En 2020 el confinamiento nos afectó a todos. A unos mejor (ayudaban a sus vecinos mayores a hacer la compra para que no salieran de casa) y a otros peor (botellones, fiestas, etc.). En mi caso, no sé si verlo como algo que afectó para bien o para mal, pero vendí mi coche deportivo.
Quizá no se tratara de la máquina definitiva, el unicornio con el que todo el mundo sueña ni un mito del Gran Turismo o Need for Speed, pero era MI coche. Hablo de un Porsche 968. Los que seguís el blog desde hace años pudisteis leer acerca de él en este artículo.
Está claro que los coches están para comprarlos y venderlos. Bueno, para comprarlos, disfrutarlos y venderlos. Eso lo había hecho con otros coches, pero no con uno que llevaba en mi casa desde 1992, casi desde que nací.
Creo que los sentimientos encontrados de adorar tu coche y a la vez odiarlo los hemos sentido todos. Estar inmerso mirando piezas de recambio, un buen detallado o un tremendo alerón y a la vez en páginas de compra-venta para saber por cuanto podemos venderlo nos ha pasado a todos.
Llevaba con el “run run” detrás de la oreja mucho tiempo, pero mientras compré un juego de llantas nuevo, suspensión regulable, unos Recaro… Pero, «¿Y si lo vendo? No, mejor no, lleva conmigo mucho tiempo. No puedo venderlo como si nada. Es mi coche y lo va a ser siempre».
Hace ya unos cuantos años, mi padre quiso cambiarlo por un Mercedes SL 500. En esos momentos, por el 968 nos daban unos 8.000€ más o menos. Fuimos a ver el SL y mi padre me preguntó qué me parecía. Yo, no sé muy bien por qué, le dije un no tan rotundo que salimos del concesionario sin mirar atrás. Al menos yo no miré. El Porsche tenía que quedarse para siempre. Era nuestro coche y eso no podía cambiar.
Años después, mi padre ya casi sin utilizar el coche, me dijo que ahora me ocupaba yo de él. Era una forma de decirme que ahora era mío. Para mí la vida no cambió mucho. El coche había estado en el garaje y ahí iba a seguir estando. Aunque ahora sí podía meterle mano.
Como he dicho al comienzo del artículo, le compré un juego de llantas nuevo para empezar. Tampoco fui muy innovador. El modelo seleccionado fue las que llevaba la edición Club Sport del 968, pero al menos tenía «mi toque personal».
¿Pero qué comenzó a pasar? Las revisiones ya no se pasaban “solas”, a la ITV ya no iba el coche como por arte de magia, y los neumáticos, joder, ¡cuánto cuestan un buen juego de gomas! No pasa nada: yo era joven y por suerte no tenía nada mejor en lo que gastarme mis primeros sueldos. Estaba en ese momento en el que el coche es de lo poco que se te pasa por la cabeza. Compras manuales de taller, ves todos los videos que hay por internet sobre él, te conoces todas las fotos publicadas y… claro, cómo no, miras por cuanto se venden coches como el tuyo.
Al igual que le pasó a mi padre y me imagino que os pasará a todos, hay un Pepito Grillo malo dentro de nosotros que constantemente dice: «Vende, ¡vende y compra otro trasto! A ti te pica la curiosidad. Te encantan los coches». Y miras, ¡claro que miras! Sin darte cuenta te pones a buscar desde un Audi RS4, pasando por un VW polo GTI hasta un Wesfield Megablade. Casi estás convencido de vender cuando te vuelves a montar en tu auto, acaricias su volante, lo arrancas… Y como si hubieras hecho algo malo casi le pides perdón, hacéis las paces y ya estás mirando nuevas piezas para él a modo de regalo para compensar tu pecado.
(¿Qué hay mejor para disculparse que un nuevo juego de pastillas, discos y liquido de frenos?)
Tener un coche antiguo o clásico te abre un mundo de posibilidades infinito de cara a aprender sobre el mundo del automóvil. Por un lado, si eres un poco habilidoso, te permite conocer tu propio coche mucho más en profundidad que uno actual. Muchos hemos tenido la experiencia de que para cambiar una bombilla tienes que pasar por el taller sí o sí, eso no es necesario con un clásico. Por otro lado, estos coches más antiguos están más cerca en el tiempo de aquella época en la que las carreras de coches eran carreras de verdad. Sobre los coches con unos años encima hay mucha información en foros, libros, programas de televisión. Puedes aprender mucho. De todo.
