales me habían recomendado un artículo, ya que esta idea viene de la gente de Touring Car Times y una más de sus maravillosas, a la par que breves, piezas de “investigación”.

(Texto a continuación adaptado del artículo de Touring Car Times).

Volvo 240 Turbo – Grupo A

Aunque los modelos de Volvo ya estaban presentes bajo manos privadas en campeonatos de turismos, este fue el primer modelo que participó de modo oficial bajo el programa de la marca sueca. 1985, bajo la librea de Eggenberger Motorsport, vio a Volvo entrar en el European Touring Car Championship (ETCC). El programa resultó un éxito instantáneo, con la pareja Lindstrom-Brancatelli llevándose el título de ETCC batiendo a los todopoderosos Rover Vitesse V8 de Tom Walkinshaw Racing (TWR). Paralelamente, el éxito se repetía en Alemania con el equipo privado IPS Motorsport y su piloto Per Sturesson llevándose el título del DTM con un 240.

El Volvo 240 Turbo, exitoso durante toda la década de los 80, equipaba un 2.1 turbo que entregaba 380 cv y que se conocería como “The Flying Brick” (algo así como el ladrillo volador, supongo). El programa terminaría de forma abrupta de modo oficial en 1986 tras una fea descalificación por un tanque de combustible ilegal.

Volvo 850 – Super Touring

8 años después del breve pero exitoso programa de ETCC, llegó el que ha sido el programa más mediáticamente relevante para Volvo, con su 850 familiar en el Británico de Turismos (BTCC). Con la sorpresa de presentar una ranchera para tan reñido campeonato, Volvo se convirtió en objeto de deseo para cualquier aficionado a las carreras de coches. Siempre he dicho que a alguien que le gustan los coches, le gustan los familiares. Nunca verás a un verdadero quemado eligiendo un Range Velar si se le pone a tiro un RS4 como único coche para todo.

Para dicha empresa, Volvo contactó con los otrora rivales, TWR (que en ese momento llevaban un programa de F1), y la pareja Rydell – Lammers a los mandos de sus bólidos. Aunque se las prometían felices con un tercer puesto en la clasificación de Snetterton en la apertura de temporada del BTCC, lo cierto es que el 850 no logró ningún podio esa temporada, con un quinto como mejor posición. Hoy en día nos volveríamos locos con un 850 T en color amarillo natillas, habrá que pegarle una ojeada a Racecarsdirect.

El éxito, sin embargo, vino con la introducción del modelo berlina en 1995, con Rydell batiendo un record de 13 poles en BTCC, aunque sólo podría finalizar tercero en el ranking a pesar de sus 4 victorias, por las 2 de su compañero Tim Harvey. A pesar de volver a subir a lo más alto del podio en el 96, los suecos siguieron sin poder alzarse con el ansiado título. Esto, junto a los comienzos del test sobre la base del S40 hicieron que el programa acabase ese mismo año.

Volvo S40 – Super Touring

Aunque el 850 se considera el mayor éxito “visual” de Volvo, la verdadera palma se la lleva el S40, con el mismo 5 cilindros del 850 pero una mayor ligereza y una aerodinámica superior. Bautizado en las pistas en 1997, fue al año siguiente cuando, por fin, Rickard Rydell se proclamó campeón del BTCC frente al Nissan de Anthony Reid en un duelo épico que quedará para los anales del automovilismo mundial. El 98 alumbraría además el ciclo más exitoso jamás visto del fabricante escandinavo, con una victoria en la Bathurst 1000 con Rydell compartiendo volante con la leyenda australiana Jim Richards.

El S40 competiría en el BTCC durante un trienio, hasta que Volvo cortara el grifo a finales de 1999. Este modelo seguiría corriendo en el Swedish Touring Car Championship de la mano de Flash Engineering hasta 2002.

Volvo S60 – S2000

Después de un lapsus de 3 años, Volvo retornaría en 2002 con un programa oficial en el resucitado European Touring Car Championship (ETCC) bajo el paraguas FIA. Esta vez, el equipo elegido para el proyecto sería nada más y nada menos que Prodrive. Sin embargo, pronto se vio que el programa iba escaso de fondos si se comparaba con los principales rivales, Alfa Romeo y BMW. Rydell conseguiría 8 podios, pero sin lograr la victoria, mientras que su compañero James Hansson solo puntuaría en 4 ocasiones. Por este motivo, Volvo saldría de este programa tras solo una temporada.

El S60 continuaría de la mano del equipo privado italiano ART Engineering, aunque con incluso peores resultados, con Rydell consiguiendo solo 2 podios y Sandro Sardelli consiguiendo solo un top 10. Las operaciones continuarían en el STCC con Flash Engineering (lo que después sería Polestar Racing) tomando el mando del desarrollo del coche como brazo oficial de Volvo. Su mejor resultado vendría en 2007 cuando Robert Dahlgren termina segundo en un S60 impulsado con etanol.

Volvo C30 – S2000

2008 iluminaría el nacimiento del pequeño C30 en el STCC, desarrollado por Polestar Racing (renombrado como Cyan Racing más adelante) teniendo como base los 5 cilindros de bio etanol que montaba el S60 en el ETCC. Después de una primera temporada con altibajos, la siguiente se vería recompensada con el título de la mano de Tommy Rustad tras una controvertida batalla con BMW.

