Esta vez, lo que sigue va dedicado -con toda mi admiración y afecto- a una serie de personas, a los impetuosos dueños de los Ford Sierra Cosworth que he visto correr el pasado día 9 de octubre en el Jarama.
Nos referimos pues al “amigo” que se vio por vez primera en el salón de Ginebra de marzo de 1985 y que duró en activo hasta que le llegó su relevo en enero de 1988 con el Cosworth Sapphire de 4 puertas, el cual disponía de la carrocería de tres volúmenes y 4 puertas del Sierra renovado en febrero de 1987. Nos referimos, así pues, al Ford Sierra RS Cosworth, al primero de los Sierra Cosworth, pues así se llama el amigo al que nos vamos a referir.
Era este Ford Sierra RS Cosworth el automóvil destinado a competir en el grupo A con los Jaguar XJS V 12, los BMW 635 CSI, los Rover Vitesse 3500 o los Volvo 240 T.
Era también el primer resultado de la asociación del entonces segundo fabricante mundial con la firma que llevaba nada menos que 155 victorias en F 1 y 22 títulos mundiales con su muy célebre motor V 8 DFV. Esa firma de 250 trabajadores había tomado su nombre a partir del de sus creadores, Frank Costin y Keith Duckworth, y era la empresa que había realizado para Ford 47 de los 55 motores de alto rendimiento que hasta entonces había fabricado y también era el fabricante que había colaborado en la gestación de un cualificado rival del Sierra RS Cosworth, el Mercedes 190 E 2,3-16v.
El Sierra Cosworth RS era la máxima expresión del Ford Sierra, de la berlina de estilo audaz, tracción trasera y suspensión de 4 ruedas independientes que sustituía al muy convencional Ford Taunus desde septiembre de 1982.
Era igualmente la entrada de Ford en el club exclusivo de los fabricantes con berlinas de 4 plazas capaces de alcanzar los 240 km/h, lo que en sus tiempos era un reducto muy exclusivo.
Su fabricante lo presentaba en su catálogo de marzo de 1986 con palabras sacadas del muy entusiasta relato que la revista inglesa Motor hacía sobre su prueba con motivo de su presentación mundial en Andalucía, palabras que se referían a su muy civilizado y enorme rendimiento, resaltando que el Sierra RS Cosworth era más que un motor.
Dicho catálogo reproducía así sus características más importantes:
- Motor delantero longitudinal de 4 cilindros en línea de 1993 cc con cigüeñal de 5 apoyos, bloque de fundición y culata de aleación ligera alimentado por inyección electrónica Weber Marelli con sobrealimentación (turbo AiResearch Garrett T 3 con carcasa refrigerada por agua y un sistema de refrigeración del aire de la admisión o intercambiador de calor del tipo aire-aire). Cuatro válvulas por cilindro y dos árboles de levas en culata. Además de ello, pistones Mahle de aluminio forjado, relación de compresión 8:1 y amortiguadores en los colectores de escape y válvulas de escape refrigeradas por sodio, eran otros detalles destacables de tan lograda planta motriz. Una potencia de 204 cv a 6000 rpm, un par máximo de 28,1 mkg a 4500 rpm -par ya erogado en un 80 % a 2300 rpm-, 149 mph de velocidad máxima, las 60 mph alcanzadas en 6,5 segundos y unos consumos 9,4 a 120 kmh y 12,4 en ciudad, eran la demostración palpable de un motor excelente según datos aportados por su fabricante.
- Tracción trasera, caja Borg Warner de 5 velocidades y embrague monodisco en seco.
- Dirección de cremallera asistida con desmultiplicación variable.
- Frenos asistidos de 4 discos, autoventilados los delanteros, con doble circuito y ABS.
- Suspensión de 4 ruedas independientes, McPherson delantera y brazos tirados longitudinalmente detrás y barras antibalanceo en ambos ejes.
- Carrocería monocasco.
- Llantas de 7×15 de aleación ligera con neumáticos radiales de 205/50×15 Dunlop SP Sport d 40.
