Accidente es por definición un evento extraordinario con repercusiones desfavorables para las personas y las cosas, tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua.
En lo que se refiere a los automóviles, los accidentes que con ellos se sufren cobran merecida importancia por su coste en vidas y en bienes, hasta el extremo de que era clásico afirmar que la mortalidad estaba resumida en tres ces: las de la patología cardiovascular, la del cáncer y la de la carretera.
Más aún, la prensa de 1994 afirmaba que en nuestro país, hasta aquella fecha “el automóvil ha matado a 200.000 personas” (1), cifra que sumada la mortalidad viaria de cada año hasta nuestros días, llegaría hoy a los casi 300.000 muertos, 293.000 para ser más exactos serían los fallecidos por accidente de tráfico desde que el primer automóvil empezó a rodar por nuestro país.
Como una cifra en términos absolutos no es ni mucho ni poco, nada más adecuado que inscribirla en las cifras anuales de mortalidad correspondientes a nuestro país.
Así es que con datos del INE de 2013, sabemos que en nuestra España de 46 millones de habitantes murieron en 2013, exactamente, 390.419 personas por causas médicas o traumáticas.
Dichas muertes ocurrieron, efectivamente, en los dos primeros casos por causa de patologías comenzadas por C, concretamente por causa de enfermedades cardiovasculares y de cáncer, pero la C de carretera está muy, muy por debajo como generadora de muertes; así, 1807 fueron las muertes provocadas por esta última causa en el año 2013 – o sea: menos del 0,5 % de todas las muertes –, lo que la sitúa a la altura de la cifra de fallecimientos causados por problemas dermatológicos no cancerosos y por debajo de la cifra de muertes por caídas accidentales, suponiendo igualmente una cifra tres veces menor que la de las muertes por causa suicida, debiéndose considerar además que si alguien decide suicidarse al volante de su coche, su muerte figurará en la inmensa mayoría de los casos, como derivada de accidente de tráfico.
Naturalmente que un muerto por causa de un accidente de tráfico es demasiado en lo cualitativo o en lo cuantitativo, es intolerable, y contra ello luchamos, pero otras muertes como un cáncer de pulmón que mata a un fumador de 46 años o un infarto de miocardio que acaba con un cocainómano de 36, también lo serían desde el momento que no fueran ligadas a la pura involución, contra la cual la medicina ni puede ni podrá, y sí lo fueron inducidas por malos hábitos perfectamente evitables.
Que el tráfico de mercancías y pasajeros en nuestro país se desarrolle casi en un 90% por carretera, quedando algo más del 5 % para el tren y algo menos de ese 5 % para el avión (2), explica que la carretera es una oportunidad continua para el accidente, pero no por ello una oportunidad que no pueda ser abortada.
A la hora de analizar las causas de los accidentes de tráfico es obligado seguir al Profesor Piédrola, autor de un clásico en los estudios de medicina: su Tratado de Higiene y Salud Pública.
En dicho manual, los accidentes de tráfico se describen como consecuencia de tres causas, juntas o separadas y que son las que siguen:
- El estado de la red viaria
- La actuación del conductor del vehículo
- El comportamiento del vehículo.,
En España es obvio que la red viaria -constituida por autopistas, autovías y carreteras- alcanza una extensión prácticamente semejante a la de hace 50 años, si bien es verdad que las autovías son una novedad y las autopistas de peaje proliferaron.
No obstante, el hecho de que un parque actual casi 6 veces superior al de 1985 se mueva por una red viaria de extensión similar (3), demuestra objetivamente que el tráfico es más denso y por lo tanto, las posibilidades de accidente crecen.
Además, su conservación no es óptima y, por otra parte, las estadísticas insisten en demostrar una mortalidad viaria inversamente proporcional a la calidad de las vías, y por si fuera poco, un parque actual de 31 millones de vehículos para un país de 46 millones de habitantes, es obvio que las satura fácilmente.
En cuanto a los conductores, cuya tercera parte admiten sufrir amaxofobia (4) y ansiedad ante la conducción, cuya formación es muy relativa y cuya salud puede ser discutible en muchos casos e insuficiente para responder a las demandas de la conducción, es obvio que su idoneidad es cuestionable, máxime si se ocultan deficiencias físicas y psíquicas a la hora de renovar o conseguir un carnet de conducir.