El C30 no solo se empleó en el STCC, sino que Polestar Racing lo usaría en el WTCR en 2011 con Robert Dahlgren de nuevo. Aunque empezaron con el ya famoso 5 cilindros, a mitad de temporada se pasó a un 4 cilindros turbo. La experiencia de Dahlgren se materializó en destellos de velocidad, pero nunca estuvo a la altura de los equipos dominadores, Chevrolet y SEAT. El programa llegó a su fin tras solo una temporada ya que Ford, dueños en ese momento de Volvo, venderían la marca sueca a la china Geely, eliminando una opción de expansión con el nuevo V40 para 2012.

Volvo S60 – TC1

Otro lustro tendría que pasar para que Volvo se volviese a implicar de manera oficial en un programa de competición, de la mano de la segunda generación del S60 para el WTCR con Cyan Racing. El coche mostraba unas credenciales importantes, con 420 cv y solamente 1100 kg. A pesar de ello, el coche fue de todo menos competitivo durante su primera temporada, pero una reestructuración en profundidad de cara a 2017 impulsó a Thed Bjork al primer título mundial de Volvo.

Sin embargo, de nuevo, el programa terminaría abruptamente por un cambio de intereses de la propia Volvo y unos costes que se disparaban por momentos. Los suecos abandonarían el programa del WTCC en 2017 y, con ello, la historia de su programa de competición.

Las palabras «Volvos de carreras» representan un oxímoron (recurso retórico consistente en combinar dos palabras o expresiones de significado opuesto); por eso creo que nos gustan tanto.

Aunque Volvo ha tenido más modelos compitiendo por el planeta, tales como el S60 V8 Supercar australiano, el S60 Solution-F del campeonato belga de turismos o el S60 del equipo K-Pax en el Pirelli World Challenge, los ejemplares desarrollados anteriormente son los que han otorgado más fama a la marca sueca.

Por nuestra parte, nos encantaría volver a ver una marca con modelos tan sumamente bonitos en las pistas de carreras, pero mucho nos tememos que no será así; confiamos en que algún equipo resucite alguno para nuestras próximas 24 horas…

Extra Lap

¿Por qué no construirte tu propia réplica del BTCC con coches sencillos y económicos? Te lo contamos en 2019 en nuestro artículo «Réplicas BTCC, ¡construye la tuya!«

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5 comentarios en “Los turismos de competición de Volvo”

  • nachetetm

    17 de noviembre de 2022 a las 17:40

    ¡!QUÉ-GRAN-ARTÍCULO!!

    SI vamos a hablar de grandes competiciones olvidadas, en mi opinión, ninguna como el DTM de principios de los 90…

  • el de siempre jodiendo

    19 de noviembre de 2022 a las 21:07

    Jo, el artículo bestial! Esos de DTM para los que ya peinamos canas…

    Quizás porque anduve mucho de chico en un 850 (nostalgia inside, de pasajero). Si mal no recuerdo era un 850, 2,4 litros, 5 cilindros, 170 CV. Menuda mole para la época, comparado con un serie 3 de bmw era un transatlántico. Todo cuadradote el tío. Ayyy, qué buenos fueron los tiempos pasados…

    La prueba del 850 R en autopista (o era en automóvil?) ¿la escribió A. de A.? Tengo que buscar esa prueba!!! Seguro que la revista está llena de migas de pan del bocata de la merienda!!!

    Yo también quiero tener un funerario amarillo de 250 CV!!!

    Gracias!!!!

  • Arendal

    20 de noviembre de 2022 a las 07:20

    Genial articulo.

    Q gran anuncio el del 740sw y el lamborghini countach remolque, un genio. El del radar no lo conocía, pero eran unos cachondos los publicistas, además de buenos. Yo vi el anuncio en un festival de publicidad año 90 y se me quedo grabado.

    Pero no dejéis pasar la oportunidad de poner una foto del S60 V8 supercars, q es como tendrían q ser los volvo, macarras. :-D

    Un saludo, arendal

  • Jordi

    26 de noviembre de 2022 a las 00:00

    Excelente artículo con muchos recuerdos, la edad…

    Uno que vivió la época del BTTC y DTM en Eurosport en su época, el ladrillo familiar era brutal, otro tema es que fuera competitivo, y en el parking había uno, del primer T5 en verde que era especial, a mi me gusta más que el amarillo.

    Y hablando de anuncios, había otro je decía que era más rápido que los deportivos de la época, en recuperación, cierto, ya que imagino que con el cambio automático lo hacía mejor que los otros en la marcha más larga, genios del marketing suecos.

    Ciao.

    Y los tochos Volvo eran los coches oficiales de los capos de los países comunistas, curioso…

  • Alejandro

    18 de enero de 2023 a las 03:46

    Increíble artículo. Qué bonito recordar tiempos pasados. Aun me acuerdo de viajar con mi padre en el 850 T5 que teníamos en casa, y que por cierto, seguimos teniendo usándolo casi cada día después de más de 600.000kms.

    Qué decir del artículo, genial como siempre, en vuestra línea. «Volvo de carreras», el verdadero oxímoron.

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