Para mí, tener un Porsche de 1992 ha sido algo de lo que no me voy a olvidar en la vida. Pero esto de tener un 968 no es un camino de rosas. Por encima de ser un clásico, por encima de ser un Porsche y muy por encima de ser mi coche, están los años. ¡Ay amigo, los años! El coche se ve casi como nuevo. Siempre ha estado muy bien cuidado. Pero «por dentro» las cosas son un poco distintas. Y no me refiero al habitáculo. Hablo de las tripas: juntas, latiguillos, gomas, cojinetes, rodamientos, radiadores, correas, cadena, amortiguadores, muelles y un muy largo etcétera que todos conocéis, cosas que no son consumibles como tal en un coche, hasta que tiene 30 años…
Repito, el coche ha estado siempre muy bien cuidado, pero el tiempo no perdona. No quiero decir que sea algo bueno ni malo, pero tienes que saber a lo que te enfrentas cuando compras un coche decano. Puede que no te importe que los amortiguadores del capó ya no sostengan ni el peso de un folio y tengas que poner un palo de escoba para mantenerlo abierto. Puede que no te importe que el limpiaparabrisas trasero ya no funcione y lo hayas arreglado tantas veces que ya lo das por perdido. Pero hay cosas que sí te van a importar, como una mancha de aceite en el suelo del garaje o un ruido que sabes que no augura nada bueno.
Llegó un momento en el que, aunque yo estuviera obcecado mirando como hacer más atractivo al 968, lo que él me pedía era una buena puesta a punto. Y así fue. Aunque un coche reciba sus revisiones rigurosamente cuando procede, hay infinidad de piezas que también hay que revisar, cambiar, limpiar, engrasar o sustituir.
Este coche siempre había sido llevado al concesionario Porsche a realizar el mantenimiento, pero había oído hablar de expertos especialistas en Porsches clásicos. Decidí ponerme en contacto con uno de ellos para pedir presupuesto de todo lo que tocaba cambiar.
Por otro lado, también fui a la Porsche y, entre toda la hoja de ruta que yo tenía en mente para mi querido 968, pregunté por el cambio de la cadena de distribución variable. La persona que me atendió me miró extrañada y me comentó que el 968 llevaba distribución por correa, no por cadena. Yo le contesté que efectivamente, pero que el sistema de distribución variable VarioCam lleva una pequeña cadena que gira sobre 2 patines. Lo cierto es que parecía que le estuviera preguntando por el sistema de encendido el cohete Saturno V. Ese fue el pequeño empujón por el que decidí llevar al 968 por primera vez fuera de la casa oficial.
Con el especialista, la experiencia en general fue muy buena. Se nota que esa gente conocía el funcionamiento de mi coche a la perfección. ¡Se lo sabían todo! Como comentaba antes, hay cosas que los años no pasan por alto. Cuando llegó el momento de hacer la distribución surgió un contratiempo que hizo que a la lista que yo había preparado se le sumara uno más relevante. Uno de los tornillos que forman parte del sistema de distribución Porsche ya no lo tiene en catálogo de piezas. ¿Y entonces? Pues había que ir a un tornero a que fabricará el mismo el tornillo. Nada más y nada menos. Seguramente esto sea una “chorrada”, pero a mí me supuso mucho. La balanza empezaba a inclinarse…
Otro capítulo de ese estilo fue el del aire acondicionado. Llegó el verano y aquello parecía que calentaba en lugar de enfriar. Sé que el mundo ha vivido muchos años sin A/C, pero ya que lo tengo pues prefiero usarlo. Ese verano casi no utilicé el coche. ¿Qué pasaba? Yo tenía en mente que cargar el gas del aire acondicionado era una tarea menor. Pues resultó que no. Por lo visto, antes los coches llevaban otra gas en el compresor y otra toma para realizar la operación de recarga. Una toma de gas de la que ya no disponen muchos talleres normales. Tenía que buscarme un taller que aún trabajara con A/C antiguos… Y esto en el caso de que solo fuera la carga del gas y no que hubiera algún tipo de avería.
Los frenos. ¿Pero ahora que pasa con los frenos? Ya no tenían esa potencia de mordida de hace unos años. Discos, pastillas y liquido nuevos, pero el coche seguía sin clavar la frenada. ¿Habrá alguna fuga en el sistema?, ¿latiguillos?, ¿será el cilindro maestro? Otra vez al taller.
Un chinazo en el parabrisas fue otro capítulo aparte. ¿Pero esto no es ir a los talleres de reparación de cristales y en una tarde tienes la operación resuelta como anuncian en la tele? «No, mire usted, es que se trata de un cristal muy poco frecuente, lleva la antena incorporada en un lateral del cristal, el tintado de la parte superior era un extra que ahora hay que pedir hacer…». Otra historia.