- Dimensiones : 4,49 de largo, 1,728 de ancho y 1,376 de alto, peso en vacío de 1240 kg y depósito de 65 litros
El Sierra RS Cosworth, tras su presentación a la prensa en tierras de Jerez durante los últimos días de 1985, comenzó su carrera en 1986 y el 4 de diciembre de 1986 se presentaron a los inspectores de la FISA para su homologación 5.052 unidades fabricadas, o sea, más que las 5000 exigidas.
Llegó a nuestro mercado el Sierra RS Cosworth en agosto de 1986 y lo hizo en blanco, negro o en azul metalizado, al muy aquilatado precio de 3.917.945 pesetas, precio que contrastaba con los 5.779.130 pesetas de los 218 cv de un BMW M535I o con las 6.874.300 de los 185 cv de un Mercedes 190 E 2.3-16 v y también con las 5.367.750 de un Saab 9000 Turbo 16 de 175 cv, sin olvidar los 7.721.850 que valían los 220 cv de un Porsche 944 Turbo.
Rápidamente se vendieron las primeras 5000 unidades fabricadas para su homologación deportiva en Genk (Bélgica, donde se fabricaban los Sierra) y la única incidencia valorable en su carrera fue la presentación en agosto de 1987-para el mercado inglés en exclusiva- de la versión RS 500, así llamada haciendo honor al objetivo de llegar a los 500 cv en las versiones de competición. Estas 500 unidades fabricadas por Aston Martin Tickford disfrutaban de mejoras aerodinámicas como mayores entradas para el intercooler en sus parachoques delanteros en vez de antinieblas, así como de 20 cv más conseguidos con la modificación del turbo (ahora un Garret T31/t104), de la inyección electrónica y de la lubrificación, dando ahora 224 cv, lo que le acercaba a su contemporáneo, el Ford RS 200 de 230cv.
La prensa especializada, como no podía ser de otro modo, fue muy elogiosa con el Ford Sierra Cosworth RS, del que se fabricaron un total de 5.542 unidades.
Las revistas del motor comenzaban recordando la tradición propia de Ford, referida a fabricar automóviles capaces de participar en competiciones, pues ello era una fórmula publicitaria de éxito para impulsar las ventas de autos familiares, cuyos derivados deportivos subían a los podios.
Así pues, Ford, cuyos Capri RS, Escort México y RS comenzaban a ser recuerdos y cuyos Fiesta XR 2, Escort XR 3 y XR 3 i, Escort RS Turbo y Sierra XR 4 i no eran lo suficientemente ambiciosos, se dirigió a Cosworth con el encargo de un automóvil que cumpliera los requisitos de la FISA y que, a diferencia de un Peugeot 205 T 16 o un Lancia S 4, fuera vendible, a lo que se llegó tras los insatisfactorios intentos previos de hacer un Sierra realmente competitivo en lo que no lograron triunfar ni Andy Rousse ni el preparador suizo Eggemberger con pesados Sierra de elevadas cilindradas, cuyo turbo y cuya estabilidad no eran del todo satisfactorias.
El comienzo fue la carrocería de la berlina XR 4 i de 3 puertas que parecía ser lo suficientemente rígida para acoger una mecánica de punta y cuyo estilo exterior se vio modificado por numerosos elementos aerodinámicos como el gigantesco alerón trasero o el faldón delantero, los estribos y los aletines, a lo que había de sumarse la menor altura de su carrocería y la adopción de neumáticos de talla baja, de 205/50 VR 15 con llantas ATS de 15 pulgadas, lo que, si no embellecía la línea, la hacía sumamente agresiva e impresionante tras las 92 modificaciones de detalle que caracterizaban a la carrocería del Sierra RS Cosworth. Por el contrario, el interior era demasiado parecido al de un Sierra Ghia, incluso con sus asientos Recaro delanteros, pues el cuadro de mandos era el de un simple Sierra con el añadido de un manómetro del turbo.
El motor del Sierra Cosworth era definido como enteramente nuevo, como una mecánica poderosa con tecnología de alto rango y con capacidad de evolucionar sin menoscabo de su uso normal.
