Buenos días. ¿Qué haces hoy? Aburrida mañana del 6 de Mayo; seguramente, nada extraordinario. Sin embargo, hace hoy exactamente 105 años que unos hombres, a medio camino entre locos y héroes, tomaban parte en la primera gran carrera de la historia. Este artículo, el primero de varias partes, es una colaboración de Jorge Azcoitia. Sentaos a leer con calma, vais a disfrutar.
Delarosa
Imagínate poder hacer el mejor cóctel que se te ocurra con todas las disciplinas de carreras.. Imagínate coger los GTs más extremos del momento, los mejores y más rápidos prototipos. Imagínate que no vayan a correr en las tradicionales pruebas en circuito cerrado como Le Mans, Nürburgring, Daytona… nada de eso; que corran en un tramo de carretera, pero no uno de 20km como son los más largos de hoy día, no, vamos a hacer que recorran un tramo de más de 70km. Habrá un desnivel desde apenas a 10m sobre el nivel del mar a más de un km de altura en el punto más alto.
Por supuesto, nada de carreteras perfectamente asfaltadas, no; serán carreteras de uso público a diario, imperfectas, con sus parches, sus cambios de peralte, con unas doce curvas peligrosas por cada kilómetro, terraplenes, zonas sucias o directamente sin asfaltar, precipicios, horquillas, etc. Pero eso sí, tendrá una recta de más de 6km, y tan estrecha que la gente casi podrá tocar los bólidos cuando pasen, a más de 280km/h. Y el trazado será tan revirado que poquísimos podrán llegar a la meta en menos de cuarenta minutos. Y para que sea una carrera de resistencia, además, darán no una, sino hasta catorce vueltas para alcanzar la mágica cifra de los 1000km. Y para que sea una carrera y no una prueba cronometrada simplemente, haremos que los coches salgan con un margen de tiempo entre sí, pero estarán todos corriendo juntos. Ah, y avisaremos con semanas a los vecinos del lugar con carteles en los pueblos de que estén pendientes de los niños, de los animales y de no usar las carreteras; pero luego que cada uno se las apañe y esperemos que no haya demasiadas desgracias.
Caballeros, bienvenidos a la Targa Florio.
Hoy hace más de cien años, el cuatro de Julio de 1905, un joven impetuoso de tan sólo 19 años participó con su Mercedes en la Copa Gordon Bennett en la localidad de Auvernia, Francia. La ronda clasificatoria se haría en lo que luego evolucionaría a ser el famoso circuito de Clermont Ferrand que, por cierto, está muy cerca de la factoría Michelin, cubiertas que calzaban los cuatro primeros clasificados, incluido el vencedor y empleado de Michelin, Léon Théry.
Mapa del trazado del circuito de la Copa Gordon Bennett de 1905. 137km y cuatro vueltas: 549km totales.
El vencedor de la Copa Gordon Bennett en 1905 (y también en 1904), Léon Théry, empleado de Michelin del que se dice fue el que le puso el nombre de Bibendum al carismático muñeco de la marca.
Fue durante el largo camino hacia la sede de la competición, y al inspeccionar la zona, cuando aquel joven siciliano se dio cuenta de que aquellos parajes no eran tan distintos de los de su amada tierra natal, lo que le llevó a pensar en la posibilidad de importar una carrera de este tipo en aquellos lares.
Una imagen del recorrido de la Copa Gordon Bennett de 1905.
El coche número 16, segundo clasificado y Conducido por Felice Nazzaro. Vincenzo Florio es el “mecánico”, aunque casi podríamos considerar a Nazzaro el “chófer” de Florio. En sus comienzos, Vincenzo era un loco al volante atemorizando a todos los transeúntes de las calles de Palermo. Afortunadamente, decidió que para alguien de su estatus social y económico era más apropiado contratar a sus propios pilotos y que corrieran con y para él, sobre todo cuando no gozaba de la aprobación de su familia –ni, hasta 1904, de la mayoría de edad- para competir por el riesgo que implicaba.
