Hace tiempo publicamos en 8000vueltas una serie de artículos del R8, en el que analizamos largo y tendido todas sus cualidades. Como fin de fiesta nos permitimos el lujo de compararlo con el RS 4, para ver las diferencias entre modelos con el mismo motor, pero diferentemente posicionado.
Si bien el R8 nos dejó un muy buen sabor de boca, nos quedó pequeño toque amargo. Como resumen, el R8 lo definiríamos como alta eficacia a cambio de poco esfuerzo. Se puede entender poco esfuerzo como confianza inicial, facilidad de conducción y un nivel de exigencia inicial al conductor digamos que intermedio.
El toque amargo del momento era el no haber probado el coche en circuito. Después de haberlo conducido recuerdo alguna que otra tertulia interna de 8000vueltas en la que hablábamos de tiempos de circuito, y más en concreto sobre cuál sería el coche que elegirías para dar tan sólo una vuelta en un circuito, y lograr el mejor tiempo. Tan sólo una. Pues bien, en la tertulia el R8 o estaba el primer puesto o muy cerca de él.
Por supuesto que hay coches con los que serías más rápido de inicio, pero si dejamos de lado exóticos biplazas ligeros y superdeportitos excesivamente caros, nos resulta difícil pensar en un coche con el que puedas estar más cerca del 100% de sus posibilidades de inicio. Queríamos comprobarlo, y lo comprobamos.
Localización: Circuito permanente del Jarama
Vehiculo: R8 manual
Teníamos por delante la posibilidad de dar entre 16 y 20 vueltas al Jarama, lo suficiente como para poder una buena valoración del comportamiento el límite y del cambio manual, que esta vez sí, era nuevo para nosotros. En la prueba de carretera, el R-Tronic nos gustó en su justa medida, pero nos dejó dudas sobre cómo sería en comparación con el manual. Aquí se resolvería el dilema, pero para lo que no habría solución sería para la suspensión magnética opcional, ya que tampoco dispondríamos de ella.
Tuvimos la oportunidad de elegir un R8 con cambio R-Tronic pero no tuvimos ninguna duda en decantarnos por el manual. Cuesta un poquito acostumbrarse al tacto del embrague y el compás de movimiento de la palanca, pero la combinación de tacto directo del pedal de embrague y sonido metálico engancha. Incluso el esfuerzo físico necesario para hacer unos cambios rápidos te hace disfrutar.
La verdad es que no nos quedamos lejos en el análisis inicial cuando afirmamos que Audi con el R8 se había quedado muy cerca de la diana al lanzar su deportivo con motor central. No es fácil dar tan cerca del blanco, y si el coche es cómodo y rápido en la calle, también lo es en la pista. La extraordinaria velocidad de entrada en curva de la que hablábamos se seguía manteniendo en circuito, tanto, que incluso te ayuda a aliviar la carga sobre los frenos, porque parece que el coche siempre te va a salvar.
En carretera hablamos de un comportamiento de suspensión en curva larga algo blando, y la verdad es que notamos en falta un poco más de firmeza de suspensión. Pues bien, puede que nos pasáramos en ese sentido, porque paradójicamente, en circuito, ese defecto no se acentuó, sino que se redujo. Sí que un plus de dureza le vendría muy bien, pero por alguna razón no nos pareció tan flagrante. Nuestro R8 de circuito tenía presiones de rueda de 3,5bar, y puede que ayudara con la situación, pero aún así para la calle, apostaríamos por un sistema de amortiguación magnética claramente… aún sin probarlo.
El equilibrio del coche es magnífico e inconscientemente desde el primer momento te sientes tan unido que enseguida te concentras en las trazadas del circuito y no sobre las reacciones del coche. Te concentras en los puntos de frenada sin miedo a que se vaya a descolocar, te concentras en puntos de aceleración sin miedo a que el coche vaya a darse la vuelta. Sales a pista y te crees rápido, con pocas cosas mejorables.
Es cierto que el cambio de 3º a 2º no es demasiado fácil, soltar el embrague bruscamente a muy altas revoluciones como puede ser en las curvas de Nuvolari-Fangio, Farina o Bugatti a veces no compensa, y tanto en aceleraciones como en frenadas, sí que echas de menos la caja pilotada, porque por muy bien que lo hagas, con las levas siempre lo vas a hacer mejor. Pero si el circuito te permite trazar con tan sólo 3º y 4º, la caja manual me parece inmejorable, y por poder, en el Jarama puedes hacerlo.
Desde Varzi a Le Mans, nos encontramos con curvas peraltadas en las que el R8 no se descompone, es más, parece que se encuentra a gusto pasando por encima de los pianos. Como siempre, el coche te pone pocos reproches, cosa que se agradece según vas aumentando el ritmo. Un poco más adelante, desde la rampa Pegaso, pasando por Ascari y las eses de Portago, nos encontramos con la parte más divertida del circuito para mi gusto, o al menos donde este coche de motor central más te sorprende.
La verdad es que la curva de Portago es mi favorita. Es muy técnica, requiere una trazada perfecta muy laboriosa, y a la vez, te permite jugar con las inercias, y descolocar el coche si lo haces bien. En este caso, descolocar al R8 no es aconsejable, ya que se pierde efectividad, y tampoco es una madre al límite.