El limpiaparabrisas trasero no funciona, los engranajes del velocímetro se han pasado y no sabes a qué velocidad circulas, los soportes de la guantera se han roto y baja de golpe, los faros ya no alumbran como antes, los intermitentes se quedan fijos, no parpadean, el cierre centralizado no cierra la puerta del copiloto…
Por supuesto, todo esto que cuento no pasó en un mes. Ha sido a lo largo de varios años con el coche y por supuesto, entre todos estos momentos correspondientes a tener un coche con «una edad» ha habido otros que me han hecho muy feliz. Tener un coche clásico, como he dicho antes, te enseña mucho. Te enseña, si quieres, a trabajar en tu coche, a dedicarle tiempo, mucho más del que crees a una tarea, te enseña a estudiar como resolver un problema. Claro que ha habido momentos buenos no, buenísimos. Aun con estos achaques, el 968 es un coche con el que no he dejado de irme de viaje, al trabajo, track days de 8000vueltas, a darme una vuelta por la sierra y a no pensar en nada más que en conducir.
Tener un coche clásico es algo que, si te gustan los coches, y puedes, deberías hacer. Aunque solo sea por una temporada. Pero tienes que saber que consume mucho tiempo y dinero. ¿Qué por qué lo vendí? Pues precisamente por eso. Como he dicho, los problemas no se producen todos el mismo mes, pero el mes que se producen te quedas sin coche por un tiempo. No son revisiones de “lo dejo por la mañana y lo recojo por la tarde”, no. He llegado a estar sin el coche más de un mes y llegó un momento en el que esto se me empezó a hacer bola.
Como llevaba unos años “ocupado” con el 968 no me había fijado en los precios que se manejaban por este modelo en internet. No se si la burbuja de los 911 ha arrastrado al resto de modelos hacia arriba o que un Porsche siempre es un Porsche, pero ya no estábamos hablando de los 8.000€ de hace 15 años. No, ahora cambian de manos por unas cantidades que te dan ciertas opciones de comprar otro coche algo más actual, que siga siendo deportivo, que no demande tanto mantenimiento y, para mi lo más importante, que lo tengas disponible todos los días del año.
Los precios que rondan en internet, al menos en 2020, para los 968 estaban los entre 19.000 y 26.000 €. Unidades correctas, como la mía. Sin ser un CS o un Turbo.
«¡Ostras! Si lo vendo por una cantidad entre esas cifras tengo una buena gama de coches interesantes a la que acceder. No, imposible, el 968 es tu coche». ¿Cuántas veces os ha pasado esto? Sin darte casi ni cuenta ya estás mirando piezas para el coche que aun ni tienes porque ni siquiera has puesto a la venta el tuyo.
Al final me decidí. Pero esto fue como la primera vez que probaste una copa. «Venga, lo pruebo para ver que pasa y nada más». Puse el coche a la venta por un precio entre esas 2 cantidades. Lo que yo pretendía (autoengañándome), era saber si la gente llamaba o no. Saber si el mercado existía o si estos coches son invendibles por esa cantidad…
Mentira. Yo estaba deseando que me llamaran para comprarme «el otro coche». Ya casi me podía ver sentado en él. Pero tampoco puedo mentirme del todo. Por otro lado, la idea de vender el que fue el coche de mi padre y me regaló con la idea de que lo cuidara y lo mantuviera, hacía que se me retorciera la tripa. Pensar en que en ese coche mis padres se fueron de fines de semana, que yo he ido con ellos a tantos y tantos sitios. En él descubrí Dire Straits o Bob Marley, a pegarte al asiento cuando aceleras… no sé. No puedo hacerlo.
No sé si os sentiréis reflejados en estos sentimientos tan encontrados. El problema se agravó cuando comenzaron a llamarme. Unos con ofertas absurdas, pero otros realmente estaban realmente interesados.
Creo que es complicado tener tantos recuerdos ligados a un objeto material. Quitando una casa, las cosas no suelen utilizarse durante 30 años. Pero la decisión estaba tomada. Aunque algunas personas como mi madre no daban crédito a lo que iba a hacer, otras me decían “La pena no da de comer a nadie” o “Es solo un coche, ¿qué más te da?”. El teléfono seguía sonando y fue en pleno confinamiento cuando me llamó la persona que finalmente compraría mi coche. Casi le tuve que explicar que estábamos en plena pandemia y que no se podía salir de casa, pero él estaba decidido: se iba a llevar mi 968.
Llegados a este punto, ya no te puedes echar atrás. Ya solo te queda enseñar lo bien cuidado que está el coche e intentar transmitir una pequeña parte del amor que le has profesado para que el precio no se mueva ni un céntimo. Pero en cuanto lo vio, los dos supimos que la operación iba a salir adelante. Por supuesto quiso llevarlo a un taller para que lo examinaran y ver si había algún fallo oculto o de costosa reparación, pero como era de esperar, el coche estaba perfecto para tener 30 años. Fuimos al banco, hicimos los papeles y… ¿ahora qué?
Otro pensamiento con el que intentaba justificar la venta, era el siguiente: si yo tuviera X dinero en la cuenta, ¿me habría comprado un 968? Como he dicho antes, un coche clásico es algo que cualquier amante de los coches debería intentar tener alguna vez en la vida. Quizá sí me lo hubiera comprado, pero ahora no.
