Todavía con las negociaciones en ciernes, el futuro de la marca es más que incierto. Fabricantes minoritarios de superdeportivos como Koenigsegg o Spyker Cars han mostrado su interés por ella, pero sus condiciones de compra no satisfacían a su actual propietario, General Motors. El fabricante asiático BAIC ha aprovechado la coyuntura y ha adquirido los derechos de fabricación de los modelos 9-3 y 9-5 así como de sus motores turbo para asegurarse de tener un producto medianamente competente pase lo que pase.

Viendo que la situación no llegaba a buen puerto, GM ha ampliado el plazo para pujar por Saab en varias ocasiones, como si buscara desesperadamente cualquier solución que no supisiese el cerrojazo. Saab no merece tan triste final y aquí van 10 razones de peso:

1. Ursaab

El original, la ópera prima de un fabricante sueco de aviones que estaba convencido de que podía aportar mucho al mundo del automóvil, en base a su experiencia construyendo aeronaves. Sangre, sudor y lágrimas le costaría al pequeño grupo de ingenieros la hazaña de construir su primer coche; ni siquiera la mitad de ellos disponía de carnet de conducir, pero sabían lo que necesitaba la gente en época de posguerra: un vehículo pequeño, fiable y eficiente. El Ursaab fue uno de los primeros automóviles cuyo perfil se trabajó en el túnel de viento, obteniendo un coeficiente aerodinámico de sólo 0.32 Cx, respetable incluso en un vehículo actual. Además de conseguir la citada eficiencia, el trabajo en el túnel de viento dotó al vehículo de una línea muy personal y futurista.

 

El Ursaab fue utilizado como muleto de pruebas por la marca para el desarrollo de su primer modelo de producción, el Saab 92. Rodó más de 500.000Km bajo estricto secreto por sombrías carreteras comarcales en horarios intempestivos. Actualmente se encuentra en el museo Saab en Trollhättan, dispuesto para el arranque, conservando incluso la pintura original.

2. Monster

La señal de que algo estaba pasando en Saab. Ya no bastaba con fabricar coches eficientes, había que buscar el límite de la tecnología, encontrar ese punto diferenciador que hiciera que a los Saab se les tuviera respeto, incluso miedo. Para desarrollar el Monster se partió de un Saab 93 que fue aligerado severamente, incluso se le sustituyó el capó por uno de plástico. Debajo de ese capó se escondían dos motores tricilíndricos de dos tiempos y 750cm³ cada uno, proporcionando en conjunto algo más de 100cv, suficientes para inspirar el miedo del que hablábamos a los pocos ingenieros que pudieron probarlo. El coche resultaba difícil de conducir en curvas, pero era un rayo en las rectas, donde se le llegó a cronometrar a 196km/h, hasta que un piñón de la transmisión se dio por vencido y obligó a abandonar los experimentos.

3. Sonett I/II/III

El espíritu de la competición llegó a Trollhättan en los años 50. Diseñaron una pequeña y ligera barqueta tan pura de líneas que no hizo falta buscar un nombre. Ése es el significado en sueco de la palabra Sonett. La idea original era vender el coche como carreras-cliente, pero un cambio en la normativa de competición permitía utilizar coches derivados de modelos de producción, con lo que el proyecto perdió interés financiero.

El Sonett original derivó en unos pequeños cupés biplaza que Saab desarrolló en los 60 y 70 con la intención de crear un modelo que generara imagen de marca. La idea era buena, el coche se comportaba razonablemente bien debido a su bajo peso y su peculiar estética lo hizo muy atractivo entre el público que buscaba diferenciarse del resto.

4. 900 Turbo

Este modelo es uno de los que mejor define las características propias de un Saab. Estética personalísima que no deja indiferente: o se ama o se odia, pero no se cambia. Traen de fábrica el equipamiento acorde a sus prestaciones, son alérgicos al tuning. Los motores son avanzados tecnológicamente en relación a la competencia de la época. En el caso concreto del Turbo, contaba con un sistema de gestión de la sobrealimentación que lo desmarcaba de sus rivales turboalimentados: un sensor de picado en el bloque motor permitía utilizar distintas calidades de gasolina, y si detectaba autoencendidos disminuía la presión de alimentación del turbo, garantizando así un equilibrio perfecto entre prestaciones y fiabilidad del motor. 175cv son los que producía dicho motor y los que convirtieron al 900 Turbo en una alternativa realmente interesante frente a la maquinaria alemana. El chasis no se quedaba atrás en cuanto a tecnología, utilizando suspensiones de doble triángulo en el eje delantero que proporcionaban un comportamiento ejemplar. La influencia aeronáutica se deja notar en el parabrisas fuertemente curvado para mejorar la visibilidad, y en su salpicadero orientado hacia el conductor y con los botones colocados más cerca del volante según frecuencia de uso para evitar distracciones. También fue el primer modelo en desplazar el contacto a la consola central, junto al freno de mano, peculiaridad que se terminaría convirtiendo en seña de identidad de la marca.

