Una elitista revista dedicada al automóvil clásico y también al actual (1), daba cuenta en la página 20 de su número de abril de 1995 de una serie de novedades que llegaban al mercado, novedades que iban desde los monovolúmenes trillizos que fueron los Ford Galaxy, Seat Alhambra y Volkswagen Sharan, hasta los Porsche 911 Carrera RS y 911 Turbo, pasando por el primer fruto de la asociación Volvo – Mitsubishi, el Mitsubishi Carisma, sin olvidar la audacia del Renault Sport Spider o el renacimiento que fue el modelo F de MG ni, menos aún, el recién llegado e imponente Bentley Azure, al que describía como sigue:
“Lógico, el Bentley Continental R da ahora nacimiento a una versión descapotable, puesta a punto en colaboración con Pininfarina”.
O sea:
Superlativo sobre ruedas, pues se trata de lujo automóvil al más alto nivel, dotado de estética consonante y de motorización a tono, todo bajo la premisa de lo mejor que se pueda pagar.
En otros términos:
Dieta a base de caviar Beluga Royal, trufas blancas del Piamonte, percebes del Roncudo y bombones Godiva, dieta que no será la más nutritiva, ni la más digestiva, quizás tampoco del gusto de todos los paladares, pero sí, en cambio, la comida más refinada y exclusiva por lo que a precio se refiere, excentricidades inimaginables aparte.
La primera versión del Bentley Azure aparece en 1995.
En esos días, Bentley -con un pasado histórico muy notable- sigue perteneciendo a Rolls Royce desde 1931, siendo ambas propiedad del grupo Vickers desde 1980.
Entonces, los Bentley eran Rolls con una parrilla delantera diferente, tal vez algo más snobs al lado de ese caviar sobre ruedas llamado Rolls, haciendo de caviar sobre ruedas bis, con leves modificaciones en su presentación.
Ambas marcas se defendían bien en el mercado. Concretamente se vendieron un total de 1.556 Rolls y Bentleys en 1995, de los que 949 eran Bentley.
En 2018, cuando Rolls es un BMW de superlujo y Bentley es un Volkswagen a tope, aún se defienden mejor, ya que 10.494 fueron los Bentleys vendidos y 4.107 los Rolls, ofreciendo cada una de las marcas sus respectivos SUV, el Bentayga y el Cullinam, cual aristócratas a la moda actual, “en bermudas”. (2)
Así pues, aun habiendo presentado Bentley en el Salón de Ginebra de 1994 su prototipo Java, al año siguiente la marca ofrece en el mismo lugar algo más realista, el Bentley Azure, derivado del Continental R. Cuenta para ello con la colaboración de Pininfarina y obtiene un coche que se define perfectamente en una frase lapidaria:
“El cabriolet más caro del mundo”.
Dicho cabriolet -donde el cuero, la madera y el niquelado brillan con elegancia, y donde cabe cualquier originalidad demandada por el comprador- está motorizado por el V8 de la casa, al servicio de la gama Bentley y de la gama Rolls Royce.
Tal motor cubicaba 6750 cc y daba solo 245 cv por ejemplo en un Bentley Brookland, pero ofrecía, en este caso, 360 cv a 4200 rpm. Este V8 dispone de un turbo y de inyección multipunto, contando con una caja automática de 4 velocidades.
El coche pesa 2430 kg, su maletero cubica 350 l y su depósito de combustible 108, midiendo 5,340 m de largo, 1,870 de ancho y 1,460 de alto. (3)
No habrá más novedades para el Bentley Azure en 1996, fuera de una potencia ahora de 389 cv.
En el Salón de Ginebra de 1997 se modifica ligeramente su estética y la calandra, dispuesta en nido de abejas.
En 1998 aparece el último Rolls, el Silver Seraph, que en versión Bentley se llamará Arnage, cesando los Bentley Brooklands y Turbo R, quedando Bentley finalmente en el grupo Volkswagen y pasando Rolls a BMW, cuyos motores V12 motorizan seguidamente a los más venerables y aristocráticos automóviles de Inglaterra. Dichas marcas se separan definitivamente en 2003, fabricándose en lo sucesivo los Rolls en Goodwood y los Bentley en Crewe.
