Para correr están los circuitos. Dicho así parece la panacea pero no lo es: no podemos ir a rodar cuando queramos, a veces quedan muy lejos y el coche sufre si no está preparado para entrar a circuito ya que el uso que se le da en pista es realmente exigente. Además mucha gente lo encuentra aburrido: es repetitivo y no recrea muchas de las condiciones de conducción que sólo se pueden encontrar en otro escenario, las carreteras de montaña.
Conducir por una carretera de montaña es una experiencia mucho más completa: infinitas curvas diferentes, puedes modular tu ritmo al gusto, el paisaje cambia, paras donde y cuando quieras… bueno, ¿qué os voy a contar que no sepáis? Los tramos de montaña son EL DELEITE, con mayúsculas, pero también tienen sus inconvenientes, y son muy importantes: tráfico, normas de tráfico, ciclistas, animales, condiciones inesperadas… todo esto redunda en que no se puede conducir más allá de determinados ritmos razonables, respetando al resto de usuarios, los límites de velocidad, blablabla, etc.
¿Y bien?¿Qué nos queda? ¿Volver al Ring? Pues es una posibilidad pero antes hemos hecho otra cosa: hemos hecho el Rally Rutas Cántabras de clásicos con el 964 Turbo (A.K.A. la berenjena atómica) en una caravana de exhibición que organizó la Federación Cántabra de automovilismo y que rodaba tras los coches que participaban en la competición. ¿Y en qué se traduce esto? Pues a una excursión de 150 km por increíbles tramos de rallye en Cantabria con las carreteras cerradas al tráfico, disfrute asegurado.
Salimos desde Madrid, acompañados de otro 911 Turbo: un 996 bastante especial, preparado por RUF (alrededor de 550 cv). Con estos dos misiles nos dirigimos al norte, a algunas de las carreteras más espectaculares de nuestro país, en las faldas de los Picos de Europa. El tiempo no acompaña: llueve y el frío es intenso. Si el clima al día siguiente no mejora será un día largo.
La caravana de 911 que salíamos desde Santander
Nos levantamos a las 7:00 en Santander y miramos por la ventana, aun es de noche pero vamos que sigue lloviendo. Tras desayunar vamos a repostar los coches: el frío no ha cesado. Frío, lluvia, un 964 Turbo con tracción trasera y más de 400 caballos… la mañana va a ser interesante. Llegamos al parque cerrado y nos dan nuestros dorsales y el libro de ruta. A la hora indicada salimos del parque cerrado en San Vicente de la Barquera y nos dirigimos al control de salida del primer tramo.
Libro de ruta, con las indicaciones para llegar a los tramos cronometrados.
Como vamos en una caravana de exhibición tenemos que rodar de igual modo que por carretera abierta (cinturón de seguridad pero sin necesidad de casco, Hans o ropa ignífuga). Rodamos con el tramo cerrado, saliendo con un minuto de tiempo sobre el anterior participante pero sin notas y fuera del cronometraje oficial.
Esperando la salida del primer tramo cronometrado.
3, 2, 1…
10 segundos, 5, 4, 3, 2, 1…. ¡salimos! Aun no llueve, que lo hará, pero el asfalto sigue mojado. Los neumáticos semislick y la patada del monoturbo no ayudan a traccionar, ni a frenar, ni a tomar las curvas, así que tomamos las primeras curvas con calma. Con estas condiciones nos jugamos mucho y no vamos a ganar nada, hemos venido a pasarlo bien. Tras algún susto en forma de pasada de frenada finalizamos con éxito los 13 kilómetros del primer tramo, pero ha empezado a llover. Al finalizar seguimos el libro de ruta hasta llegar a la salida del segundo tramo, probablemente una de las mejores carreteras que recuerde, aunque se disfruta mucho con el tramo cerrado al tráfico y aprovechando todo el ancho de la calzada, con el peligro de encontrarse tráfico de frente el tramo es muchísimo más lento.
El tramo de Piedras Luengas, desde Cosío hasta Santa Eulalia (hablo de memoria) con algo más de 14 km y con una revirada zona de curvas y una larga subida hacia las cumbres nevadas de la zona. Tiene algunas zonas espectaculares, con increíbles vistas, túneles y horquillas imposibles. Pero algo no va bien, cuando estamos acabando el tramo notamos algunos tirones. En el enlace con el tramo de Venta Pepín descubrimos que el coche no aguanta el ralentí y los tirones van en aumento. Revisamos los relés y los fusibles y todo parece en su sitio. No tenemos tiempo para revisar más y tenemos que tomar la salida en pocos minutos.