5. 9000 Aero

Porque hubo una época en la que los suecos fabricaban mejores bahn-stormers que los propios alemanes. Cómodas berlinas aparentemente inofensivas pero que eran capaces de volar a ras de suelo. El 9000 Aero recuperaba velocidad en marchas largas más rápido que la mayoría de deportivos contemporáneos (con un Aero se podía dar un susto a un Ferrari Testarossa), gracias a su motor sobrealimentado de 2.3 litros que producía 225cv y le permitía alcanzar los 240km/h. Y todo ello con una fiabilidad a prueba de bombas, como demuestran los 100.000Km que recorrieron tres 9000 Turbo de serie en una prueba de resistencia en la que sólo pararon para cambiar de piloto, repostar y recibir asistencia. Por cierto, la media de velocidad obtenida en la prueba fue de 213km/h. Sentarse en el puesto de conducción ya inspira velocidad, con un cockpit con influencias aeronáuticas que envuelve al conductor, y un velocímetro e indicador de presión del turbo bien presentes en el cuadro de relojes. Los modelos posteriores no han igualado el carisma del original.

6. 9-3 Viggen

Potencia bruta. Con este coche entenderás lo que significan las reacciones de la transmisión sobre la dirección, pero las reacciones de verdad, las que meten miedo. Si consigues sobreponerte, disfrutarás de unas sensaciones de conducción fantásticas. El canto de cisne de la primera generación del Saab 9-3 incorporaba un vigoroso motor 2.3 que en las primeras unidades producía 225cv y que aumentaron posteriormente a 230cv. Los cambios sobre el modelo básico eran muy abundantes, pero poco perceptibles si no eres un entendido. La carrocería incorporaba un kit estético de paragolpes y faldones diseñado por Ian Callum, que le dio ese toque de “velocidad elegante” que también poseen los Aston Martin y los Jaguar. Un alerón trasero generaba más apoyo sobre el eje trasero y al mismo tiempo reducía las turbulencias.

En el motor, una avanzadísima gestión electrónica controlaba diversos parámetros como en el 900 Turbo, con la innovación de utilizar las propias bujías como sensores de picado. Se realizaron ajustes en el chasis para tratar de mantener la potencia bajo control, pero el carácter del motor no siempre lo permitía. Sus elevadas prestaciones (que se podían elevar aún más con tremenda facilidad) ocultas bajo una discreta apariencia lo convierten en uno de los mejores sleepers.

 

7. 9-3 Viggen Pike’s Peak

En realidad, cualquier fabricante que tenga lo que hay que tener para construir una máquina digna de subir a los cielos y no fracasar en el intento merece un gran reconocimiento por ello. Quizá a Saab le ayudó sobremanera su experiencia construyendo aviones de combate, porque este modelo es lo más parecido a un Gripen de las Fuerza Aérea Sueca. A partir de un inocente vehículo familiar crearon un misil de 750cv (conservando bloque y culata originales) y tracción total que en su debut en el año 2000 arrasó en la Open Class, consiguió el record de la categoría y el 2º mejor tiempo de la clasificación general (11:21:58).

8. 9-5 MY 2010

Actualmente se encuentra en el limbo, se ha dado luz verde a su producción pero por las circunstancias actuales aún no está claro si finalmente se hará una realidad. Tiene todas las papeletas para revivir a un fabricante herido de muerte, que hace tiempo que no genera beneficios. Y puede hacerlo siguiendo la tradición de la marca, es decir, marcando un camino diferente a la competencia.

9. Aero-X

El compendio de toda la tecnología reciente de Saab, sin las limitaciones que impone un coche de calle. Un motor 2.8 V6 biturbo como el utilizado en el 9-5, que funcionando únicamente con etanol produce 650cv. Asociado a una caja de 7 velocidades y tracción total, mueve una carrocería con un diseño espectacular, cuyo elemento más característico es el sistema de apertura de puertas y techo, muy similar a un avión de combate. Si lo hubieran producido tal cual, el Aero-X sería el juguete que nos permitiría soñar con aviones siendo adultos.

Y la razón principal:

10. Pasión por una marca, por los coches, por una identidad.

La marca que hizo llegar los motores turbo a las carreteras, que hizo aterrizar sus aviones para dar paso a sus coches, una filosofía única con una esencia que no se ha desvanecido en el corazón, ni en el garaje, de sus aficionados. Diversión!!

https://www.youtube.com/watch?v=9IDiKr5lASw

https://www.youtube.com/watch?v=kpgFxCxPfOA

Fotos de la reunión del Club Saab España para conmemorar el 30º aniversario del Saab 900