En 2002 aparece el bellísimo Bentley Continental, que es una evocación del más que sublime Bentley Continental de 1952, no quedando en la Bentley de Volkswagen otro resto de los Bentleys de Rolls, ni siquiera el Azure.
A pesar de que mi admirado nuevo Bentley Continental dispondrá de una versión descapotable -el Continental GTC-, desde abril de 2006 aparece otro Azure en el salón de Fráncfort, ahora basado en el Bentley Arnage. Fue puesto a la venta desde 2006, coexistiendo con los Continental, Continental GTC y Flying Spur “para uso de los nostálgicos de los Bentley semejantes a los Rolls”.
Este nuevo Azure se fabrica ahora en Crewe y dispone de un V8 biturbo de 6725 cc que da 456 cv, 50 cv más que en el Arnage. Mide 5,4 m de largo, 1,93 de ancho y 1,51 de alto, con un peso de 2.585 kg y contando, por otra parte, con una lujosa capota de triple capa, así como con suspensiones pilotadas.
Con todo, en el Salón de Los Ángeles de 2008 el Azure aparecerá con 507 cv y el emblema B alado será esculpido y retráctil, no evolucionando ya más la segunda versión de esta exhibición de superlujo rodante representada por el Bentley Azure.
La prensa especializada se ocupó del primer Bentley Azure, del que se fabricaron 1.403 unidades entre 1994 y 2002.
En Le Moniteur Automobile (4) lo definían en 1995 como un Bentley para quien quisiera un Rolls Royce -a falta de no haber sido comercializado por su fabricante el prototipo Java-, o como un Bentley Continental R de 1991 en versión convertible, desaparecido el Rolls Royce Corniche, en el mercado desde 1971.
Añadían que su desarrollo había requerido dos años de estudios y la presencia en Italia de 20 ingenieros de Rolls para su gestación. Al final, los chasis saldrían de Inglaterra para ser vestidos y capotados por Giugiaro, regresando a Gran Bretaña para ser terminados y llevando 200 kg adicionales, al ser descapotados.
En carretera, se quejan en esta revista de alguna falta de rigidez y de su habitabilidad trasera, así como de su confort, pero quedan maravillados de un conjunto tan potente, lujoso y elegante.
Motor 16 (5) también accede a un Bentley Azure y titula sus impresiones como “Más cerca del cielo”. Lo hace “no por la proximidad al cielo sino por el cariño con que trata a sus ocupantes”, refiriéndose a él como “suavidad, confort, lujo, la máxima expresión de lujo sin techo”.
Continúan explicando que, desaparecido el Rolls Corniche, lo más fácil era quitar el techo al Continental R, resultando así un automóvil impresionante, que es grande y no pasa desapercibido con su madera de raíz en el cuadro y con su cuero Connolly en los asientos -eléctricos y cómodos los delanteros, pero rodeados de poco espacio para las piernas los traseros-, agregando que su capota de triple capa no ha podido recurrir a un cristal trasero, optando por un plástico, y señalando que, descapotado, desde 140 km/h molestan las turbulencias, si bien su conducción es sencilla, manteniendo fácilmente altas velocidades y demostrando nobleza en las curvas.
Concretan que se trata de un coche cuyo V8 le brinda una velocidad máxima de 240 km/h, permitiéndole alcanzar los 100 km/h desde cero en 6,5 segundos y exigiéndole 12,5 l de combustible a 120 km/h cada 100 km, que llegarán hasta 26 en ciudad y 18 en ruta si la marcha se anima, lo que facilitan su suspensión independiente automática y su amortiguación de dureza variable.
En suma: “para quienes pagan la exclusividad de 100 fabricados al año”
Vuelve esta publicación (6) a referirse al Azure, cuya calandra ha sido modificada, y lo presenta como “el descapotable más caro del mundo”, que no es el más rápido, ni el más cómodo, ni el más seguro, pero al que todos miran, sin ser práctico, ni amplio ni económico, aunque sí exclusivo, habiendo dejado atrás Bentley su historial deportivo -previo a 1931-, pero conservando la artesanía, elegancia y tradición de la marca, y dosis convenientes de potencia y tecnología.
Esta misma revista lo sitúa en la lista de precios española de finales de 1999 y su precio de 55.735.000 pesetas todavía se ve superado por las 63.512.320 pesetas de un Bentley Continental SC o las 56.784.640 que cuesta otro hermano suyo, el Bentley Continental Turbo, rebasando todos ellos las 37.516.800 que vale el último Bentley desarrollado con Rolls Royce, el Arnage, similar al Rolls Royce Silver Seraph.