Revisando fusibles, todo bien apretado.
Afortunadamente la salida del tramo es cuesta abajo y nos vamos dejando caer hasta el punto de control con el coche apagado (hablamos de ir avanzando unos metros cada minuto mientras salen los coches que nos preceden). Ahora nieva copiosamente y no podemos quedarnos ahí, un tramo entre montañas blancas no podemos dejarlo pasar. Cuando quedan 20 segundos para salir tratamos de arrancar el coche pero no responde (Trata de arrancarlos, ¡por Dios!). Volvemos a intentarlo y el 964 arranca, mantenemos el motor encendido con un poco de gas y salimos. En marcha el coche se comporta bien, el problema llega cuando nos paramos, así que al final del tramo, en el control de tiempos del final del tramo el coche se vuelve a calar. Ya no arranca, lo dejamos caer (seguía la cuesta abajo, afortunadamente) y con la inercia conseguimos arrancar el coche de nuevo.
Las condiciones se empiezan a complicar.
Tenemos por delante el enlace y una hora en el parque cerrado de asistencia en la localidad de Potes. De camino paramos en una gasolinera y llenamos el depósito. Aprovechamos para revisar el motor, algo pasa y no sabemos el qué. Pero estamos de suerte: es un manguito del circuito de presión que está suelto, las malas noticias son que no hay manera de acceder a él directamente, el destornillador no llega. Decidimos ir a la zona de asistencia a ver si alguien nos puede prestar alguna herramienta que no sirva.
En el reagrupamiento encontramos a las asistencias de los equipos, muchas ya han acabado su trabajo y encontramos no sólo las herramientas que necesitamos sino que los mecánicos de una de la asistencia nos desmontan la admisión del aire y nos ponen una nueva brida para sustituir a la que se ha soltado ya que esta está pasada de rosca. En menos de 20 minutos tenemos el coche montado de nuevo y funcionando. Nos da tiempo hasta a comer un bocadillo, ¡volvemos a estar en el rally!
Asistencia profesional para la ocasión, verdadero compañerismo.
Nos dirigimos a las sección D, el tramo de La Hermida. Comenzamos el tramo con ganas pero en los primeros compases notamos que los síntomas se repiten, tenemos problemas y estamos en el kilómetro 4 de los casi 15 que componen el tramo. Tenemos que acabarlo y ver qué ha pasado. El coche corre pero no lo que debería pero aun así podemos terminar el tramo. Revisamos de nuevo el motor y el manguito maldito se ha vuelto a soltar. La brida que nos han dado era más ancha que la que sustituía y eso impidió que se sujetara como debía. Esta vez sí podemos colocarla en su sitio y continuar a los siguientes dos secciones, la reparación es sencilla pero no va a durar y la solución definitiva tendrá que hacerse en Madrid. El problema es que no podríamos ir rápido ya que cada vez que el turbo cargaba al máximo nos arriesgábamos a que el dichoso manguito volviese a soltarse, así que acabaríamos el rally sin poder acelerar a fondo, lo que implicaría que para ir rápido tampoco podríamos frenar mucho. Con esta tesitura nos enfrentamos a las secciones de Quintanilla y Carmona para, así, finalizar los tramos cronometrados, hemos acabado, ¡un éxito dadas las circunstancias!.
Tomamos el camino del último enlace, que nos dejará en el bonito pueblo de Comillas donde finaliza el Rally Rutas Cántabras 2013, una experiencia increíble poder ir pie a tabla (cuando lo han permitido las circunstancias y las incidencias mecánicas) por carreteras espectaculares y además en una zona que podría ser el paraíso del petrolhead. Por supuesto, en Cantabria no podría ser de otro modo, al acabar comimos estupendamente.
Los cuatro 911s supervivientes, sin incidentes.
Extra Lap
Cuando nos íbamos de la gasolinera rumbo al reagrupamientos nos encontramos con dos matrimonios de ingleses de avanzada edad: uno iba con un Triumph Spitfire y el otro viajaba con un Lotus Elan. En esos paisajes y en una situación tan propicia para conducir ya me estaba enamorando de la zona pero esto fue la puntilla: ¿para qué fantaseamos con recorrer media Europa para conducir en sitios míticos cuando aquí mismo tenemos algunas carreteras que sonrojarían a las mejores carreteras de montaña del mundo? Yo ya estoy planeando otra excursión a los Picos de Europa, antes de que llegue el calor y se llene de turistas. Y vosotros también tenéis que ir, que no te lo cuenten en 8000vueltas: estas experiencias hay que vivirlas en primera persona.
