Conduzco de vuelta a Madrid después de pasar todo el día pilotando – sí, pilotando – el Alfa Romeo 4C por carreteras de ensueño: largos tramos de montaña de curvas amplias, bien peraltadas, casi desiertas y de asfalto perfecto. El tráfico ahora es denso y ya no existe esa urgencia -casi necesidad- de estirar todas las marchas hasta justo antes del corte de inyección que nublaba mi juicio hace menos de una hora.
Las miradas de los otros conductores o los pulgares hacia arriba indican que el coche gusta, y mucho. Hasta me han guiñado un ojo dos chicas preciosas en un descapotable, y eso no me pasa todos los días. No esperaba menos de un Alfa Romeo, durante años han sido la máxima expresión del auténtico diseño italiano. Pero, por si a alguien aún le queda alguna duda: sí, es tan rápido como bonito.
Entre el denso tráfico, aprovecho para hacer balance del día: asentar sensaciones, recordar frases o comentarios entre compañeros para describir lo mejor posible un coche como éste.
Todo comenzaba con una conversación telefónica con Juan la noche anterior, antes siquiera de haberme subido al coche: “tienes que probarlo”, me decía, “es un coche especial” – ¿Pero especial “bien” o especial “mal”? – “tienes que probarlo…”
Esa misma noche repasaba el dossier técnico, aunque no leía ninguna prueba del coche. Siempre prefiero descubrir un vehículo poco a poco, dejando que te sorprenda por las cosas buenas o las malas. Repasando la información ves que no se trata de un simple ejercicio de diseño, se trata de una apuesta en toda regla. Una apuesta fuerte: El 4C se fabrica de forma artesanal en la planta de Maserati en Modena y se homologa como pequeña serie «KS», lo que implica que Alfa no puede vender más de 75 unidades en cada país y no mas de 1000 en países miembros de la UE.
El chasis, lejos de ser un autoportante o un monocasco de aluminio (Lotus) está fabricado en fibra de carbono. Posteriormente se añade un subchasis delantero y otro trasero, ambos de aluminio, a los cuales se atornillan suspensiones (dobles triángulos delante y un “simple” Multilink detrás) y el motor. Otro detalle singular es que la dirección no lleva ningún tipo de asistencia. La carrocería está compuesta casi en su totalidad de paneles de fibra de vidrio. Así, el peso total del coche queda justo por debajo de 1000 kg con lo que, con los 240 cv de potencia, se obtiene una relación peso/potencia de menos de 5 Kg/CV. Esto convierte al 4C en un coche capaz de acelerar de 0 a 100 Km/h en 4,5 segundos y rozar los 260 Km/h de velocidad punta.
Algo más mundano que el exotismo del bastidor es el motor: el Alfa 4C monta el 1.7 turbo de carrera corta y distribución variable en admisión y escape empleado en otros coches de la casa, que desarrolla 350 Nm entre 2100 y 4000 rpm, y la caja de cambios TCT , de doble embrague y 6 velocidades – bañada en seco – que tiene una configuración electrónica diferente, haciéndola más rápida (cambios en 130 ms) y deportiva. No existe la opción de montar una caja manual. Sí equipa, en cambio, el diferencial autoblocante comandado electrónicamente Q2.
De vuelta al denso tráfico se confirma que es un coche muy especial; no cabe ninguna duda, me digo a mi mismo mientras miro la funda de mis gafas de sol y mi chaqueta dando vueltas por el suelo del coche, donde se supone que irían los pies del copiloto. En el habitáculo no hay ni un solo hueco para guardar nada. Tampoco hubiera solucionado mucho abriendo el maletero (en la parte de atrás) ya que apenas cabe una maleta de mano y ahora mismo la funda del coche ocupa todo el espacio disponible.
Enciendo la radio. La vuelvo a apagar. No se oye nada. El coche va tan poco aislado de los elementos mecánicos que por debajo de 80 Km/h te da igual llevar las ventanillas subidas o bajadas, el ruido es el mismo. A partir de 180 Km/h hay que gritar para entenderte con el copiloto.