Vincenzo Florio (1883-1959) era un visionario, un soñador, lleno de enérgica vitalidad; estaba convencido de que los “carruajes motorizados” eran el futuro y cambiarían el mundo para siempre. Él lo tenía muy claro, pero el resto del mundo por aquel entonces, no tanto; y se propuso con todas sus fuerzas darlo a conocer. Pero antes había que perfeccionar la máquina, hacerla más fiable, más rápida, más accesible para todo el mundo. Su idea era la de promocionar el automóvil como una pieza clave del desarrollo del siglo que acababa de comenzar, pero el camino sería largo y difícil.
Un joven Vincenzo Florio a principios de siglo.
A sus 22 años decidió llevar el entonces recién estrenado mundo de las carreras a su pequeña isla italiana. Su adinerada familia, dueña de “media Sicilia” (gracias a poseer prácticamente el monopolio del transporte marítimo en todo Italia, varios viñedos y muchas otras posesiones), puso los medios para llevar estas costosas iniciativas a cabo. La buena amistad con el editor del diario L’Auto de París también ayudó mucho a la difusión del evento fuera de Sicilia.
La «Settimana automobilistica» o Semana automovilística de 1904 se hizo un circuito que pasaba por Brescia – Cremona – Mantova y vuelta a Brescia. Este fue el evento elegido por Florio para estrenar su primera Coppa Florio, precursora de la Targa. También sería el evento precursor del recorrido de la que más adelante sería la Mille Miglia de 1940.
En 1905 organizó su primer trofeo, la Coppa Florio, en Brescia. Ofrecía como premio 50.000 liras y una copa hecha por el entonces famoso escultor Polak, de París. El propio Florio participó, pero debido a diversos problemas de neumáticos y motor acabó un discreto 9º puesto. Debido al éxito de la competición en el ámbito internacional, el gobierno italiano le concedió el título de Caballero del Reino de Italia. Pero a pesar de todo esto, Vincenzino, como le llamaban sus más cercanos amigos, tenía planes de hacer una prueba de mucha mayor envergadura.
Cartel que anuncia la primera Targa Florio.
Su idea era crear una carrera en la que se midiera a los individuos en vez de a los equipos; pero, sobretodo, al progreso y evolución de los automóviles de carretera para que soporten largos viajes, como a la carretera en sí. No servía de nada tener un coche magnífico si la carretera era impracticable. Además, para poder hacer una prueba en la que se impulsase el desarrollo de los vehículos de calle, en vez de los especializados para carreras, se creó un reglamento para que el coste fuera contenido: 20.000 liras si el coche pesaba al menos 1300kg y 15.000 si pesaba más de 1000kg. El número mínimo de unidades fabricadas, el tipo de motor y cilindrada también estaban controlados para este fin. Vincenzo Florio, años antes que Henry Ford produjera en cadena el modelo T, ya pensaba en que había que desarrollar esta tecnología accesible para todo el mundo.
El recorrido de la primera Targa Florio. Posteriormente esta variante de 148km se conocería como el Circuito Grande de la Madonie.
El nombre de la Targa procede de una anécdota que merece ser contada. Florio, una tarde en París, estaba esperando a un carruaje para que le llevase a la ópera. Mientras esperaba, una joven le ofreció unas flores. Él, conmovido por la pobreza de la joven, le compró todas pero le dijo que se las quedase, que no sabría qué hacer con ellas. La joven, eufórica con su gesto, escogió unas pocas y le dijo que se quedase con esas, que le traerían suerte. A todo esto, apareció un carruaje. Por no discutir, las cogió rápidamente y al subirse reparó en una placa que leía “Targhetta 24”, con el número de carrocería producida. Intrigado por el nombre italiano en un carruaje francés, durante el camino se le ocurrió, a propósito de la “targuetta”, que el premio para su próximo evento sería una placa, una targa, la Targa. A Vincenzo le encantó la musicalidad que tenía: “Targa Florio”. Las flores de aquella muchacha efectivamente le habían traído suerte.