Al lado de estos precios parecen casi económicos los 14.880.000 de un Audi S8 o los 17.595.000 de un BMW 750, o incluso los 37.053.869 de un Ferrari 456 GTA, los 21.704.036 de un Porsche 911 Turbo, los 16.000.000 de un Jaguar XKR 4.0 o los 10.750.000 de un Mercedes CLK 430 cabriolet, que con 279 cv es el descapotable de cuatro plazas que más se aproxima en la oferta automovilística de entonces al altivo Bentley Azure.
Vuelve la publicación belga con el Azure en 2006 (6), refiriéndose ahora al que deriva del Bentley Arnage de 1998, precisando que hace cuatro años que cesó el primero y que actualmente es el grupo Volkswagen quien desarrolla el nuevo Azure, del que se fabricarían 716 unidades entre 2006 y 2009.
Explican que ahora su capota, totalmente automática y tricapa como antes, solo tarda 25 segundos en funcionar, existiendo menos remolinos de aire hasta 160 km/h, capota que ni se consideró en chapa, pues engrosaría su trasera, considerando, por otra parte, que los propietarios de un Azure lo compartirían con otros selectos ejemplares, de manera que siempre habría en sus garajes un sofisticado coche más adecuado para desplazarse lujosamente bajo la lluvia.
Indicaron también que el concepto general de la versión previa derivaba del Bentley Mulsanne, gemelo del Rolls Royce Silver Spirit de 1980, y que su motor era una evolución del V8 presentado en 1959 para el Bentley S 2 y su homólogo el Rolls Royce Silver Cloud II, ofreciendo ahora uno tres veces más potente y cien veces menos contaminante que el aludido V8 de 1959, un nuevo V8 de 6761 cc capaz de 457 cv, con un par de 87,5 mkg a 3250 rpm, de manera que una caja de 4 velocidades automática era suficiente.
Las medidas eran de 5,411 m de largo, 1,908 de ancho y 1,486 de alto, con un peso de 2695 kg, lo que no impedía una velocidad máxima de 270 km/h y llegar a los 100 km/h desde parado en 6,3 segundos.
Se expresaron, igualmente, otros detalles que configuraban con exactitud lo que era un Bentley Azure, como que eran necesarias 650 horas para fabricar uno, el doble de las requeridas por un Bentley Continental GT, o 50 veces más tiempo que el necesario para fabricar una berlina media, como un Ford Mondeo o un Mercedes C.
Sobre su comportamiento activo anotaban que soportaba el mal trato con flema y que admitía al ser encargado cualquier extra que pudiera ocurrírsele a quien lo pagase.
Resumían al Azure como único en su género, exclusivo a tope, no sólo por su precio y su consumo, señalando, además, que estaba más logrado que en su primera edición y que se notaba la mano del grupo Volkswagen en su realización.
Finalmente, y para mayor detalle de este segundo Azure, cabe también el recurso a L’Automobile (8).
En esta revista comenzaban por recordar que quien pagase por él 338.705 euros -extras aparte- sería alguien en una disposición muy especial y que posiblemente buscase un complemento para su Ferrari, su Porsche y su Aston Martin.
El probador -sentado muy cómodamente en unos asientos donde once vacas habían dejado su piel y pisando una espesa moqueta procedente de la lana de decenas de corderos- notaba lo mejor de la más refinada artesanía, tanto en los materiales como en su acabado o en la ventilación del habitáculo, considerando que el Bentley Azure era la alta costura de la casa y los Continental GT y Flying Spur, simplemente el prêt à porter.
Con todo, el probador lamenta la falta de un apoyabrazos trasero o un filtrado no del todo perfecto del ruido por parte de la capota artesanal. Añade que la dirección es blanda y que la carrocería llega a bambolearse, pero admite que sobra potencia y que hay siempre respuesta al acelerador, gracias a un V8 biturbo que permite acelerar como un 911.
Admite también que el Azure Mk II es más rígido que su antecesor y que sus dos modos de suspensión le dan una marcha confortable o no tan confortable, atenuando los movimientos de la carrocería, la cual también se contiene gracias a sus frenos, que, sin ayuda especial de la transmisión automática, trabajan duro.
