El Audi RS 4 ya no se vende, por lo tanto esta comparativa a alguno le puede parecer desigual, pero a nosotros nos parece perfecta. El C63 AMG que ya ha pasado por nuestras manos tiene un motor de órdago y su potencia es capaz de poner a ambos en evidencia a mínimo que la carretera sea recta, pero esta vez no se trata de eso. El M3 y el RS 4 tienen esa «magia» que les hace más parecidos entre sí, algo que vamos a intentaros mostrar en esta comparativa.

Para la comparativa contra el M3 nos hemos decidido por el RS 4 simplemente por haber sido el artífice de que BMW se planteara cambiar su excelente 6 en línea por una arquitectura V8, con el riesgo que podía suponer. Esto merece una comparativa a modo de revancha, ¿no?

Hablemos de motores. Con número, disposición de los cilindros y potencia iguales, y tan sólo una diferencia de 164cc, 20Nm y 150 rpm máximas, se puede calificar a ambos motores de iguales, pero una cosa es lo que dicen los números y otra bien distinta es lo que ofrecen las sensaciones. Ambos motores son extraordinarios pero cada fabricante le ha dado el carácter final a su manera. Para ver las diferencias, sólo hace falta subirse a uno detrás de otro.

Los caminos para conseguir ese carácter son diferentes. BMW emplea inyección indirecta para su V8, con mariposas individuales y un carácter de altas revoluciones más acentuado. Sus 20Nm de menos son sacrificados para una mayor atención a altas revoluciones. Puede que sacrificados no sean la palabra, porque los 400Nm los obtiene con un pelín menos de cilindrada, y es una cifra muy buena… pero de todas formas no nos creemos que a 3900rpm (dato oficial) tenga tanta fuerza como a 6500, los rinde bastante más arriba. El motor del M3 es imparable a altas revoluciones y el tacto de «resistencia 0» a partir de 7000 vueltas es alucinante.

Este motor en un coche de competición iría a las 1000 maravillas, de eso no tenemos ninguna duda. Es tan tan bueno a altas revoluciones que en bajos y medios te deja una sensación agridulce, pero esto es por culpa de su gran virtud. ¿Se le perdona? Vaya que sí. De la misma manera que se le perdona a un 911 GT3 de 415cV o a un F360 Challenge Stradale de 425. Estos motores son para lo que son, y sin duda hay que darle un 10 en mérito a lo conseguido, es un motor redondo.

El motor del Audi es algo diferente. Para conseguir los 100cV/litro han empleado inyección directa de combustible y una relación de compresión de nada menos que 12,5:1. Un motor muy apretado, con pistones estrechos unidos a una carrera larga, para llegar a unas condiciones muy extremas a altas revoluciones para un coche de calle. En ese sentido es un motor muy radical.  A bajas vueltas se nota un motor mucho más lleno que el del M3, dándole un plus de agilidad que echas de menos cuando te subes al BMW, y en medios tiene una actitud sobresaliente. A altas revoluciones se siente diferente que el V8 del M3. Sube muy muy rápido pero la forma de escalar por el cuentarrevoluciones parece que vaya empujado por la tremenda fuerza que lleva desde abajo. Como si fueras a soltar el acelerador y el motor fuera a continuar subiendo otras 500 o 700rpm más. Lógicamente, no es así, pero ese matiz es el que le diferencia con el M3, que parece mucho más instantáneo y rápido arriba.

Cuando las agujas del cuentarrevoluciones están ya bajando hasta el número 8, el motor del M3 parece algo más suelto, y en el Audi se nota como los pistones están esprintando dentro de los cilindros, sintiendo ya el límite. El motor del M3 va entonces más agusto en altas y da la sensación de tener 30cV más ahí arriba de la misma manera que el Audi parece que los tenga de más abajo, pero la mejor manera de saber si nuestras sensaciones se transmiten en prestaciones reales es probándolos a la vez.

Como tuvimos la oportunidad de tenerlos al mismo tiempo pudimos hacer muchas pruebas diferentes. Salidas en marchas cortas, en marchas largas, desde baja velocidad, desde alta, en paralelo, con ventaja, algún que otro semáforo… Y lo que pudimos ver es lo que nos habíamos imaginado. En recuperaciones, el RS 4 saca ventaja de su rendimiento en bajos e incluso en medios y es cerca de los cambios de marcha donde el M3 empieza a recortar. Digo recortar porque el Audi consigue distancia en cuanto se pisa el acelerador, y el M3 no puede hacer nada hasta que no pasa las 6500rpm como mínimo, pero es ahí donde el huracán del motor BMW empieza a apretar. Las últimas 2000rpm son alucinantes y si las exprimes marcha tras marcha tendrás sujeto al RS 4, y en cuanto empiece a subir descaradamente la velocidad, la ventaja desaparece.

Si la comparativa la hacemos desde una velocidad mayor, el M3 deja el sufrimiento al RS 4, y a pesar de las marchas largas el M3 es capaz de conseguir ventaja, pero eso sí, hablando de velocidades prohibitivas (en cuanto a consumos también). Eso sí, para hacerlo, no debes dejarte en el bolsillo ni una sola rpm. Para nuestro gusto, el M3 tiene una relación de cambio demasiado abierta. Esto además lo acentúa su motor, que al tener unas últimas revoluciones de carreras, hace que tengas que estar muy pendiente con la caja de cambios para no perder ese efecto tifón que tanto nos gusta. Por ejemplo, si cambias se 2º a 3º a 7000rpm, que no son pocas, el motor te bajará hasta 4600 vueltas, un tanto lejos de la zona en la que te debes mover si quieres disfrutar de un M3. En el RS 4 el cambio de marchas no es tan crítico, se puede decir que el conjunto cambio-motor es más agradable si descartamos la conducción a fondo.

En lo que sí hay una diferencia que nadie me había dicho hasta entonces es en la velocidad punta. Aunque ambos coches van limitados electrónicamente la punta no es, ni mucho menos, parecida. En la prueba que pudimos hacer en una carretera de tráfico restringido medimos 265 km/h en el M3, contra 273 km/h en el RS 4, lo que deja un claro vencedor.

Fin de la primera parte

Lo mejor, por supuesto, en la 2ª parte.

Este artículo forma parte del especial:

Prueba BMW M3, especial 8000vueltas “altas prestaciones”

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