Extra Lap 2
La ruta aproximada para que no os perdáis, seguro que no somos los únicos que vamos de nuevo por la zona. Admite múltiples variantes y hay muchas más carreteras por la zona para descubrir. No os limitéis a estos tramos de montaña: Cantabria tiene mucho más que carreteras y merece la pena parar en muchos de estos pueblos y conocerlos, aunque también podéis pararos en cualquier lugar perdido del mundo,tiene su encanto. Y no os olvidéis de comer bien, la zona ayuda.
Bebe a bordo
7 de enero de 2014 a las 10:12Mas problemas tiene en su 911 ese de Murcia al que Porsche le ha dejado tirado en la cuneta…
Witor
7 de enero de 2014 a las 10:36Genial el artículo, como siempre. Si volvéis por aquí os recomiendo que vayáis por la zona este de Cantabria, que también tiene mucha miga. EL tramo de los Collados del Asón, que va de Ramales de la Victoria a Arredondo no tiene desperdicio. Después de Arredondo podéis llegar a La Cavada y desde ahí volver a subir hacia La Vega de Pas. Os aseguro que no os vais a aburrir!
Sr.Kiwi
7 de enero de 2014 a las 11:52Gran artículo, la verdad que todo el norte es una pasada. Yo estuve una Semana Santa hace años en la zona de Llanes, y las carreteras eran espectaculares, y más de noche y lloviendo, tenías que ir 100% conduciendo. Volveré, y espero no sea dentro de mucho.
kekis
7 de enero de 2014 a las 12:46La verdad que es una gran idea, aunque las condiciones climátias de estas fechas… creo que aconsejan más el paseo que la diversión pura. Con un tiempo algo mejor la experiencia sería redonda.
nachetetm
7 de enero de 2014 a las 12:53Yo que soy alérgico a la lluvia, hubiese entrado en pánico de ver la carretera así y llevando semejante aparato, con el motor colgado y de potencia desbocada. Pero bueno, supongo que el dueño estará acostumbrado y esas condiciones no le asustan lo más mínimo.
RatON
7 de enero de 2014 a las 13:40Cantabria entera es fascinante. La carretera que va desde Potes hasta Fuente Dé es lo más bonito y peligroso que conozco: muro de piedra chorreando agua y vegetación a un lado, rio Deva al otro.
Lo bueno es que si te cansas de mirar un precioso paisaje y quieres parar de hacer curvas un rato, te paras en el primer sitio que encuentres y la comida es fantástica.
Pd, por la zona que hay entre Santillana y Comillas he visto varios rallies bastante curiosetes.
Jorge Azcoitia
7 de enero de 2014 a las 14:33Muy bonita experiencia. Gracias por compartirla.
A mí, personalmente, la lluvia, y si es de manera constante, me gusta mucho; porque te permite ir al límite más despacio, con lo que da más tiempo a corregir si algo va mal, y en una carretera así sin conocértela, se agradece, aunque con tanta caballería desde luego tiene que dar mucho respeto…
Angel Martín
7 de enero de 2014 a las 18:03Desde luego no hay nada como un buen tramo de montaña para disfrutar el coche, no obstante no puedo comparar la experiencia con la de correr en circuito, ya que no he tenido la oportunidad de disfrutarlos salvo en karting. Lo único que puedo constatar es todo lo que dices sobre estas carreteras perdidas, aisladas de la civilización, lugares donde te encuentras con la parte más íntima de ti mismo y conectas con el coche, a la vez que disfrutas de preciosos paisajes naturales.