En resumen, la alimentación a base de caviar blanco sobre porcelana del antiguo Sargadelos y bebiendo Dom Pérignon en copas de Baccarat, no parece la más sana, ni la más nutritiva, ni tiene por qué ser la más sápida, aunque suponga un exquisito derroche al alcance de casi nadie.
Bibliografía
- Automobiles Classiques no 67 de abril y mayo de 1965 da cuenta de la aparición del Azure.
- Las cifras de ventas de Rolls y de Bentley proceden de los Hors Série de L’Automobile referidos a 1995 y a 2019.
- La descripción general del Bentley y sus evoluciones están tomadas de los sucesivos Numéros Catalogue de la Revue Automobile Suisse desde 1995 a 2010.
- Le Moniteur Automobile no 1077 de 23 de marzo de 1995 anota sus impresiones ante la magnificencia del Bentley Azure.
- Motor 16 no 611 de 4 de julio de 1995 expresa las suyas al mismo efecto.
- Motor 16 no 840 de 23 de noviembre de 1999 vuelve sobre el Azure y lo sitúa en el mercado español de esa fecha.
- Le Moniteur Automobile no 1374 de 16 de agosto de 2006 da cuenta del nuevo Azure.
- L’Automobile no 723 de agosto de 2006 expresa sus impresiones sobre este fastuoso automóvil.
Roberto Merino
22 de agosto de 2019 a las 11:21Tengo que reconocer que no soy muy fan de este tipo de coches, y que el Azure me parece más atractivo por el nombre (qué evocativo es) que por el propio coche en sí mismo, al cual no le encuentro atractivo alguno.
El MKI no me parece especialmente bonito, según las revistas de la época no se conduce bien, no tiene buena habitabilidad, no es especialmente cómodo… ¿qué tiene de bueno entonces? No entiendo como se pudieron vender tantas unidades… ¿quién compraba este coche? ¿para qué? ¿cuantos otros coches tenía en el garaje?
TEngo que reconocer que el MK II me parece más atractivo a la vista y más «en precio» comprado nuevo (el MK I me parecía escandalosamente injustificable), además de ser, seguro, mucho mejor coche… no me importaría probarlo pero sigo sin verlo en un garaje «normal».
Lo mejor de todo es cuando buscas unidades de segunda mano y ves que los MK I van desde 45.000 hasta 120.000 € y que los MK II empiezan por encima de 100.000 €. Lo dicho, sigo sin ver quién se gasta 120.000 € en un coche de 2009, por ese precio hay mucho producto exclusivo que valorar. Será que no está hecha la miel para la boca del asno…
En cualquier caso, enhorabuena por el artículo, perfectamente documentado e ilustrado como siempre.
Deivid Torrepower
22 de agosto de 2019 a las 13:44Pues yo que me acabo de enterar de que Rolls y Bentley fueron lo mismo (ouch!) Ya decía yo que se parecían… si bien es cierto que estos coches no me han despertado interés mas allá de ver lo tremendos (por grandes) que son en las ocasiones que me he cruzado con alguno por la carretera.
A estos coches, o al menos para mi, desprenden una majestuosidad a la que ninguna otra marca llega. Un clase S o un Serie 7 son lo mas de lo mas, pero al lado de uno de estos británicos parecen un Ibiza.
El otro dia me adelantó un Bentayga y me resultó hasta bonito (con la tirria que le tengo a los SUV)
Muy buen artículo y sobre todo muy bien documentado… aunque a veces me toca re-leer algún párrafo con tanto dato!
Muchas gracias!
Lasheras
22 de agosto de 2019 a las 16:33Gran artículo Ramón, enhorabuena.
Por mi parte, no le encuentro un gran atractivo como coche a los vehículos de este segmento, pero sí como «experiencia», y es que hay algo que me fascina, y no es otra cosa que las casi infinitas combinaciones de colores y materiales que puedes usar sin parecer un pirado o un macarra (por ejemplo, carrocerías bicolor o interiores blancos como la nieve).
Lo que está claro es que van enfocados a clientes muy especiales y, aunque pocos, nadie quiere perderlos, lo que se demuestra en el hecho de que cada marca premium tenga su propia marca de superlujo (Mercedes – Maybach, BMW – Rolls y VW – Bentley).