Sabemos que esta curva es ideal para jugar al contravolante con muchos coches, pero en este caso es más agradecido tomarla en plan efectivo. Tres cuartos de los mismo ocurre en la peligrosa curva de Bugatti, con la diferencia de que en ésta el R8 se muestra muy estable y robusto. Apuntando bien con el volante en el momento en el que frenas hace que el R8 parezca más ligero que en el resto de curvas.
En el límite el R8 pide a gritos quitar el ESP, y sobre todo el control de tracción. El ESP no es demasiado intrusivo, pero si te dejas el control de tracción, a medida que aumentas el ritmo adivinas que el coche está tarado con un toque algo conservador, cosa que no llegamos a entender. En definitiva: hay que desconectarlo.
Tras vueltas y vueltas, tuvimos la oportunidad de poder alternar en breves momentos con un R8 secuencial, debido a un pinchazo en uno de los Michelin Pilot Sport a medida. En temas de rapidez, quizás el manual le vaya a la zaga en términos absolutos, pero he de reconocer que aún me cuesta disfrutar de todas sus ventajas, y más acabándome de bajar de uno manual tras haberle cogido por las riendas.
Estoy seguro de que el R8 es un coche increíblemente bueno para sorprender a tus compañeros de track-day a base series de vueltas fantásticas constantes, sin demasiado esfuerzo. Creo que ahí reside uno de sus puntos fuertes, y que me decantarían su compra más que su nivel prestacional en carretera, o como coche para impresionar a la entrada de una fiesta nocturna. Y para ello haría falta la opción de frenos cerámicos, no por necesidad de potencia de frenado, sino por su cualidad de rodar tan rápido de manera tan constante. Por supuesto también añadiría la suspensión opcional Magnetic ride.
Otra cosa es elegir el cambio. Tanto el manual como el R-Tronic son fantásticos y cumpliran tus expectativas. Estoy seguro de que en una tanda de vueltas, se hará más rápido con el cambio R-Tronic, pero la vuelta perfecta, en la que mejor te lo pasas, en la que te ves más cerca del límite, en la que todo suena como si fuera música de estudio, la que le cuentas a tus amigos, la que saboreas todavía cuando ya estás en casa tumbado en tu cama, ESA VUELTA, ha sido con el coche manual. Tú decides.
Atrevete a escoger…
Más artículos del R8 en 8000vueltas:
Contacto: Audi R8, el blanco es el elegido
Y por supuesto, las fotos:
SandMan
7 de noviembre de 2007 a las 12:42Que calladito os lo teníais, malandrines.
No os tengo envidia, no os tengo envidia, no os tengo envidia…
P.D.: A la próxima, acuérdate de la competencia… XD
Ndres
7 de noviembre de 2007 a las 13:21Vaya, quién pudiera…
Me sigue sorprendiendo el compromiso carretera-circuito tan bueno del coche, he leído varias pruebas y todo el mundo resalta la sensación de solidez y estabilidad.
Visteis alguna unidad con los bacquets del RS4? Es un combo espectacular!
Un saludo con envidia!
Luis Gaton
8 de noviembre de 2007 a las 00:43Ufffff, la envida me corroe!!!
No sé si podré dormir esta noche…
En fin, enhorabuena por la prueba y que sigan muchas!
Xabier
8 de noviembre de 2007 a las 01:13Hay que hacerse con un Magnetic Ride en zona cerrada…
Un extra de 2.115 no creo que sea por capricho (aunque puede serlo, para que negarlo…)
Yo me he quedado con las ganas de probarlo manual como comenté en su momento, pero estoy de acuerdo en que los controles informatizados no son intrusivos, pero sí capan mucho las posibilidades de diversión.
Es extraña la facilidad de trato que tiene este coche.
Felicidades por la prueba, saludos :)
GT
8 de noviembre de 2007 a las 17:28Desde luego, qué suerte tienen algunos. Menuda gozada de trazado. Y con un R8, ya debe ser orgásmico.
Otros, por el contrario, hemos de conformarnos con verlo en el Concesionario, y con el Comercial de turno tocando los cojones…
Gran Prueba, Señores.
Juan
8 de noviembre de 2007 a las 22:32Ndres, pues no hemos visto ninguno con asientos backet, pero hay rumores de que ya los venden en el mercado alemán.
Aquí creo que de momento tampoco venden los frenos cerámicos, en cambio ya hay pruebas de medios extranjeros en los que aparecen…
Mustang
10 de noviembre de 2007 a las 12:39Una gran prueba. Sin saber nada del coche, con esa estampa y las cifras que se ven en la ficha técnica, quizá uno se espera algo más radical; sin embargo llama la atención que sea tan fácil de conducir, e incluso a algunos quizá puede llevarles a la decepción. Esta facilidad de conducción parece que empieza a ser un sello del grupo VAG.
En cuanto al cambio yo lo tengo claro: manual; prefiero sacrificar algo de eficacia y ganar en diversión…
Saludos!
Mr. Driver
10 de noviembre de 2007 a las 15:30Ufff, que envidiaaaa jejeje.
Muy buena prueba, si señor, enhorabuena y gracias por contarla tan bien ;) Resulta sorprendente la facilidad de conducción sin duda, lo que le añade puntos a aquellos que soñamos cada día con uno en el garaje.
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