El bloque de fundición de 4 cilindros del Sierra 2,0 era la base, con su bomba de agua y su árbol de arrastre, pero el resto era nuevo, desde las bielas en acero forjado a la culata inédita de 2 árboles de levas en cabeza y dos líneas de 8 válvulas de accionamiento hidráulico, así como los pistones Mahle de aluminio. La inyección era electrónica, Weber Marelli, con la complicidad de un turbo Garret T 3 y un ordenador especialmente complejo que gestionaba la alimentación y el encendido y que controlaba la válvula Waste Gate del turbocompresor -enfriado por agua y situado muy alto y vulnerable para una mejor ventilación- para hacer así más dócil la potencia en uso tranquilo. La refrigeración era por agua -con dos ventiladores- y el circuito estaba asistido por un radiador cuya agua pasaba por la base del filtro del aceite, lo que garantizaba una subida más rápida de la temperatura del lubricante. Asimismo, la calidad y racionalidad de la mecánica permitían que la red Ford asistiera a los RS Cosworth sin especiales inconvenientes cuando eran requeridos para los controles habituales, lo que ocurría cada 20.000 km.
El motor, capaz de 204 cv al régimen no muy alto de 6000 rpm, daba su par máximo a 4500 rpm, cosa que suponía prestaciones a cualquier régimen (según Ford, desde las 2300 rpm hasta las 6000 se dispondría del 80 % de su par máximo ) y no empujones de potencia, lo que se traducía en prestaciones altas pero no con abierta sensación de empuje o impresión de velocidad, como si el motor no fuera turbo y pareciera de mayor cilindrada, aceptando incluso rodar en quinta en ciudad.
Una sola objeción había para una mecánica tan excepcional: una resonancia del escape establecida por encima de las 3900 rpm que hasta impedía la conversación (sin embargo Motor 16 sólo midió 75,2 db a 140 kmh, si bien a tope eran 87,3 los db medidos, emisión sonora lesiva como todo sonido superior a 80 db ).
En resumen: una potencia específica de 102,36 cv por litro, 6,08 kg/cv, 233,1 km/h de velocidad máxima, el kilómetro desde parado en 26 segundos, los 400 metros en 13,9 o bien un consumo de 9,4 litros cada 100 km a 120 km/h, con unos límites entre los 8,3 litros cada 100 km como mínimo o los 28,5 litros cada 100 km en conducción a tope, objetivaban un motor con un rendimiento sobresaliente tanto en prestaciones como en consumo.
Siguiendo con las prestaciones, Le Moniteur Automobile en su no 862 compara al Sierra RS Cosworth con sus rivales más cualificados -todos al menos un 50% más caros- y obtiene estas cifras:
238, 5 km/h de velocidad máxima en el BMW M 3, 235,6 en el Sierra Cosworth, 228,1 para el Mercedes 190-2.3-16 v y 225,6 en el Alpina C 2 2.7.
Las aceleraciones son 14,5 y 26,5 segundos a los 400 y a los 1000 metros desde parado en el Sierra Cosworth, 15 y 27,5 en el Alpìna, 15,1 y 27,6 para el M 3 y 15,5 y 285 en el Mercedes.
El consumo no viene mucho al caso, pero un motor eficiente tiende a ser relativamente frugasl, siendo las cifras medias durante el ensayo comparativo 15 litros cada 100 km para el BMW y Mercedes, 16 para el Alpina y 17 para nuestro amigo, definido una vez más como una relación precio-prestaciones imbatible y un motor verdaderamente excepcional.
La transmisión, una Borg Warner de 5 velocidades, de manejo lento y secundada por un embrague resistente, era Getrag en los modelos de competición.
La potencia pasaba a las ruedas traseras por un árbol de cardanes, un puente suspendido autoblocante Ferguson y dos semiárboles.