En cualquier caso, no puedo dejar de sentir cierta «simpatía» por estos coches, sobretodo si son objeto de alguna excentricidad o color únicos, al igual que no puedo dejar de sonreír al imaginarme a mí mismo configurando una unidad bajo la premisa del presupuesto ilimitado (si preguntas cuanto cuesta, es que no puedes pagarlo).
Puestos a elegir, mis favoritos serían el Rolls Royce Dawn (me encanta la apertura de las puertas invertida, aunque el interior me deja un poco indiferente), pues creo que es el summum de la elegancia, o el nuevo Bentley Continental GT W12 convertible, que me gusta por fuera, pero sobre todo por dentro, aunque me temo que aceptaría de peor gana las excentricidades el Bentley que el Rolls…en cualquier caso, estos coches «para pasear» deben ser siempre a cielo abierto.
Dejo algunas fotos de muestra:
Rolls:
https://www.acquiremag.com/.image/t_share/MTUzOTc3NjA4MTk3OTA3NzQw/p90295611_highres_dawn-aero-cowling.jpg
https://images.caricos.com/r/rolls-royce/2017_rolls-royce_dawn/images/1920×1080/2017_rolls-royce_dawn_34_1920x1080.jpg
Bentley:
https://car-images.bauersecure.com/pagefiles/86578/contigt_convertible_106.jpg
https://i.wheelsage.org/pictures/b/bentley/continental_gt_convertible/bentley_continental_gt_convertible_862.jpeg
Lo que me temo que no podría aceptar nunca es un SUV de estas características, y encima diesel…
Ramón
23 de agosto de 2019 a las 00:33Gracias Roberto, David y Juan por vuestras palabras amables y gracias también por vuestras aportaciones referidas a sus sorprendentes cotizaciones como usado, a su majestuosidad y al insólito hecho de configurar uno permitiéndose cualquier fantasía como extra.
Pero el automóvil, ante todo, es una respuesta, un útil, algo asequible, algo habitual.
Jordi
27 de agosto de 2019 a las 22:51Son coches con estilo, de otro nivel, impresionan sobre el resto cuando los ves, y el propietario lo sabe, marca estar en otro nivel.
Del SUV, el de Bentley tiene un pase, pero el de RR en directo lo encontré muy feo.
Ramón
27 de agosto de 2019 a las 23:51Lo defines muy bien, Jordi: el propietario sabe que impresiona y que le coloca al máximo nivel de, digamos, ostentación.
Rafael L.
31 de agosto de 2019 a las 21:57Me ha venido muy bien leer este artículo porque ya no recordaba la existencia de un segundo Azure.
El habitáculo de estos coches creo que resulta la culminación de la elegancia y el buen gusto, marcando un punto de inflexión justamente antes de que las pantallas comenzasen a invadir los salpicaderos.
Su precio era un sinsentido, por supuesto, existiendo alternativas más racionales y objetivamente tanto o más completas por mucho menos dinero. Pero ahí también residía parte de su encanto, en lo disparatado. De hecho, y valga la comparación, dudo mucho que se coma el tripe de bien en un restaurante de 300 euros el cubierto que en un buen restaurante de 100 euros pero, para quien se lo pueda permitir, tiene su magia y su fascinación. Los detalles mandan.
Por cierto, aún gustándome mucho, hay algo que me da la sensación que los Bentley actuales han perdido, ese toque de exotismo imperfecto e incluso anticuado que sí tenían los de la época pre-Volkswagen. No me produce el mismo efecto ver por la calle un Continental GT del presente siglo que un Mulsanne, un Brooklands o un Azur de los años 80 o principios de los 90. De entrada, uno de éstos últimos lo podías ver en España por la Costa del Sol y poco más. Ahora, y con el mercado de segunda mano más activo, ya nada es lo mismo.
En definitiva, excelente y profusamente documentado artículo que me ha hecho recordar unos coches que tenía bastante olvidados.
Ramón
1 de septiembre de 2019 a las 09:25Rafael: «exotismo imperfecto», «sinsentido», «comer tres veces mejor pagando el triple», pienso que son palabras contundentes y muy expresivas que resumen objetivamente al Bentley Azure. La subjetividad es otra cosa, y dospone de argumentos ilimitados.
Gracias, Rafael, por una descripción tan sintética y tan exacta.