De hecho, los médicos somos conocedores de casos concretos en los que una patología determinada contraindica las exigencias sicofísicas de la conducción, impidiéndonos no obstante la Ley de protección de datos “atentar contra la intimidad de la persona”, la cual, paradójicamente, no dejará de alegar su patología ante un Equipo de Valoración de Invalideces, viéndose obligado el médico evaluador a proponer invalidez para la conducción profesional de, por ejemplo, un epiléptico, cuya epilepsia -salvo que la alegue- pasará desapercibida, como es lógico, para el médico del Centro de reconocimiento.
Así es que la Directora General de Tráfico pedía recientemente (5) a los mayores de 65 años, que no oculten sus defectos de salud a la hora de solicitar el certificado de aptitud para conducir, quedándose corta en mi opinión, pues dicha obligación debería haberse hecho extensiva a más gente y sin ceñirse exclusivamente al criterio de la edad.
Para colmo, la distracción (6) es quizás el factor más frecuente en la etiología de un siniestro, siendo el SAOS (síndrome de la apnea obstructiva del sueño) otra de las etiologías más habituales, pues la estadística coloca a la somnolencia como la causa de uno de cada 5 accidentes de tráfico.
Únase a lo anterior la conducción bajo el efecto de substancias (drogas, alcohol y sicofármacos), lo que se demuestra en el 39% de los fallecidos en las vías, así como la inconsciencia y la negligencia en el uso de elementos contrastados de seguridad, como el cinturón de seguridad que casi la tercera parte de los muertos en accidente no habían usado, obteniendo así un cuadro muy elocuentemente expresivo de las deficiencias de los conductores españoles, manifiestamente mejorables.
Por lo que toca a la última de las etiologías en el accidente de tráfico, el automóvil, hay que reconocer tres evidencias al efecto.
La primera es que el parque en más de un 50% tiene más de 10 años de antigüedad (os propongo una encuesta consistente en contar en cualquier sitio por un lado los coches matriculados por debajo de DVT y por el otro los matriculados a partir de 2006, o sea por encima de DVV).
La segunda es que las ITV constatan demasiados defectos de mantenimiento en los vehículos, de modo que la avería, especialmente en lo que se refiere a luces, ejes y frenos, está demasiado representada, ya que uno de cada cinco coches es rechazado por algún defecto en el primer reconocimiento.
La tercera es que el automóvil SÍ ha hecho sus deberes, y la prueba de que los ha hecho es algo objetivo:
El automóvil de conducción autónoma, que no es que sea posible, sino que ya es una realidad como lo demuestra el viaje del Audi A7 autónomo en USA y como ya lo apuntaba a finales de 2013 el nuevo Mercedes S, al igual que lo evidenció el revolucionario Mercedes F 015 presentado en enero de 2015 en Las Vegas (7), por no hablar del vehículo de Google.
Y al automóvil autónomo se ha llegado a base de perfeccionar frenos, iluminación y factores pasivos de resistencia, pero sobre todo y fundamentalmente porque la electrónica ha permitido a los ingenieros el uso de los 10 elementos más abajo citados, 10 elementos garantes de seguridad y proveedores de tal cantidad de datos, que posibilitan que la inteligencia artificial de automóviles ya reales y tangibles les permita conducir al ser humano con mayor seguridad que aquella con la que este los conduce a ellos; y ello hasta el extremo de que Volvo o Volkswagen ya puedan publicitar eslóganes clamando que en 2020 sus marcas no estarán presentes en ningún accidente de tráfico, todo siempre y cuando el automóvil autónomo consiga vencer dos obstáculos, el de su alto precio y el puramente legal, definiendo quién sería el culpable en caso de accidente de un automóvil donde el conductor es conducido por el vehículo.