Hubo unos años en los que yo vivía en casa de mis padres y quitando el tiempo que me ocupaba trabajar, el resto del día era para mí. Cuando tienes tiempo, es una afición realmente bonita. Buscar el relé para que los intermitentes parpadearan de nuevo, purgar tú mismo el sistema de frenado, aplicar un buen tratamiento para el cuero… Pero a medida que crecen las responsabilidades, tu querido coche se convierte en un consumidor del poco tiempo libre que te queda, y encima no siempre es conduciéndolo.
Tú lo adoras, desearías que vuestra relación fuera perfecta, pero hay cosas que él ya no te va a dar sin que le dediques mucho tiempo. Cuando lo que quieres es que tu coche arranque todas las mañanas, que en la propia casa oficial tengan todos y cada uno de los tornillos que lleva y que un chinazo en el cristal no sea un problema no menor, amigo mío, un coche antiguo puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza.
Soy de la opinión de que no existen coches malos, sino elecciones equivocadas. No puedes esperar de un coche algo que no te va a dar. Yo realmente me imaginaba mi 968 con autoblocante, una jaula antivuelco preciosa y unos Recaro. Pero hay veces que el camino que debes seguir no es el que tenías pensado. Quise pedirle a mi Porsche que fuera una máquina de track days con la que poder ir a una cena con la clase de Roger Federer. Y en parte me lo dió, pero no con las expectativas que yo pude llegar a tener.
Todos estos motivos son los que finalmente me hicieron lanzarme a vender. Puede parecer que la decisión estaba clara, pero no fue nada fácil. No sé si os podéis sentir identificados con alguna de las situaciones que he descrito. Me imagino que no seré el único. Me está costando mucho escribir esto porque me pierdo en los recuerdos, me quedo pensando en tantos buenos momentos… Sí, muy buenos recuerdos. Pero son solo eso, recuerdos bonitos. Al igual que sucede en las relaciones con las personas, no puedes prolongar una innecesariamente solo porque en otro momento fuiste feliz.
Buscar coche con dinero en el bolsillo es ahora una sensación distinta. Lo malo, lo terriblemente malo es que, aunque tu tengas una idea ya más o menos clara de lo que quieres y un presupuesto cerrado, siempre va a aparecer el típico amigo (todos mis compañeros de 8000vueltas) que por ese precio te enseña un BMW M5, un Corvette y otros aviones similares que podrías comprar, pero que de nuevo tienen más años, más kilómetros y por qué no, más caballos de los que necesitas. La idea está llena de romanticismo, pero ¿no sería volver a tropezar en la misma piedra?
Yo tenía claro que quería un coche deportivo, descapotable, 2 asientos (tengo un Audi A3 para cuando tengo que «hacer mudanzas») y por supuesto el clásico combo de trasera, manual y gasolina.
La lista no es corta, pero tampoco muy amplia. La cosa está en que venía de un Porsche y por tanto me gustaría cambiar a un coche que tenga «algo de clase», de historia, de carisma… Llámalo como quieras, pero tiene que tener ese «algo». Para que me entiendas, no podía ser un VW Eos o un Peugeot 206 descapotable. Los nombres que empiezan a sonar con más fuerza tienen buena pinta. Creo que os los podréis ir imaginando: Porsche Boxster, BMW Z4, Mercedes SLK… Son coches que reconozco que no siempre llamaron mi atención, pero un viaje por EE.UU. con un Mustang descapotable cambió mi parecer respecto a la conducción a cielo descubierto.
En casa estos modelos también van gustando. Cambiar un Porsche por un Mercedes o por otro Porsche pues no está mal. Nada mal. Pero hay un pequeño intruso que, este sí, desde hace varios años lleva en mi cabeza. Un coche con las características que he descrito antes, pero sin ser de estas 4 marcas alemanas. Un coche que pesa casi 500 kgs menos que todos los anteriores. En el que no hay botón de apertura de la capota. Tienes que abrirla usando tus manos.
Efectivamente, un MX-5 ND. Todos los modelos que he nombrado antes debían haber cumplido unas cuantas primaveras para entrar en el presupuesto. No iban a ser tan ancianos como mi querido 968 pero ya no iban a estar como recién salidos del horno. Entonces, ¿qué hago? Un Z4 que sí, es más coche, pero pesa 450 kg más, del equipamiento de un coche con 15 años ni hablamos; ¿revisiones? no todos cuidan los coches como a ti te gustaría. ¿Un SLK? 500 kgs más que el MX-5, que se dice pronto. Muchas personas a las que les hablaba del peso del coche no llegaban a entenderlo. Tengo que dejar de hablar con esas personas.