La dirección, una cremallera con desmultiplicación variable y asistencia hidráulica, actuaba sobre un eje delantero cuya geometría había sido variada por causa de sus mayores ruedas, del rebajado de su chasis y del uso de muelles y de amortiguadores endurecidos, lo que implicaba un radio de giro agrandado. El resultado era una dirección ligera, pero filtrando en exceso las reacciones del tren director. Era curioso saber que dicha dirección de asistencia variable recibía el auxilio de un aumento del régimen del motor cuando se giraba a tope para evitar el calado de su planta motriz.
Los frenos, 4 discos, ventilados los delanteros, asistidos por una bomba de alta presión y con ABS y compensación de frenada, ofrecían un frenado duro, preciso y eficaz con un ABS poco intrusivo pero oportuno.
La estabilidad era el resultado de un perfecto equilibrio -a pesar de su tendencia previa subviradora y de la posibilidad de derivas traseras cuando el acelerador así lo imponía o el suelo mojado lo provocaba- y se hacía neutra y conciliadora en condiciones normales, tanto que no había que olvidar las leyes de la física o los radares, pues la conducción se facilitaba hasta el extremo de olvidar la velocidad.
La visibilidad, especialmente la trasera, no era óptima y sus luces tampoco. Su maletero, ampliable gracias al asiento trasero abatible, era suficiente y aparecían en su equipo elementos poco usuales en un verdadero deportivo como los cristales y retrovisores eléctricos, el cierre centralizado y el techo transparente y retráctil.
Otra cosa positiva era el confort de marcha, así como la amplitud y la abundancia de espacios para impedimenta, confort solo enturbiado por un ruido excesivo a partir de las 3900 rpm, ruido causado por las resonancias del escape, resonancias que transmitían vibraciones en los asientos y en el suelo.
En resumen: la peor nota que le daba Le Moniteur Automobile a nuestro amigo era para la insonorización, seguida del radio de giro y de la visibilidad, y las notas máximas eran para la potencia y suavidad del motor, para el embrague y el escalonamiento de la caja, para la potencia, resistencia y progresividad de los frenos, para los asientos, el asiento trasero abatible y el entretenimiento. O sea, en resumen, una berlina espectacular, apta para ser conducida por todos; un motor dócil, brillante y sobrio; frenos, estabilidad y motricidad excelentes; suspensión y habitáculo confortable y dirección y escalonamiento de la caja. En contra, solamente aducían su excesiva espectacularidad, su deficiente insonorización, el mando de su caja de cambios, su visibilidad trasera y su cuadro muy pobre
Le Moniteur Automobile definía así al Sierra RS Consort: “¡Qué gran coche!, ¡qué maravillosa máquina nacida para la competición, pero que puede ser conducida por cualquiera¡ Eficaz, rápido, brillante, es seguro como pocos y frena como menos aún; es tan perfecto que puede ser peligroso, pues va más rápido de lo que parece y para colmo se vende a un precio sin competencia”.
Revistas francesas como L’Automobile saludaban con respeto al Sierra Cosworth RS y destacaban su motor, que calificaban de non plus ultra mecánico por su simultaneo uso de turbo y de 16 v (estamos en 1986), ofreciendo así un elástico y poderoso grupo motriz, especialmente a gusto entre 3000 y 3500 rpm, y conceptuándolo como lo mejor del coche, junto con sus prestaciones (235,29 km/h de velocidad máxima y los 100 km en 6,45 segundos desde parado). A ello añadían otro aplauso por su precio, que ofrecía la mejor relación precio-prestaciones de su época, considerando, sin embargo, que el ABS intervenía prematuramente y que el cuadro de mandos no concordaba con la deportividad del Sierra Cosworth RS.
Aquí, en España, Motor 16 alababa su motor excelente, su buena caja de cambios y sus frenos eficaces, encontrando que su visibilidad trasera era mala, sus cinturones de seguridad incómodos y el agarre de su eje delantero deficiente, añadiendo que un coche subvirador como el Sierra Cosworth podía tornarse sobrevirador si no se dosificaba el acelerador con “xeito”.
No obstante, Motor 16 encomiaba el precio sin competencia de nuestro amigo al que no le encontraba ningún rival directo en nuestro mercado de hace 25 años, donde un BMW M 535 o un Merce4es 190 2.3 16 v eran mucho más caros y un Saab 900 T 16 también.