El coche tiene algunos otros detalles digamos… muy italianos. Los pulsadores de los elevalunas no tienen función automática para subir (hay que mantener el dedo en el botón), el sistema de apertura del motor y maletero (situado en la puerta del conductor) es simplemente un tirador con una sirga metálica, la visibilidad por el espejo retrovisor central es prácticamente nula, la varilla del aceite está situada en una posición tan lejana y de difícil acceso que es posible sacarla para verificar el nivel pero es una odisea volver a meterla, no existe ni un solo apoyabrazos en todo el coche o, por ejemplo, si eres alto el volante tapa parte del cuadro te pongas como te pongas. Especialmente cómico resulta que en el modo Alfa RACE, el más radical de los diferentes modos de conducción, gestión del acelerador y ayudas electrónicas, aparece un medidor de fuerzas G en el cuadro digital… que no sirve absolutamente para nada ya que al girar el volante lo tapamos por completo. Por si fuera poco, entrar y salir del coche puede resultar un poco ridículo si no estás medianamente en forma.
Sólo con esto quedan eliminados el 90% de posibles compradores: aquellos que buscan un coche para aparcar en la puerta de las discotecas o aquellos que quieren dar un cómodo paseo los domingos en plan tranquilo quedan automáticamente descartados. Sigamos con lo interesante para el 10% restante.
En el mismo momento en que bajas dos marchas y hundes el pie en el acelerador, todo escepticismo, toda duda o reserva, se esfuma por completo.
Con el motor empujando a plena carga somos capaces de oír como el turbo empieza a soplar y se diluye poco a poco entre el fuerte sonido mecánico a medida que nos acercamos a la zona roja mientras los escapes ejecutan enfurecidos una melodía preciosa, más parecida a un atmosférico italiano que a un motor turbo. “Hacer” túneles, donde se amplifica el sonido, pone los pelos de punta.
Una vez metidos en faena, estirando marchas sin piedad en un puerto de montaña de los rápidos, el motor mueve con tanta soltura los 1000 kg del coche, que los picos de velocidad punta son simplemente escandalosos, de esos que dichos en público provocan silencios. Los frenos no desfallecen en ningún momento y el tacto, muy duro y dosificable, es perfecto. Especialmente en la entrada en curva, cuando empezamos a girar el volante y a aliviar la presión del freno, el coche es tan preciso que no tiene rival. La capacidad de deceleración está en otra liga. Aunque esto es algo más aprovechable en circuito que en carretera abierta.
El cambio, sin ser el mejor que he probado, no defrauda en ningún momento aunque queda ligeramente empañado en las reducciones. No porque no sea rápido, si no porque el punta-tacón parece algo más lento de lo habitual, sin duda consecuencia de un motor que en vacío no sube de vueltas de forma instantánea. En modo manual no conviene llegar hasta el corte ya que no sube de marcha a menos que accionemos la leva del cambio y, en este caso (algo a evitar en la medida de lo posible), es algo lento y violento al reaccionar, especialmente de 1ª a 2ª. Hacer un Launch Control con el motor clavado a 6500 rpm es digno de ver y oír.
El 4C es un coche tan físico a la hora de conducirlo y que demanda tal concentración que no puedo imaginarlo con un cambio manual. Aunque, ya que no tiene pedal de embrague, hubiera estado bien situar el pedal del freno más hacia la izquierda para poder usar ese pie para frenar. La dirección, pesada en parado por su falta de asistencia es pura precisión en movimiento. A alta velocidad es muy, muy nerviosa, transmitiendo tanto las irregularidades del suelo que es casi imposible seguir una línea recta. Eso sí, es instantánea y transmite tan bien la adherencia disponible en el neumático delantero que es un placer llevar el coche a límite todo el tiempo. Pasar por curvones de cuarta velocidad, con el motor alto de vueltas silbando justo detrás de ti, la suspensión trabajando para mantener el coche en la trayectoria deseada y el neumático justo en ese punto en el que empieza a deslizar de delante, es toda una experiencia.
El coche va muy duro y gira muy plano, obviamente no es un coche cómodo, pero tampoco pierde efectividad con asfalto en mal estado, aunque traccionando fuerte se nota mucho lo rígido que es en general. En curva es ligeramente subvirador -menos mal- y ni siquiera frenando fuerte en apoyo sale a relucir ese carácter de “malvado coche de motor central” que sí tienen otros coches con una configuración mecánica similar y que en ocasiones te deja frío. Lo mejor de todo es su velocidad de paso por curva, muy por encima de lo que esperarías de un deportivo de calle. Con lo corto y ligero que es, podría parecer que su punto fuerte son las curvas lentas, sin embargo, en cambios de apoyo y curvas rápidas es también un auténtico misil.