Los 10 perfeccionamientos aludidos son los que siguen (8):
- ABS, por vez primera en el Mercedes S desde finales de 1978
- Airbag, en Mercedes S desde el Salón de Ginebra de 1981
- Control de estabilidad, desde el Mercedes S en el Salón de Fráncfort de 1985
- Control de presión de neumáticos, desde el Porche 959, presentado en marzo de 1987
- Control de tracción, ESP, por vez primera en Mercedes S ocupé, desde el Salón de Fráncfort de 1995
- Asistencia de frenado de urgencia, propuesta en el Salón de París de 1998 en el Mercedes S
- Control de velocidad adaptativo, presentado en el Mercedes CL en el Salón de Ginebra de 1999
- Frenado automático de emergencia, visto en el Volvo XC 60 en el Salón de Ginebra de 2008
- Detección de fatiga en el conductor, ofrecida en el Mercedes E Coupé desde febrero de 2009
- Airbag para el peatón, ofrecido en primicia por el Volvo V 40 en 2012
Únase a todo ello la navegación, el reconocimiento de señales, la lectura de la carretera y los avances actuales en conectividad, y concluiremos que se aproximan dos noticias antagónicas:
- El placer de conducir puede pasar a la historia en las rutas convencionales.
- La seguridad viaria alcanzará su máxima expresión.
Y es que no se puede tener todo en la vida, claro que lo más grande de este mundo es la libertad, cosa que implica y permite elegir.
Escrito por Ramón Roca, patrono de la Fundación RACE.
Referencias documentales:
- La situación del mundo 1994 del World-watch Institute
- INE
- Motor 16, nº 1566
- Motor 16, nº 1122
- El Mundo de 31 de marzo de 2015
- Motor 16, nº 1547
- L’Auto-Journal, nº 926
- L’Auto-Journal, nº 895. (Que a nadie le extrañe el lugar que ocupa Mercedes como creador de medidas de seguridad, pues hasta los franceses lo reconocen…)
Jairo
12 de mayo de 2015 a las 11:10Un artículo, como de costumbre, estupendo.
El dato que más curioso me ha resultado es el echo de que en treinta anios la cantidad de carreteras no haya crecido de gran manera. He de suponer que las actualizaciones de las carreteras ya establecidas no se toman en cuenta a la hora de exponer ese porcentaje.
Aun así, en mis vueltas a la costa del sol, me da mucha pena -sobre todo en pequenios pueblos- encontrarme con viejas carreteras que tras el pasar de los anios siguen en su constante descomposición sin mucha vista de que a corto plazo las vayan a actualizar con los elementos de seguridad hoy día, sin ir más lejos, hace dos anios tuve la desgracia de ver como un motorista se lanzó por un precipicio de unos 15 metros cerca de la serranía de ronda.
Un saludo.
Pd: No tengo la letra enie en el pais en el que actualmente resido, disculpenme!
arribi
12 de mayo de 2015 a las 11:37muy interesante artículo, desgranando de forma objetiva y rigurosa las distintas causas que provocan accidentes. lo curioso es que la DGT se «olvida» de muchas de ellas, siendo la más obvia la del mantenimiento de las vías. si vierais los agujeros que tengo que esquivar todos los días para ir a trabajar, alucinaríais (y eso que son autovías de primer orden).
en cuanto a la edad de los coches es cierto que la mayoría son mayores de 10 años (de hecho, yo tengo uno del 93, otro del 92 y el más nuevo el del 2007), pero ¿tanto influye la edad del turismo en las opciones de tener un accidente? es obvio que un coche nuevo tiene ESP y que los viejos no, pero por lo demás no veo que haya tanta diferencia (otra cosa son las consecuencias, que en teoría sí que son más graves en coches viejos, aunque en condiciones reales fuera de laboratorio tengo mis dudas).
en cuanto a las conclusiones, sí que es cierto que con los años los coches autónomos se impondrán para los viajes cotidianos, pero mientras sea legal conducir «manualmente», siempre nos quedará la opción de coger nuestro coche e irnos a recorrer nuestro tramo favorito. cuando lo prohíban, nos tocará «resignarnos» e ir a circuitos.
nachetetm
12 de mayo de 2015 a las 13:31A mi no me parece que el mantenimiento de las vías sea tan deficiente. Creo que está en línea con la media europea. No somos Alemania, pero estamos en bastante buena posición. (mucho mejor que países «equivalentes», como Portugal, Grecia o Italia) Es más, con excepción de Alemania, España tiene las mejores carreteras por las que yo he circulado. Como en todo, siempre hay margen de mejora, pero tampoco hay que fustigarse.