En la prueba de Motor 16 se habían alcanzado los 232, 3 km de velocidad máxima y se habían hecho los 400 m desde parado en 15,1 segundos y en 27 los 1000, registrando unos consumos de 10,2 l cada 100 km a 120 km/h, que eran 14,5 a 180 km/h y 16,5 en conducción rápida
Por su parte, Autopista consideraba al Sierra RS Cosworth como una berlina supramotorizada a la que “nunca había que perderle la cara y con la que había uno de ser consciente de sus limitaciones”, una maravillosa máquina cuyo principal activo era su motor, un coche polifacético -y demasiado llamativo-, capaz a la vez de circular a satisfacción y con eficacia por ciudad, por autopista o por carreteras escarpadas, destacando en especial su excelente rendimiento y prestaciones (232,2 km/h de velocidad máxima, los 400 metros desde parado en 14 2/10 segundos y los 1000 en 26, recuperando en quinta en 17 3/10 segundos los 400 metros y en 31 2/10 los 1000). Su dirección rápida y precisa, sus frenos eficaces y sus asientos delanteros merecían igualmente alta consideración. Tan positivo balance no obstaba para el reconocimiento de defectos como su alto nivel sonoro, su instrumentación pobre, o la escasa visibilidad trasera que condicionaba su aparatoso alerón y el comportamiento del tren delantero cuyos reglajes criticaban, considerando que su amortiguación era demasiado dura en compresión y poco blanda en extensión.
Como es obvio, y a falta de hablar de los Sierra Cosworth de la segunda serie, ya estoy, ya estamos, deseando verlos correr -como recomendaba Autopista y como advertía Le Moniteur Automobile– de nuevo a nuestros amigos en el Jarama.
BIBLIOGRAFÍA
La evolución del Sierra Cosworth se siguió en los números Catalogue de L’Automobile de 1985 a 1988 y su presentación andaluza se basa en lo referido en el no113 de Motor 16 y en el no 838 de Le Moniteur Automobile.
La prueba publicada por Le Moniteur Automobile en su no 856 es la que básicamente se utilizó como referencia; también se revisó la de Motor 16 no 157, donde se recoge su precio y el de sus competidores más directos en la España de octubre de 1986, así como la de Autopista publicada en su no 1424 y las de L’Automobile divulgadas en sus nos 476 y 483.
La portuguesa Motor Classico no 25 (las revistas de automóviles portuguesas tienen un excelente nivel que algunas que conocemos deberían envidiar ) se consultó para lo relativo a su historia, así como para establecer la cifra de unidades fabricadas y también Auto Retro no 237, que lo califica de “impecable en prestaciones pero estéticamente kitsch”; fue igualmente consultada Clásicos Exclusivos no 29, la cual difería encontrando que su motor sólo se manifestaba realmente desde las 3000 rpm.
Escrito por Ramón Roca, patrono de la Fundación RACE.
Mr. Peach
14 de noviembre de 2011 a las 12:42Precioso como muchos de la epoca, y un placer escucharlo al ralenti y andar… bufff una pena q no se vean mas
Polancio
14 de noviembre de 2011 a las 12:58Buenisimo articulo! Todavia se vé alguno en algun tramo… Los que todacvia abundan son los 4X4, pero es cierto que no tienen ese «espiritu» que tiene el Sierra original.
Modo cotilleo [on]: Que paso en el Jarama con el Club Cosworth? He leido que fue un espectaculo, pero no sé si bueno o malo!
Ford Sierra Cosworth, 1985-1988
14 de noviembre de 2011 a las 15:18[…] Ford Sierra Cosworth, 1985-1988 8000vueltas.com/2011/11/14/ford-sierra-cosworth-1985-1988 por WaZ hace nada […]
Motorproyect
14 de noviembre de 2011 a las 17:36Un gran articulo, sobre un gran coche. Recuerdo que mi antiguo jefe tenía un Saphire de color blanco. Cada vez que entraba a trabajar, me quedaba como los tontos admirándolo. Ojala, Ford haga algo parecido en la actualidad con una gran berlina… (aunque el Focus RS tampoco está mal…) Un saludo.
delarosa
15 de noviembre de 2011 a las 10:15El Sierra Cosworth es uno de esos coches que, si te pilló siendo un niño, eran impresionantes. Recuerdo que eran el no va más de los rallyes.