Yo sigo queriendo ir a track days con el coche. No quiero que sea un coche solo de paseo. No quiero decir, ni mucho menos, que un MX-5 sea el coche que debes comprar si quieres ir a rustir al circuito, pero sí que puede ser una gran elección si quieres ir al trabajo en él, aparcarlo en la calle sin sufrir mucho y poder ir una tarde al Jarama a dar rienda suelta a tus frustradas aspiraciones de ser algo que se parezca a un piloto.
Comencé a valorar cosas como unos faros de led, un equipo de sonido Bose que suena de fábula, el autoblocante, suspensión deportiva, unos consumos ridículos (y no solo de gasolina: frenos, neumáticos, aceite…). Pero sin duda, lo que más valoré fue la tranquilidad que creía que me iba a dar ese coche. Un Mazda, usado pero prácticamente nuevo, aún con garantía oficial… Nada tenía que hacer un Boxster frente a eso.
He leído cientos de pruebas sobre el MX-5 y todas son buenas. En 8000vueltas lo hemos probado en una , dos y hasta en tres ocasiones y siempre con la misma opinión: habría que tener uno. ¿Me lanzo entonces? ¿cambiar un Porsche por un Mazda? Mi madre no lo entiende ni creo que lo llegue a entender nunca. ¡Venga! Creo que voy a probar. El precio del MX-5 no creo que vaya a bajar muchísimo en un par de años, por lo que creo que tengo cierto margen de error si me he equivocado en la decisión.
El día que llegué a casa de mis padres con aquel coche rojo… la cara de ambos cambió. Casi sin bajarme yo, ya estaba mi padre montado en él saliendo a dar una vuelta. Y no fue la primera. Me llamó un día por la mañana para decirme que me había robado el coche y que se había ido a la sierra con él.
Un día soleado en noviembre salimos a dar una vuelta juntos. Un paseo tranquilo, buena música, el sol sobre la cabeza… sé que puede sonar hasta ridículo, pero os digo que hacía muchos años que no salía a dar una vuelta en coche con mi padre y que nos lo pasábamos tan bien. Se que esto se puede sentir con otros muchos coches, pero esta ha sido mi apuesta y, de momento, creo que no ha podido salirme mejor.
Tal y como terminaba el artículo de la primera prueba que hicimos del MX-5 ND termino yo este: “Si nunca te has atrevido a tener un descapotable, quizá este sea el momento.”
¡Ah! y por ahora arranca todos los días.
Y tú, querido lector ¿qué coche deportivo comprarías con un presupuesto de unos 20.000€ y que te de la tranquilidad de un coche moderno, pero sin perder la esencia de los coches de antes? Déjanos tu respuesta en los comentarios.
Extra Lap
Hemos hablado de entrar en circuito con el coche; para nosotros, después de mucho trabajo, es un placer anunciaros que ¡ya tenemos fecha para nuestro primer Track Day de 2021!
El Domingo 21 de febrero tendrá lugar la Presentación de Temporada 8000vueltas en el Circuito del Jarama. El horario será de 10:00 a 14:00 horas.
Por supuesto, el evento contará con todos los ingredientes del ADN 8000vueltas: los mejores deportivos, el mínimo ratio de coches rodando al mismo tiempo -solo 20- y el mejor ambiente tanto dentro como fuera de la pista.
Para la ocasión se podrá elegir entre 2 modalidades:
- 2 horas de Open Pit Lane – 295€ (265€ hasta el 7 de febrero)
- 4 horas de Open Pit Lane – 495€ (425€ hasta el 7 de febrero)
Para inscribirte a una cita tan especial, puedes hacerlo a través del siguiente formulario on line. ¡Corre y no te quedes sin tu plaza!
FORMULARIO INSCRIPCION PRESENTACIÓN DE TEMPORADA 8000VUELTAS 2021
Para cualquier aclaración o pregunta puedes escribirnos a experiences@8000vueltas.com.
Texto: Fernando Lázaro
Fotos: Fernando Lázaro / Francisco Carvajal
Lasheras
3 de febrero de 2021 a las 17:02Enhorabuena Lázaro por este genial artículo. No solo has sabido transmitir a la perfección lo que es convivir con un coche clásico sino, mejor aún, has sabido transmitir lo que es «deshacerse » de él cuando ya no es lo que necesitamos.
Me siento totalmente identificado: el día que vendí mi 325 E36 se me escapaba una lágrima en el momento en el que lo vi marchar. Sí, iba a comprarme un M3, pero ese coche me enseñó tantas cosas, le puse tanto cariño, lo disfruté tanto… Para mayor pena aún, a quien se lo vendí lo tuvo que vender pronto y cayó en malas manos. Me duele solo de pensarlo…
Si te deshaces de un coche especial para ti, te gusta que vaya a parar a una casa donde lo mimen y lo quieran tanto como lo hiciste tú.