Sí es cierto que hay mucho coche mal mantenido (mi padre era el vivo ejemplo, sólo cambiaba aceite de vez en cuando y echaba gasolina. No cambiaba ni los limpias), y ese es uno de los aspectos donde todavía podemos mejorar. La educación y el respeto al volante es otro, pero en eso hemos dado pasos agigantados en las últimas dos décadas. Aun así, se puede hacer más en esa dirección. Y controles más exhaustivos. No puede ser que la ITV te eche atrás por un escape cambiado, y luego pasen la inspección auténticos cascarones (de nuevo, mi propia experiencia)
Buen artículo, como siempre :-)
ramon
13 de mayo de 2015 a las 20:50Gracias Jairo, Arribi y Nachete.
Me llama la atención que disculpeis a las carreteras. Teneis razón en los firmes y, con ser las más congestionadas de la UE pienso que no crecieron en condinancia con el parque y creo también que al automóvil no se le revierte la carga impositiva con la que se le grava.
delarosa
14 de mayo de 2015 a las 06:20Ramón,
Gran artículo pero he echado en falta algo muy importante y de lo que te propongo que nos hables en otra ocasión porque sé que lo tienes bien estudiado. Hablas de la mortalidad en carretera y la pones en perspectiva, dándole un punto de referencia., pero también se puede hablar de las vidas que se salvan a diario gracias al automóvil, en concreto gracias a todos los servicios de emergencias, como ambulancias y bomberos, y de uso privado. ¿Tienes datos o se te ocurre como cuantificarlo? Sería interesantisimo ver la otra cara de la moneda.
También creo que merece una ampliación tu reflexión sobre como se está gastando el dinero que da el automóvil a nuestro país ya que, como tú mismo me has dicho alguna vez, no sólo a través e impuestos financia al estado si no que un gran porcentaje de puestos de trabajo los da la industria del automóvil. En España 1 de cada 10 está relacionado con esta industria y ha sido durante años la más importante fuente de ingresos por exportación de España, datos que he aprendido hablando contigo. Te animo a que profundices en estos temas porque mucha gente se quedaría con la boca abierta.
Enhorabuena por el artículo.
Conde Pyruslav
14 de mayo de 2015 a las 16:57Es perfectamente entendible que se relativice la culpa del estado de las carreteras. Pensemos en cualquier accidente de esos «llamativos» que se nos venga a la cabeza, y reflexionemos sobre cuántos conductores pasaron por ahí antes del accidente, y han seguido pasando después, sin darse la gran hostia.
Me viene a la memoria un artículo que escribí yo al respecto de un video en el que una señora va a ver la curva en la que se salió y mató su hijo, y en ese momento otro coche (un Jaguar S-Type, creo recordar) se sale y da vueltas de campana, cosa que evidentemente no le sucedió al resto de vehículos que por allí circulaban.
¿Que son mejorables? Como todo. Pero yo prefiero bajar con cuidado por un pedrero lleno de pinchos y hielo, antes que bajar corriendo y descalzo.
Alex
18 de mayo de 2015 a las 10:52Es un tema interesante y el cual llevo reflexionando en voz alta desde ayer a la noche. Hoy seguí reflexionando mientras hacía un análisis de sangre.
Los datos que pone son de nuestra querida España, las fotos de carreteras parecen de fuera: en una salen los «tornati» del passo stelvio, el cual he tenido el gusto de disfrutar en moto y casi caerme en el tornati 13, para los que vayáis ahí, es mejor subir por esa ladera de los 48 tornati y bajar por el otro lado hacia Bormio.
Releyendo el artículo me queda claro que los accidentes de trafico últimamente se cobran muchas menos vidas que antes y que comparado con un dato de suicidios u otras enfermedades están en franco descenso.
Los datos del avance del automóvil me dan la idea de que la industria automovilista es puntera en prestar servicios beneficiosos para la sociedad y que estos servicios beneficiosos podrían ser mayores si las variables de las que depende no fueran tan dependientes del medio y del actor implicado.