La primera placa o targa, la “Targa Florio”
La primera edición se celebró el 6 de Mayo de 1906. Además de la propia Targa, Florio también inauguró la “Perla del Mediterráneo”, una competición de barcos que consistía en dar una vuelta alrededor de la isla. Volviendo a la Targa, se celebró en el circuito de la Madonie, en el que se evitaron los pasos a nivel (para huir las desgracias que ya ocurrieron en la trágica carrera de Paris-Madrid de 1903 y en la que Florio no corrió por orden de su precavido hermano –Vincenzo aún no era mayor de edad en Italia por entonces- y probablemente le salvó la vida por ello), era de casi 150km, dando un recorrido total de 450km en las tres vueltas de las que constaba. Y, aunque sólo tomaron la salida diez coches (algunos habían sufrido una huelga de transporte marítimo en Francia y no pudieron llegar mientras que otros se vieron obligados a retirarse por problemas mecánicos y diversos accidentes antes de la carrera), la carrera se consideró un éxito internacional y empezaría a labrarse un nombre para sí misma cada año, atrayendo a los mejores coches y pilotos de la época. La primera edición fue ganada por Alessandro Cagno en un Itala 35/40 HP.
Alessandro Cagno en su Itala, antes de la carrera
Instantáneas de Cagno en la carrera
La recta principal de Bonfornello, donde se situó la línea de meta, la tribuna principal y donde hasta se habilitó una parada de tren sólo para el evento con el fin de que el público tuviera un acceso directo y cómodo a las gradas desde la estación del pueblo de Messina.
5 de Mayo de 1906. Vincenzo Florio, felicita a Cagno por su victoria con Itala en la primera Targa Florio. Su vuelta rápida sería también de la carrera parando el cronómetro en 2h 50’ y 10’’.
Un par de videos de la primera Targa. En ambos tenemos pequeños fragmentos de una entrevista muchos años después al vencedor de la primera Targa, Alessandro Cagno:
https://www.youtube.com/watch?v=LcSVd9riRnw
En la siguiente edición de 1907, ya hubo 51 participantes. Este año fue ganada por Felice Nazzaro, piloto de FIAT y buen amigo de Florio que ya mencionamos como piloto del coche de Vincenzo en la Gordon Bennett de 1905. Fue Nazzaro precisamente quien entregó el primer coche en toda Sicilia en 1902 al hermano mayor de Vincenzo, Ignazio, quien posteriormente le pediría que se encargase de mantenerlos. Nazzaro sería también el encargado de conducir los coches de Vincenzo (antes de su mayoría de edad, yendo Florio de “mecánico”) en sus primeras carreras y la primera persona a la que le confiaría su propósito de hacer una gran carrera en Sicilia aquel cuatro de julio de 1905. En segundo lugar quedó el amigo de Nazzaro pero eterno rival, también piloto de FIAT, Vincenzo Lancia. Sí, ese Lancia.
Cartel que anuncia la segunda Targa. Premio de 30.000 Liras.
Florio, junto al FIAT nº 20B de Nazzaro, que logró la victoria a 54,08 Km/h.
Esta revista apareció para promocionar la Targa Florio 1907 y el turismo en la isla.
Vincenzo Lancia en su FIAT 28/40 HP antes de comenzar y en plena Targa.