Respecto a la decisión de vender el 968, creo que fue acertada – aunque no por ello menos dolorosa-.
En cuanto a qué coche usado comprar con 20.000 € y que cumpla los requisitos que tu pedías, pocas alternativas mejores que un MX-5 se me ocurren. Quizá disfrutes más de la conducción pura con un BRZ/GT86, pero sacrificas ese techo blando que tanto nos gusta… Difícil decisión.
nachetetm
3 de febrero de 2021 a las 17:46Conforme iba leyendo el artículo, la congoja me atenazaba la garganta: ¿pero cómo vendes un 968, el mejor de los Porsche delanteros realmente deportivos (el 928 es más GT por peso y tamaño), y que además lo has heredado de tu padre y lleva 30 años en casa? No somos pocos los que hemos tenido que vender un coche soñado por unas circunstancias u otras, para luego darnos cuenta cuan difícil es la sustitución de ese coche que realmente te hacía feliz. Afortunadamente la resolución de tu nudo gordiano ha sido la única posible. El MX5 es el único coche que podía cumplir el cometido, y me alegro que todo se haya resuelto felizmente. Un GT86 también, pero es un paso atrás en motor y además no puede descapotarse. Aun así, otra opción perfectamente válida. Y poco más, señores. El mercado es un páramo para nosotros, los aficionados con sueldo de clase media-baja. Y el MX5 es maravilloso para quien se pueda permitir tener dos coches, nunca haga viajes muy largos en coche o no transporte bultos. Siempre que cojo uno pienso en qué haremos el día que las marcas decidan que esos coches ya no merecen la pena ser fabricados (y no estamos lejos de ese momento).
Jose Luis
3 de febrero de 2021 a las 19:11Enhorabuena por el articulo! de esos que te hacen conectar y pensar mientras vas leyendo aunque bajo mi humilde opinión no comparto que haya sido un acierto el cambio
Quizás si el coche en cuestión no tuviera tanta historia familiar y sobre todo siendo un Porsche 968 con todo lo que ello significa, podría haberme medio convencido del cambio
Creo que un coche así, con toda esa historia detrás merecía haberse convertido en un auténtico aparato y vivir a tu lado para siempre (y mas cuando fue un «regalo»). Siempre hay oportunidad de haber comprado el mx5 como coche complementario
Lo que si coincido es que has acertado al haber comprado un Mx5, de lejos cumplirá tus expectativas y bien seguro lo disfrutarás!
PD: Nos vemos el 21 en la pista!
Carlos
3 de febrero de 2021 a las 20:51Debe ser como despedirse de alguien de la familia, pero soy de la opinión de que los coches hay que poderlos disfrutar con continuidad y con el cambio vas a ganar en eso.
Los recuerdos con el Porsche no te los quita nadie y ahora hay que generar nuevos recuerdos con un coche que te va a dar muchas alegrías.
Yo quizás sea de otros con 450 o 500kg más, pero unidades buenas de esos, no están en el mismo rango de precios.
delarosa
3 de febrero de 2021 a las 21:09La vida es dura pero no creo que vayas a sufrir mucho con un MX-5 para salir de paseo.
Entiendo perfectamente lo que cuentas. Tener un coche deportivo es muy sacrificado, a veces lo tenemos tan idealizado que se nos olvida la parte mala: pasar por el taller, pasar la ITV, mantenerlo en perfecto estado… si a eso le sumas que hay algunos «tarados» que han juntado varios coches viejos en su garaje te puedes imaginar que SIEMPRE hay algo pendiente: una revisión, una ITV, lavar el coche, cambiar neumáticos… la comodidad y la sencillez son valores muy a tener en cuenta. Disfrutar con un coche tiene que ser eso: disfrutar. Hay gente que disfruta manteniendo sus coches, yo no. Yo disfruto conduciéndolos.
Me ha gustado mucho el artículo, muchas reflexiones que compartimos, muchos momentos que he rememorado… en lo que no estoy de acuerdo es en la compra del MX-5. Me sigo quedando con mi S2000 :P
Pablo
4 de febrero de 2021 a las 10:18Artículo muy interesante, Fernando! Creo que aunque dolorosa, fue la decisión correcta. Y siempre le quedará a TU coche este artículo como homenaje. Ahora a disfrutar del Mazda!! 30 años?
Lazaro
4 de febrero de 2021 a las 10:47Muchas gracias a todos por los comentarios!
Veo que coincidís en que, con la historia familiar que tenía el coche, no debería haberlo vendido, y lo entiendo. os digo de verdad que me costó horrores venderlo. Pero únicamente por esa historia no podía estar «fastidiado» al usarlo como coche de diario.