Para que las cosas se desmadren hay que hacerlo muy mal, porque el límite de adherencia es altísimo y tracciona muy bien, pero cuando «nos pasamos» todo sucede muy rápido por lo radical del coche, donde tanto lo bueno como lo malo sucede de forma instantánea, y por lo rápido que vamos. No es, para nada, un coche fácil.
Sólo un “pero” a nivel conducción: las levas del cambio son demasiado pequeñas y van mal situadas en el volante, lo que hace que agarrarlo sea incómodo, algo especialmente crítico en un coche en el que es fundamental sujetarlo con fuerza.
En definitiva: el Alfa Romeo 4C es un coche muy especial, un coche de coleccionista. Un coche también con muchos fallos y muy mejorable, sí. Pero sobre todo es un coche dedicado a los verdaderos amantes del motor. Un coche para conductores experimentados, un tercer o cuarto coche para dejar tapado en el garaje esperando a salir para hacer lo que mejor sabe: transmitir, ilusionar, emocionar. Es probablemente el coche actual más exigente y que más habilidad requiere para ir rápido que he conducido por carretera. Probablemente también el más adictivo y desafiante. Un coche con el que no puedes soltar las manos del volante nunca. Un coche que te hace sonreir. Una terapia contra el estrés.
La verdadera cuestión es: ¿me compraría este coche? Desgraciadamente, sobre todo para mi cuenta corriente, sin ninguna duda. El consuelo queda de saber que es, desde el punto de vista racional, también una buena inversión.
bebe a bordo
27 de octubre de 2015 a las 12:08Lo que mas me gusta es que este coche renuncia a muchas cosas para glorificar otras mucho mas importantes para Alfa. No es para viajar, no es un Cayman, pero los Alfa siempre han sido sencillos y mas basicos que la competencia. Si la gente deja de pensar en el coche como una prolongacion del telefono quizas se salven muchos deportivos.
nachetetm
27 de octubre de 2015 a las 12:23Y luego hay gente empeñada en buscarle rivales o pegas a este coche. No los tiene, por la sencilla razón de porque es un nicho en si mismo. Carbono como en un megadeportivo, pero para carreteras donde estos mismos megadeportivos se sienten enormes. Difícil de llevar en un tiempo donde los megadeportivos se pueden llevar muy rápido fumándose un puro (en este te lo comes, jeje, supongo que todo el mundo conoce la frase). El tener la dirección sin asistencia ya es toda una declaración de intenciones.
El coche más deseable del mercado por debajo de los 200.000€, o al menos esa es mi opinión. Y también el más bonito por debajo de esa misma marca. El que yo me compraría mañana si me tocara la lotería o me cayera una herencia.
Lo único criticable (por decir algo) es que no lleve un Busso :-D
Dioniblack
27 de octubre de 2015 a las 12:35Completamente de acuerdo con tu comentario. Es triste mirar la mayoría de los anuncios actuales de coches, parece que te intenten vender un electrodoméstico. Que si tienen pantalla de no se cuantas pulgadas, que si R-Link, que si el Ibiza se comunica contigo, etc….
Lo triste es que hace mucho tiempo que a los coches le falta pasión. Una pena. Todos los días subo en un Golf de última generación de un amigo. Coche diesel que acelera bien, agarra bien, no hace mucho ruido, etc, pero también te aísla completamente de la conducción. Es un coche para quedarte dormido.
Bien por este deportivo de Alfa. Ojalá que más fabricantes realizaran deportivos económicos de bajo peso, para los que no nos podemos permitir un 4C, jejeje.
Sr.Kiwi
27 de octubre de 2015 a las 17:22Según iba leyendo, me acordaba más de mi mr2… Son las mismas sensaciones pero multiplicadas por 100cv más, si el mío es divertido, este ya será la bomba…
Tengo ganas de ver uno en vivo para fijarme en los detalles.