Al ver estas obras del pintor Gordon Crosby, aun siendo unas “simples pinturas”, uno puede cerrar los ojos e imaginarse lo peligroso que era correr por aquellos recorridos totalmente agrestes, sin asfaltar, con aquellas primitivas máquinas; la sensación de pioneros y de aventura que podía aportar a los corredores. Hoy día, algo así es inconcebible: todo está prácticamente probado o estudiado. Cuesta hacerse una idea de la dureza que debían de soportar. Para empezar, iban totalmente desprovistos de sistemas de seguridad (ni siquiera un sitio donde agarrarse, no digamos ya cinturones de seguridad), completamente expuestos a los elementos, sobre todo al polvo que levantaban los otros participantes, con mil y un problemas a la vuelta de cada curva, desde socavones, piedras, animales, transeúntes, los críticos pinchazos (hasta el año siguiente, 1907, no se reparaban cambiando un conjunto neumático-llanta porque los hermanos Michelin aún no habían inventado ese sistema y había que sacar la goma entera de la llanta –si quedaba algo de ella- y volver a ensamblarla), averías mecánicas (que las había y muy frecuentemente, hablamos de máquinas muy poco perfeccionadas por aquel entonces y usadas en condiciones extremas), repostajes (en la primera edición la gasolina se podía llevar en el coche y repostar en plena prueba, luego sería posible hacerlo en alguno de los 26 pits repartidos por todo el trazado), bandidos,… La Targa Florio era una auténtica odisea que a nadie se le ocurriría hacer en su sano juicio.
Las siguientes ediciones, entre 1908 y 1914, no gozaron de la misma popularidad que las dos primeras ediciones, contando con pocos participantes (trece en 1908). La crisis de constructores automovilísticos europeos de 1909 no ayudó; pero desde luego un suceso que dejó a Sicilia muy tocada fue el terremoto a finales de diciembre de 1908, destruyendo Messina y entre sesenta y noventa mil muertos. Los negocios de la familia Florio no eran impunes a estos acontecimientos y las riquezas empezaron a convertirse en deudas. Para colmo, ocurrieron una serie de tragedias en el seno de la familia, como la muerte de tres de los hijos de Ignazio o la muerte de cólera en 1911 de la princesa Annina Alliata, con la que Vincenzo se había casado en 1909.
El vencedor de la edición de 1908, Vincenzo Trucco en su Isotta Fraschini 50 HP. Fijáos en lo espartano del asiento, la vestimenta del piloto y el aspecto de los mandos de la cabina. Qué contraste con un coche de carreras actual.
Lancia seguía quedándose a las puertas de la victoria con un segundo puesto que no le satisfizo.
Una instantánea de la recta principal y del posteriormente cuarto clasificado, Porporato en su Berliet.
Pero volviendo al evento, la Targa de 1909 estuvo a punto de no celebrarse. Florio puso todo para que se hiciera y al final se corrió, pero, eso sí, reduciendo las participaciones únicamente a Sicilianos y recortando la duración a una única vuelta. La línea de salida y meta se movió a una zona más cercana a Cerda (antes estaba en plena recta de Bonfornello). Ese año, el propio Florio compitió para hacer grueso en la lista de inscritos, quedando con su FIAT en un meritorio segundo lugar, detrás del Barón Francesco Ciuppa.
El vencedor de la prueba de 1909, el Barón Francesco Ciuppa al volante de su SPA con el dorsal número tres.
Vincenzo Florio en su FIAT 50 HP quedaría un digno segundo clasificado.
Las nuevas gradas, cerca de Cerda, dejando atrás las de la recta de Bonfornello.
En 1910, la Targa constaría de dos vueltas y en un intento por atraer a más constructores y así acumular más participantes, los coches adecuados al reglamento de la Targa correrían junto con los más simples “Voiturettes” que hasta ahora eran una categoría de coches que hacían de “teloneros” a la Targa. Pero ni así consiguió apenas cien espectadores en las gradas construidas ex profeso para la carrera. En 1911 el éxito fue similar.
Tullio Cariolato ganó la prueba de 1910 en un Franco 35/40 HP.
La prueba de 1911 fue ganada por Ernesto Ceirano en su Scat con el dorsal número cuatro.