Desgraciadamente eran muy muy escasos por la calle, aunque lo son mucho más ahora. La última vez que vi uno, hará más de un año ya, me quedé sorprendido porque estaba como nuevo. Lo más sorprendente es que el dueño lo usaba casi a diario y, de hecho, llevaba la sillita del bebé atrás. Seguía enamorado de su Sierra.
Gran artículo Ramón, el Sierra, recién llegado al mundo de los históricos, es un verdadero mito y goza de la simpatía de muchos aficionados. No hay más que ver la que lía un coche de estos cada vez que aparece en un rallye, ¡aunque sea de público!.
Saludos
Angel Martín
15 de noviembre de 2011 a las 10:32Brillante artículo dedicado a un espectacular purasangre como el Sierra Cosworth, como bien dicen por ahí arriba, es una pena que se vean tan poco, la verdad son mucho más comunes las versiones de 4 puertas, las cuales según mi punto de vista son menos atractivas y pecan de la tracción integral (prefiero un trasera de toda la vida). He tenido el placer de escuchar su motor y es una auténtica gozada. Un artículo de 10 para un coche digno de matrícula de honor. Impresionante.
ZetecsS
15 de noviembre de 2011 a las 10:58vaya… un artículo del coche que más deseo por encima de cualquier otro…
una pena que estén a un precio prohibitivo y que no me toque la lotería…
gracias por el artículo, y a ford por este coche…
saludos
delarosa
15 de noviembre de 2011 a las 11:06@Ángel Martín
Las versiones 4 puertas existen con tracción trasera y con tracción total.
flechagti
15 de noviembre de 2011 a las 14:00Excelente artículo Ramón, un digno recuerdo para el Ford Sierra Cosworth.
Angel Martín
15 de noviembre de 2011 a las 14:32@delarosa, muchísimas gracias por el dato, estoy sorprendido y me has pillado completamente desubicado. Como se suele decir, nunca te acostarás sin aprender algo nuevo.
ramón roca maseda
15 de noviembre de 2011 a las 14:49Gracias por vuestras palabras amables, Polancio, Motorproyect, Angel, ztecss, flechagti, oscar. Realmente animan vuestros comentarios.
Os diré un secreto: mi admiración por el Sierra RS Cosworth realmente comenzó al verlos en acción – y eso que alguno «accionaba» en exceso – llegando al tope cuando removí mis revistas y lo situé en su sitio, que es muy, muy arriba.
Lástima de alerón, pero esta vez sí hace falta un alerón, pues no es lo mismo ponerse unos shorts – o unas polainas, como se lleva ahora – para correr que para ir cómodo o para enseñar las piernas, aun siendo lícito todo ello.
Etel
15 de noviembre de 2011 a las 22:28¡Qué recuerdos! Mi primera vez fue en el asiento trasero de un Cosworth 4p de 204cv, la primera vez que monté en uno, mal pensados, jeje. Tendría 14 años y recuerdo su aceleración como algo indescriptible, luego ya con el carnet de conducir, pude probar uno de 227cv y ya no me impresionó tanto, muy estable y más progresivo de motor, pero no con ese patadón, más difícil de aprovechar, pero mucho más espectacular para acelerar en recta.
En esa época también estaba el Escort Rs Turbo y luego el Fiesta Turbo… ¡qué época la de los Turbo!
Jorge Azcoitia
16 de noviembre de 2011 a las 02:18Magnífico artículo, Ramón. Muchas gracias y esperando siempre con ansia el siguiente.
ramón roca maseda
16 de noviembre de 2011 a las 14:43Jorge, muchas gracias a ti, de verdad. Proponme tema para siguiente.
Etel, cuentas muy bien las cosas y haces ver lo que es y lo que no fue. Gracias también.