Por otro lado, se que la calidad de Porsche no la tiene Mazda en sus acabados ni en sueños, ni siquiera los de un youngtimer como este, y que seguramente, con el paso del tiempo, los plásticos y cueros del Mazda envejezcan peor que los del Porsche, pero eso será una cuestión del (incierto) futuro. De momento, puedo ir por la mañana descapotado al trabajo, por la tarde ir al track day y volverme de noche con mi música preferida sonando.
@Delarosa, se que pasaste por algo parecido: Porsche por Honda. Me gusta mucho el S2000, pero los que hay ahora mismo anunciados tienen todos más de 100.000 kms, y, si mal no recuerdo, el cristal trasero no se llama así, sino plástico trasero jeje, aun así, es casi un mito, sí.
Josep
4 de febrero de 2021 a las 12:13Ufff se me estaban revolviendo las tripas solamente de leerte!
Si lo piensas fríamente, para algunos es lógico pensar que un coche es un electrodoméstico mas, un montón de hierros que hacen su servicio y ya.
Pero cuando tus recuerdos y en este caso, casi toda tu vida están atados a ese montón de hierros la cosa cambia.
Se me ha dibujado una sonrisa en la cara al ver tu nuevo juguete. El mío lo tengo aparcado ahora mismo frente a la ventana y desde los 2 años que hace que lo tengo no hay un solo día que no me monte en él como si fuera la primera vez.
Al final como bien sabes los años pesan, y por muy porsche que sea, un porsche de hace 30 años está muy desfasado tecnológicamente hablando. Sería interesante poder comparar, pero siendo coches tan diferentes, estoy convencido que a pesar de no ser un porsche, el MX5 en circuito estará a la par en cuanto a prestaciones… y es que en 30 años han cambiado mucho los materiales, las suspensiones, los frenos, etc.
Por no decir que en cuanto a equipamiento (bluetooth, ayudas a la conducción, iluminacion, sistemas de seguridad…) ni a la fiabilidad de saber que va a arrancar cada mañana.
Pato
4 de febrero de 2021 a las 16:18WOW !!! Como escribe mi chico!!! Confieso que he empezado leyendo el artículo por “compromiso” (nunca mejor dicho) y que en algún momento se me ha aguado el ojo…
Aunque mi opinión no fuese tan clave como la de tus padres al respecto y dándome también muchísima pena la venta ( no solo porque “a quien no le gusta que su chico le venga a buscar en su Porsche clásico…??”) y sabiendo de primera mano lo que significaba para ti, me alegro de haberte empujado al Mazda dejando atrás otras opciones menos prácticas y viejunas. Me alegro también de que finalmente fuese el de capota blanda y que en nuestras escapadas hayamos podido disfrutar del paisaje 360 ( eso no se paga con dinero!)
Me siento muy orgullosa de ti porque siendo una decisión difícil, creo que tomaste la opción correcta, que ya disfrutamos día a día y sobre todo porque… a mi el MX5… tampoco me sienta nada mal ;)
Congrats a ti y al equipo 8000V porque en estas lecturas contagiáis 100% vuestra pasión!
Herminio Arias
4 de febrero de 2021 a las 16:44Que pedazo de articulo! Me siento tan identificado con algunas partes que no se si quiero vender mi coche «clasico» (Vitara JLX 96) o comprar piezas nuevas jajaja
Pancho Salas
4 de febrero de 2021 a las 17:33Pero que gran y emotivo artículo!! se me han puesto los pelos de punta y sin saber cómo iba a terminar, me ha causado 2 sentimientos muy claros: Alegría y emoción del alma.
Soy un ferviente amante de ese bicho descapotable, liviano, manual, aspirado y aspirado. Confieso que la alegría que me embargó cuando leí que lo situabas entre tus opciones fue tal que uff.. no sé como decirlo. Por otro lado, cuando llegas con el coche a casa y tu papá sin decir nada se monta en él para luego confesar: «sé que puede sonar hasta ridículo, pero os digo que hacía muchos años que no salía a dar una vuelta en coche con mi padre y que nos lo pasábamos tan bien», Se me llenaron los ojos de lágrimas a leer aquello.
Respecto del Porsche, que en extenso es la explicación detallada y justificada de la nueva compra, concuerdo contigo en que la pasión que se tiene por un clásico es la gasolina que motivará para estar con él años y años, pese a los caros mantenimientos y visitas a los talleres.
«No hay autos malos, sino malas elecciones». Hace un tiempo pensaba en comprarme un BMW 240 del 2015 que tiene un precio similar al Mx-5 2020. Pensaba: el BMW tiene más potencia de la que necesito, un cambio automático que no termina de gustarme y probablemente un mantenimiento mucho más costoso. Ese auto podría tenerlo en casa unos 6 meses, máximo un año y cambiarlo.