Hablando de detalles… el volante es, para mi gusto, horroroso, además que una parte baja tan plana te hace «perderlo» en caso de necesitar contravolantear rápidamente, o eso creo… El «problema» de las levas lo solucionaba yo rápidamente con unas placas de carbono pegadas por detrás para crecerlas en tamaño/forma a mi gusto. Lo del medidor de fuerzas G, es para echarlo de comer a parte…
PD. Me gusta el cacharro, pero no lo cambio por mi rana, es más simple, no tan incomoda, y tampoco se ven muchas…
Guille
27 de octubre de 2015 a las 18:16«Pasar por curvones de cuarta velocidad, con el motor alto de vueltas silbando justo detrás tuyo»
Se dice detrás de ti.
murciélago
27 de octubre de 2015 a las 21:06El único coche en el mercado que todavía consigue entusiasmarme.
Si mañana mismo me invitan a Fiorano para probar la producción actual de Ferrari, y al fondo de una nave veo aparcados un 308 GTB de carburadores y un 4C, le pregunto al responsable si en lugar del F12 y el LaFerrari puedo coger uno de esos dos.
P.D. La definición de coche moderno por Bebe a bordo, simplemente genial. Me la apunto.
Lasheras
27 de octubre de 2015 a las 23:56¡Gracias por los comentarios!
@Guille
Corregido, gracias.
Rias
28 de octubre de 2015 a las 00:05Y un Exige no es competencia del alfa?
Indeciso
28 de octubre de 2015 a las 01:23Siempre me ha gustado estéticamente el coche (no puedo hablar de su conducción) pero cambiaría las colas de los escapes y pondría los faros delanteros americanos, los que lleva ahora parecen de insecto.
nachetetm
28 de octubre de 2015 a las 08:55@Rias,
Desde el mismo momento en que el Alfa tiene chasis de carbono y el Exige de aluminio para mi ya están en categorías diferentes. Es cierto que como concepto se parecen muchísimo, pero es lo mismo que comparar un Ford Mondeo y un BMW M5. Ambos tienen el mismo enfoque, pero uno es más deseable que el otro por cuestiones técnicas/ingenieriles.
Rias
28 de octubre de 2015 a las 10:03No estoy para nada de acuerdo.
Ambos pesan mas o menos igual, tienen un tamano similar, una potencia y prestaciones muy parejas, interiores espartanos y una misma filosofia.
Un M5 y un mondeo no se parecen mucho. El m5 triplica en cvs al mondeo para empezar.
Un 458 y un mclaren 650 acaso no son competencia?
manelomotosport
28 de octubre de 2015 a las 14:01Felicidades por el articulo,magnifica prueba,siempre me ha llamado la atencion este coche,por lo que significa y como bien dice el articulo es mas una declaracion de intenciones.
segun he leido en la resvistas especializadas,el concepto es maravilloso el uso del carbono en el chasis,el peso potencia etc..
pero queda todo emborronado por el motor ,que se queda corto para el chasis que lleva que bien podria montar otro motor diferente al que lleva el alfa giuleltta pero realizado en aluminio.
me gustaria que comentarais algo mas acerca del propulsor,os ha dejado la misma impresion de que el se queda exiguo en comparacion con el chasis?
P.D los faros han sido muy criticados,a mucha gente le producen «tripofobia»aquella fobia o rechazo por ver figuras geometricas muy juntas en como hoyos pequeños y agujeros.
nachetetm
28 de octubre de 2015 a las 15:05#Rias, quería decir Serie 5 y se me coló M5… el subconsciente :-D También debemos corregirnos en otra cosa. No hay ningún Exige (nuevo) con la potencia del 4C; todos llevan el V6 y pesan del orden de 150-200 kgs más. El Elise sería una comparación más adecuada.