@Jorge Azcoitia, si uno goza de un coche bastante justo de potencia, la lluvia es una amiga fantástica y una de las maneras más elegantes y divertidas de explorar los límites; pero sólo si se sabe tratar. Prefiero esperar un tiempo desde que empiece a llover para encontrar la carretera «lavada» por el agua, a sufrir varios sustos disfrutando de la conducción espirituosa, incluso a ritmos bastante inferiores a los límites legales. El aceite y la suciedad en el asfalto cobran vida, y tienen una naturaleza bastante traviesa.
arribi
7 de enero de 2014 a las 19:28¡qué envidia!
muy interesante la experiencia que tuvisteis, con carreteras espectaculares. una pena que la «berenjena atómica» os diera problemas, aunque visto de otra forma, sirve para dar un toque más «aventuresco» a la historia. XD.
por cierto, en Euskadi también hay carreteras de este estilo, llenas de curvas, cada una distinta a la otra, rodeadas de paisajes espectaculares. además, como sabréis, aquí también se come muy bien, lo digo por si algún día os animáis ;-)
Gis
7 de enero de 2014 a las 19:43Fantástico relato!
La verdad es que la zona es estupenda e invita más que a correr, a disfrutar de sus paisajes y gastronomía como bien indicas en esta época del año….aunque en seco tiene que ser glorioso!
Esta crónica me trae grandes recuerdos por esas tierras con un buen amigo!
Seguid así!
ismol
7 de enero de 2014 a las 19:55Para RatON:
El tramo al que tu te refieres creo que no es Potes- Fuente De (un semi-puerto pero de buen asfalto y de carriles anchos, muy disfrutable igualmente, en verano la hago todos los días) sino al tramo Potes-Panes, conocido como Desfiladero de La Hermida: asfalto con parches y a trozos bastante roto, sin linea continua en los laterales, algún puente donde con caben dos coches, curvas de todo tipo y lo que tu dices: la peña (ojo con las piedras si llueve o hay viento) a un lado y un triste muro de piedra entre el rio y el coche.
Quizá es porque soy de alli, pero me parece un tramo espectacular. Por cierto, gran artículo, lástima que la avería no os dejase disfrutar como merecía la ocasión!!
pepe
8 de enero de 2014 a las 01:03dejan participar a coches de calle? creía que solo podían participar coches +25años
delarosa
8 de enero de 2014 a las 14:41@pepe
Como comentaba en el artículo rodamos como parte de una caravana de exhibición que organizó la Federación Cántabra de automovilismo, tras los coches que participaban en la competición.
Saludos
David R
9 de enero de 2014 a las 00:27Buen artículo, buen rallye y buena comunidad autónoma. Yo soy de aquí de toda la vida y siempre dije que no podría vivir en otro lado.
La próxima vez que vengáis, aquí os dejo mi email, podéis poneros en contacto y enseñaros otra parte de Cantabria sí queréis o como veáis, para mi será un placer y una satisfacción.
Spike
9 de enero de 2014 a las 12:29Tramos bien elegidos la verdad, todos ellos bueno conocidos por mi willi jejeje, en particular el desfiladero de la Hermida, es una carretera con un encanto bestial
Spike
9 de enero de 2014 a las 12:32PD – Ahora que lo pienso, estuve en Comillas viendo los coches en el parque cerrado!!!
Lasheras
10 de enero de 2014 a las 00:37¡Qué bonito reportaje!
Por muy quemado que uno sea, por mucho que a uno le gusten los circuitos, tener un coche con el que apetezca hacer unas curvas por una bonita carretera de montaña es algo impagable, y si encima te cierran los tramos, vas con buena compañía y comes bien…¿qué más se puede pedir?
Storm
12 de enero de 2014 a las 20:55Menudo plan! Pena por los problemas mecánicos pero, por lo demás…
Más info sobre el evento:
http://www.eltramo.com/pruebas/2013/22_rutas_cantabras/reg_rutas_cantabras_2013.pdf
Y un hilo de CHS sobre carreteras de montaña y tramos para disfrutar:
http://clubhondaspirit.com/foro/topic/112182-carreteras-para-disfrutar-de-un-coche-como-el-s/
amancio
14 de enero de 2014 a las 02:24¡Acuerdense de que era un tramo cerrado! Es completamente distinto, que luego nos aparece uno de frente y en la correccion nos fuimos…
(Que dientes mas largos se me han puesto!)
Albert
15 de enero de 2014 a las 18:37Yo estube este verano en Cantabria y solo tengo palabras de agradecimiento a todos los que alli nos atendierón. Y por no hablar de los paisajes, recuerdo sobretodo el día que fuí a los Picos de Europa, la carretera que conecta desde la frontera de Cantabria hasta Asturias es simplemente espectacular, solo debo decir que mi novia se enfado porque segun ella ibamos demasiado rápido siguiendo el ritmo de un pueblerino que no veas como le pisaba.
Muy buen reportaje!