Estos servicios beneficiosos como el transporte de mercancías y viajeros podrían reducirse en principio si se utilizase por ejemplo el tren. (aunque viendo los megaccidentes de tren de los últimos tres años en las noticias podrían no confirmar esta teoría de barra de bar)
Este caso del transporte de mercancías pienso que en cada camión va una vida y un tiempo y una monotonía, una emigración fija discontinua de almas que parten de sus hogares, personas que se dejan sus horas y su piel en una profesión que como todas hay que valer.
Por otro lado dentro de los usuarios estamos los conductores que vemos al coche como algo mas que un mero vehiculo para ir de un punto A a otro B y pensamos en disfrutar más del trayecto que del destino, sumando a ese placer de conducir el número de vivencias.
En medio de estos cambios llega el futuro coche autónomo, pero a poquitos, traguito a traguito nos lo van dando, mentalizándonos y con miedo a que conducir quede reservado a unas elites y a unos coches clásicos de pedigrí.
En este tiempo de cambio vemos burbujas de deportivos, averías de coches nuevos y un plan pive número 8, que no creo que se prolongue indefinidamente como puede sugerir el numero 8.
En todo ello está el actual cambio climático que no se percibe mucho pero que según q voces autorizadas podría surgir un verdadero caos climático. Por que nombro esto? pues por las limitaciones de dióxido de carbono que en un futuro podrían imponerse a cada estado-nación.
Todo esto en un mundo globalizado donde por suerte para el resto de las personas, acceder a un coche ya es realidad.
Y si como pensamos la mayoría de la gente que frecuentamos este blog de que el automóvil da libertad, ¿realmente estamos encarcelados?
En fin, disfrutemos del día presente y si al final no podemos lograr nuestro deportivo de los sueños o ese Porsche clásico, disfrutemos de lo poquito que tengamos a mano, porque la vida pasa, y los que crecimos contando coches por marcas a ver quien lograba más disfrutemos con cada relato de este magnifico blog.
un saludo
ramón
18 de mayo de 2015 a las 22:13Oscar, nuevos artículos seguirán, sólo me falta algún dato para basarlos.
Conde, comparto tu observación sobre las carreteras.
Alex, gracias por tu apasionado y certero resumen de la historia de la conducción. Comparto en especial tus reflexiones relativas a trenes y camiones.
tudesguace
20 de mayo de 2015 a las 16:00Hay que tener mucho cuidado con los accidentes de trafico, te puede pasar donde menos te lo espera puedes estar toda tu vida paseandote por toda España y luego tener un acciendente de trafico como me paso a mi a 2 kms de mi casa que me sali de la carretera en una curva mal tomada, en una carretera que deberían haber arreglado ya hace años.
Por eso el estado de las carreteras es muy importante.
LegalCar Aboados
2 de junio de 2015 a las 19:26Desde luego un artículo genial
Gracias por compartir.
Saludos.
ramon
6 de junio de 2015 a las 22:50Tu desguace y Legal Car, gracias por vuestro comentarios.
La realidad es mejorable, cierto, pero mejoró mucho.
Javier G
11 de agosto de 2015 a las 10:58Sin duda un artículo muy trabajado y con muchas verdades, sin embargo discrepo en algo, en la importancia que se le da a la edad del parque móvil. Pienso que cualquier coche de cualquier edad bien mantenido y bien conducido no es un peligro latente en la carretera.
Los coches de los 90 nos los vendían como coches muy seguros, algunos con ABS, otros con sus suspensiones, con airbag…, ahora resulta que han implementado nuevos adelantos y aquellos coches de los 90 que costaron un dineral son peligrosos. Peligrosos porque no tienen control de tracción, ni sensor de lluvia, ni…. Dentro de 5 años saldrán coches que piloten solos y los de ahora ya serán un peligro porque cuentan con el factor humano inherente, con lo que habrá que pensar en retirarlos.
Todo esto del parque móvil obsoleto obedece a unos intereses: el primero, las compañías automovilísticas que no les interesa sino vender sus nuevos modelos para seguir teniendo beneficios, no que conservemos los antiguos y segundo la administración, que cobra por cada coche nuevo que se matricula. Básicamente son las compañías, que son un lobby muy potente en España y que presionan en esa dirección al Estado que como sabemos suele defender los intereses de las grandes compañías justificándolo de cualquier manera y tratándonos como inmaduros.