Me explico. Ambos coches tienen la misma función y son parecidos. Pero el BMW tiene una supuesta superioridad ingenieril sobre el Mondeo (motor, bastidor) que lo hace preferible. Yo veo el caso del Elise/4C igual. El Lotus se parece en todo, pero el chasis de carbono del 4C es insuperable a ese precio. Habrá quien lo valore y a quien le dará igual (de la misma forma que hay gente que no sabe de qué eje tracciona su BMW), pero en mi opinión es el elemento más distinguible y deseable del 4C, aunque al final sólo sea un alarde de ingeniería. Otro ejemplo de esta dicotomía sería preferir motores atmosféricos de altas vueltas cuando un turbo da la misma potencia. Es igual, pero no es lo mismo ;-)
Rias
28 de octubre de 2015 a las 18:19Como dije, acaso ferrari y mclaren no son competencia? El ferrari es de aluminio y el mclaren tiene la parte central del chasis fabricado en carbono. Competencia directa vamos
nachetetm
29 de octubre de 2015 a las 08:39#Rias, me intuía su respuesta, y lo cierto es que McLaren intentó «meterle un gol» tecnológico a Ferrari usando carbono en el chasis del mp4-12C (y bien que lo promocionaron como elemento diferenciador) y también con sus revolucionarias suspensiones. Todavía recuerdo los comentarios de la época, yo mismo llegué a decir que el McLaren había hecho «viejo» al Italia sólo con presentar los datos técnicos. Compiten por precio pero sin olvidar que el McLaren siempre ha estado por encima en tecnología aplicada al chasis, a lo que el Italia opone un motor mucho más interesante, y eso iguala la balanza tecnológica. Lo que ocurre es que al final siempre existe ese «intangible» de la puesta a punto, cual «transmite» o «emociona» más, etc… y eso Lotus (y Ferrari) lo hace muy bien. Pero si nos quedamos sólo con los datos técnicos; chasis de carbono>chasis de aluminio. Luego cada uno ya le da más peso en su decisión de compra a una u otra cosa, pero para mi el chasis del 4C lo situa en una categoría especial en la que está él solo. Sin menospreciar a un buen Lotus, que ya me encantaría tenerlo en el garaje.
arribi
29 de octubre de 2015 a las 12:20todo un coche para quemados. punto, no hay más que decir. salvo que, claro está, yo también quiero uno XD.
PD: que la caja sea de doble embrague, además de hacer la conducción más sencilla, ¿creéis que puede ser debido a que una manual exigiría un varillaje muy bien estudiado y «puesto a punto» para que tuviese un tacto decente?
jarnu
30 de octubre de 2015 a las 18:06Un buen artículo que se centra en lo que debe en un coche así. Ya sé que parecen malos tiempos para la lírica, o sea, para cualquier vehículo puramende lúdico sin otro objetivo, pero con el tiempo se verá que estos coches son también muy necesarios. No sé si rentables para marcas preocupadas en grandes números, pero útiles en sí mismos.
Sabemos que para la mayoría de las personas, conducir no es un placer. Como mucho, una pérdida de tiempo. Y de ahí a peor. Alguna persona conozco que se relaja cuando sube al coche, independientemente del estado de la carretera, trafico, tiempo, cansancio, etc. Pero para la gran mayoría es un fastidio que bordea el castigo. Para algunos les compensa el poder lucir objeto bonito y/o caro que refleje en algo sus logros personales o profesionales. Eso lo entiendo, y veo como se alegran, al menos, cuando lo muestran a otros. Conduciéndolos nunca los he visto tan felices como entonces, incluso en esos coches bonitos/caros. Y no creo que sea culpa de los coches o de un criterio erróneo del comprador.
Es que conducir si quieres estar en otra parte en ese momento no es un placer. Por lo que asumo que es un gran riesgo para las marcas no ‘amortiguar’ el trabajo que requiere ir a buen ritmo en un vehículo potente o simplemente el incordio de tener que moverte. Si conducir, en sí mismo, sin un destino claro, puede ser del punto A al punto A, lo importante es el ejercicio de conducir, es placentero de por sí, se puede explorar cómo incrementar o modular ese placer al gusto, eligiendo con cuidado qué se filtra, qué se asiste, que se elimina y qué no, que se debe amplificar o simplificar y comprar y comparar coches acordes a ese criterio.