Los años 1912, 1913 y 1914 trajeron algunas novedades. La principal sería el cambio de la ruta y el nombre por el “Giro di Sicilia”. El recorrido constaría de 1050km, dando una vuelta al perímetro de la isla, lleno de malas carreteras que hasta entonces sólo estaban adecuadas para carros y carruajes. Florio trataba por ambas partes de que los fabricantes se esforzasen en hacer coches capaces de ir por cualquier parte y, a su vez, que las autoridades competentes se encargasen de modernizar estas carreteras. Sorprendentemente, consiguió una interesante mezcla de mejoras y adaptaciones por ambas partes. A destacar de este período las victorias del contra todo pronóstico, el primer no italiano, Cyril Snipe de nacionalidad británica, conduciendo un SCAT (el coche sí que era italiano) en 1912, la segunda victoria de Nazzaro en 1913 y la del récord de velocidad, por encima de los 58km/h de Ernesto Ceirano en uno de los coches de su padre, SCAT. Acerca del recorrido, la experiencia del primer Giro hizo que los dos últimos años se hicieran en dos etapas. ¡Imaginaos lo duro que debió de ser el primer año, tardando el ganador casi 24h!
Aquí vemos la ruta del “Giro di Sicilia”, el nuevo formato de la Targa, orquestrado por un desesperado Vincenzo Florio, en pos de atraer más participantes. El recorrido constaba de una vuelta al circuito de 1050km por las agrestes carreteras paralelas a la costa siciliana.
El vencedor de la prueba de 1912, Cyril Snipe, al volante de su SCAT 25/35 con el número 24 y la ya tradicional enhorabuena de Florio a la llegada.
Para la segunda edición del “Giro di Sicilia”, en 1913, el ganador de la prueba sería el amigo (además de piloto y mecánico personal) de Florio (y vencedor de la Targa de 1907), Felice Nazzaro.
Al año siguiente, volvería a repetir victoria el italiano Ernesto Ceirano con el coche de su padre, el SCAT 22/32.
Puedes buscar las otras partes de este artículo en el índice:
La Targa Florio, la carrera de todas las carreras.
5 de mayo de 2011 a las 09:34[…] […]
Javi
5 de mayo de 2011 a las 09:50Maravilloso.
nachetetm
5 de mayo de 2011 a las 19:34Increíble trabajo de documentación. ¡Y que maravilla de fotos!
Gis
6 de mayo de 2011 a las 10:12Magnífico artículo.
No quiero ni pensar el curro de documentación que te ha llevado.
Olé!
Stradale33
6 de mayo de 2011 a las 11:14Que pasada de artículo, me lo he leido de un tirón.
Estoy esperando la continuación, por favor, haced algo así para todas las épocas. Sería la referencia de la Targa Florio en español.
No sé como se os ocurren estos temas pero siempre acertáis. Y en los otros blogs hablando de los muertos en carretera y emisiones de CO2, no lo entiendo, de verdad.
Jorge Azcoitia
6 de mayo de 2011 a las 14:40Hola a todos,
Lo primero, daros las gracias por los comentarios (de aquí y del foro http://www.relojes-especiales.com/). Son cosas como estas las que me animan de cara a seguir haciendo este tipo de «obras del Escorial» en forma de blog.
Os escribo para confirmar que haremos todas las épocas cronológicamente, pero os ruego paciencia porque efectivamente es un trabajo muy tedioso, desde recopilar buena información de los sucesos, separar la paja de lo que pueda considerar que os interese, y por supuesto, llenarlo de fotos que sean relevantes e interesantes, con un tamaño digno para poder verlas.
Espero que las siguientes entregas colmen vuestras espectativas y enganchen a alguno más por el camino a este estupendo blog en el que tengo el honor de colaborar.
Saludos,
Jorge Azcoitia
juanjo
7 de mayo de 2011 a las 03:30un gran trabajo. enhorabuena, y muchas gracias.
Jaime
8 de mayo de 2011 a las 11:31Brutal artículo! Aunque no me esperaba menos de esta página :)
Targa Florio, primeros héroes - 8000vueltas.com
16 de mayo de 2011 a las 23:13[…] la primera parte de este monográfico dedicado a la Targa Florio, vamos con la […]
Targa Florio, parte 3. Primeras tragedias - 8000vueltas.com
29 de febrero de 2012 a las 15:15[…] parte del especial Targa Florio de Jorge Azcoitia, ver Parte 1, la carrera de todas las carreras y Parte 2, primeros […]