JMJ
16 de noviembre de 2011 a las 18:35Gran artículo, Ramón.
A mí personalmente me gustaba estéticamente más el Sierra de tres cuerpos, era más imponente. Si hay algo por lo que a este coche le pesan los años es por su interiorismo. Otros coches de la época, léase BMW serie 3 o Mercedes 190, han envejecido mucho mejor. También es cierto que son marcas premium.
Un saludo.
ramón roca maseda
17 de noviembre de 2011 a las 00:19JMJ, totalmente de acuerdo, en dos puertas era «demasiado» espectacular y su interiorismo era disonante, por conformista.
Gracias por tus palabras amables.
Jaime
22 de noviembre de 2011 a las 21:20No es por meterme con el articulo ni con el autor, pero esperaba un poco más de una entrada que podría haber dado mucho de si. Todos los datos que has puesto se pueden encontrar en infinidad de páginas web, y mientras algunos datos son interesantes, otros no son relevantes a la hora de hablar de un mito del automovilismo como este. Muchas fotos sacadas de internet, y poca chicha en el articulo. Hubiera sido mucho mejor que hubierais hecho una prueba del coche, y hubierais aportado algún dato de los que habeis puesto.
No os lo tomeis a mal, es solo una critica constructiva :)
delarosa
22 de noviembre de 2011 a las 21:36@Jaime
No me lo tomo a mal conociéndote, aunque no sea el autor, pero me sorprende que no se valore la bibliografía que se ha usado para este artículo, en ningún otro sitio web vas a tener una tan detallada y condensada en un sólo artículo.
La información es posible que esté en Internet pero en este caso se ha extraido directamente de las revistas de la época, enumerándolas para un posible seguimiento. Nada menos que 10 números diferentes en varios idiomas.
Tú eres un especialista en Cosworth pero un aficionado que no lo sea difícilmente sabría como conseguir la información que aquí se expone. Para encontrar esta información, incluso en foros especializados, habría que hacer una buena investigación y recopilando de muchos hilos.
Además, si quieres una prueba de un Sierra Cosworth consíguenos uno, que seguro que sabes donde, y le haremos un artículo como a ti te gustaría. Ya sabes a qué me refiero ;)
Saludos
ramón roca maseda
24 de noviembre de 2011 a las 10:46Jaime, suscribo lo que dice Oscar y estoy de acuerdo en que sólo falta probar hoy uno…..cosa que hoy podría ser decepcionante pues todo, hasta un Sierra RS Cosworth, tiene su momento, momento que debe de ser evaluado en toda su extensión.
Es por eso por lo que yo escribo siempre poniéndome de antemano en la época y asumiemndo las opiniones escritas en revistas de prestigio en su momento concreto, ya que mi actitud, en la profesión y en la afición, es la de respetar la opinión de los profesionales, lo que no quita que haya profanos que tienen mucho que aportar.
Jaime, de todos modos, si te queda algo concreto por leer de «nuestro amigo», dime qúé es y trato de ampliar lo escrito.
Un cordial saludo, Jaime, y gracias por tus palabras demostrativas de mucho conocimiento y de que una crítica es una aportación y no una bronca.
Fran-Benz
31 de diciembre de 2011 a las 16:17Gracias por este excepcional artículo. Minucioso en los detalles y ameno en la lectura. Gracias por rememorarme este vehículo tan excepcional y por ilustrarnos y adoctrinarnos muy bien sobre el Ford Sierra Cosworth RS. Este es uno de mis coches soñados y que nunca tendré.
Rubén
26 de agosto de 2014 a las 03:59Hola
Llego «un poco» tarde para hablar de mi auto preferido. Acá en Venezuela no conocimos la versión Cosworth pero el Sierra causó sensación en los V6. Por concepto de diseño, ergonomia, toda una revolución. El XR4i fue mi predilecto aunque las versiones finales «Rs» (mismo que el Cosworth pero sin su mecánica) eran imponentes. Saludos a todos.
Pedro Ampuero
6 de marzo de 2016 a las 12:50Una mala bestia