He visto muchos artículos técnicos, he visto muchos artículos sobre minucias de productos, he visto muchos sobre percepción y empaque, calidades, historia, renombre, tradición, grupo de gente que se une o asocia por objeto comprado, etc. Nunca he visto a nadie decirme: me gusta esta carretera, me gusta mucho. La he recorrido desde que era un crío y puedo volver a ella siempre que quiero, pues todavía vivo cerca o visito amigos por allí. Ahora bien, deseo una herramienta, un ‘arma’ que le haga justicia a lo que puede dar o a lo que me puede aportar. Es corta y ratonera, es en subida mucho rato, siempre llueve por la tarde. Mis opciones son éstas…
La gente se dice las cosas correctas: no me gusta conducir, trago autopista, trago colas en las avenidas, tengo que llevar dos nenes y mil trastos al cole o campo y playa, etc. No me llega para gastar mas de X a fin de mes en combustible. No quiero ni puedo permitirme tardar mas de Y, no llegar a tiempo, que no quepa mi gente dentro, mantener mas de un espacio de aparcamiento, cuidar y echarle tiempo a una afición que conlleve estar lejos de la pareja o de mis hijos, que no quepa el coche en mi garaje, que haga mucho ruido…
Y elijen. Y los que fabrican coches a montón les dan lo que quieren. Y muy bien por los dos.
Hay dos maneras de ver un coche como este bonito alfa: No como objeto de colección y/o envidia. Sino como un coche que se adapta a esa carretera en la que sabes que te dará la risa tonta de tu vida, y el resto del mundo sin comprender; o el vehículo que te hara entender de qué va eso del placer de conducir y buscar esas rutas por los mapas para mimarlo y mimarte el alma un poquito. Probablemente lo comprarán unos cuantos por las razones equivocadas. Y se lo quedarán finalmente por las razones correctas. Es un buen filtro.
Y, por qué no, una zapatilla deportiva tiene su lugar junto con la sandalia, la bota, los tacones, las alpargatas, los zapatos y los calcetines de lana, carajo.
Pedro A
7 de enero de 2016 a las 01:34Concuerdo con muchos aspectos relatados en esta experiencia de conducción, tengo la fortuna de llevar uno, potenciado a 300cv con 400nm de par motor, neumáticos semislicks, una que otra mejora adicional (mecánica y estética), luego de haber probado en la vida decenas de coches, solo puedo reafirmar «es un coche único», siempre te sacara una sonrisa del rostro, es más rápido de lo que muchos podáis llegar a imaginar (Porsche turbo 996, Gallardo 520cv, etc), el paso por curva es simplemente impresionante, existen solo 400 en Europa del modelo inicial Launch Edition (valor a futuro asegurado), a quienes conducir nos apasiona realmente, el mejor coche que se puede comprar como dicen por allí, por su precio, prestaciones, diseño, y posibilidades de mejora. Enhorabuena por relatar esta experiencia! Un saludo a todos.
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Angel
26 de enero de 2019 a las 11:46Sin duda me gustaría agradeceros la gran calidad de vuestros artículos, que en mi caso me ha ayudado mucho para tomar la siempre difícil decisión de comprar un coche nuevo. Tras varios meses de reflexión y re-lecturas de vuestros artículos sobre el Porsche 718 y el Alfa 4C finalmente he optado por este último. No cabe duda que la crónica del 4C es todo emoción y pasión, mientras que la del 718 describe un gran coche pero que carece de «alma». Es cierto que en muchos medios se plantean ambos coches como competidores de un mismo segmento, pero tras probar los dos no puedo estar más de acuerdo con las sensaciones transmitidas por vuestros artículos. Estos dos coches no son comparables en absoluto. Y puesto que este tipo de coches son meramente pasionales, al final la decisión se volvió obvia…
Lasheras
26 de enero de 2019 a las 18:21Muchas gracias Ángel por tus amables palabras. Nos alegra haberte ayudado con tus decisiones y aprovechamos para felicitarte por tu nueva adquisición. ¡Que lo disfrutes mucho!
Iñaki
27 de abril de 2019 a las 14:12Muy buena prueba. Yo también tengo un 4C (desde hace un año más o menos) y es una maravilla la verdad, estoy encantado; incluso las cosas que pensé que no me gustarían (el cambio y el motor turbo) me han sorprendido gratamente. Mi punto de referencia es un Porsche 993 que he tenido desde 2005 y que lo quiero como a un hijo pero el salto en cuanto a comportamiento (y rapidez, aunque esta no fuera mi objetivo) es brutal.
Comentáis en el artículo que es ligeramente subvirador, y es my cierto; hay que entrar frenando en cada curva como si fuera un kart para no irte de morros pero una vez que coges el tranquillo para acabar la frenada en el punto de la curva donde puedes empezar a dar gas otra vez es una gozada.
Saludos.
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