¿Alternativas? un Mx-5, ¿por qué no? Con alegría debo decir que tengo uno reservado y esperando el embarque recién descargado en el puerto de San Antonio en Chile. A cruzar los dedos para que de toda la lista de espera, me seleccionen como el cliente que podrá disfrutar de él. Qué sí, acá en Chile estamos con Stock agotado en todos los modelos de Mazda y cada auto que sale desde Iroshima, ya viene vendido.
Saludos y nuevamente: TREMENDO ARTÍCULO!!!!
Manu
4 de febrero de 2021 a las 22:14Muy chulo el artículo Fernando!
Si bien es cierto que el porsche estaba chulísimo (esos faros escamoteables que de niños nos llamaban la atención a todos), al final la cosa es poder disfrutarlo y el mx5 lo vas a poder disfrutar en todo momento sin quebraderos de cabeza.
También podías haber arriesgado y comprado por ejemplo un Abarth Spider que tiene un sonido que madre mía! (me refiero con pocos km, porque ya no lo venden aquí, creo)
Kekis
5 de febrero de 2021 a las 00:00Totalmente identificado con el artículo…no le des más vueltas, ahora ya está hecho, disfruta de tu Mazda…a veces nos atamos demasiado al pasado.
Amat
5 de febrero de 2021 a las 13:28Precioso articulo. Lo que describes, esos sentimientos y emociones confrontadas , ese amor y a veces odio, lo he sentido con cada uno de los coches que han pasado por mis manos. Me acuerdo de todos los coches que he arreglado, restaurado y disfrutado. Me arrepiento de haberlos vendido todos y estoy seguro de que los volvería a vender. Puesto que no puedo mantenerlos todos y siempre quiero nuevas experiencias automovilísticas.
Felicidades por el articulo.
Jordi
5 de febrero de 2021 a las 21:00Buenas,
Fantástico artículo con gran decisión en nuestra vida.
Si el 968 ya no te ponía, y las historias que tienen los viejos cacharros te causan más engorro que satisfacción, has dado en el clavo cambiando de bicho, es duro, pero estas cosas se tienen que hacer con pasión, con corazón con ganas, motivado…
Y sobre el coche que has elegido, me encanta y esta genial a un precio razonable, en mi caso hubiera mirado también a su hermano Fiat o Abath, no encuentro nada más que me guste a esos precios.
Ciao.
Dani
6 de febrero de 2021 a las 17:42A no ser que tu bolsillo sea infinito, para tener y mantener un clásico es óptimo que no sea un coche premium. Esos te arruinan. Hoy le he cambiado la junta de la tapa de balancines a mi P11 GT. 18 euros y un par de horas. Vendí hace 3 años mi Samurai con 60000km con mucha pena porque casi no lo usaba. Pasé grandísimos momentos con él. Los japos de los 90 en adelante son siempre buenos candidatos a tener como clásico.
Toncho
6 de febrero de 2021 a las 19:10Buen artículo,
Yo tuve una similar . Cambie un 944 S2 por un BRZ. Tener un clásico es especial pero el día que no arranca no mola.
Todo se acaba y ahora me toca cambiar el BRZ porque mis hijas crecen y yo también quiero cabrio. Dificilísimo encontrar sucesor a esos dos si buscas cabrio cuatro plazas y no eres millonario.
Saludos
Lazaro
6 de febrero de 2021 a las 20:15Muchas gracias a todos! parece que está gustando y que muchos os sentís bien identificados, es una forma de consolarnos entre todos.
@Josep: efectivamente, el MX5 en circuito sorprende. obviamente se echa en falta un poco más de potencia (cuando no) pero el otro día, con la lluvia cayendo… estuvo muy bien!
@Herminio: que recuerdos ese Vitara. cuando era pequeño un tio mio lo tenía. Quería ir a su casa solo para montarme en el.
@Pancho: que ganas de que llegue tu máquina, seguro que lo disfrutas mucho.
@kekis: carpe diem
@toncho: pues sí, nos vimos en las mismas. creo que esa habría sido mi opción si hubiera querido no descapotable.
insisto de nuevo, muchas gracias a todos por los comentarios
un abrazo
Deivid Torrepower
6 de febrero de 2021 a las 23:48Algo se muere en el alma, cuando tu chatarra infame se va. ¿Hiciste bien en venderlo? Absolutamente no. Pero era lo que tocaba. Realmente fue en contra de tu voluntad, no queda otra cuando ya no dispones de los recursos para mantenerlo como un verdadero amante de los coches mantiene a su querida máquina. Es mejor así que no una lenta y agónica muerte.
Tampoco, pese a todo, un coche puede ser un ancla, nunca, porque precisamente un coche está hecho para todo lo contrario, para tener libertad. Es mucho mejor para los dos (coche y propietario) separarse en los caminos. A uno le espera una mejor vida de alguien que pueda disfrutarlo y al otro un nuevo proyecto del que recuperar la pasión.
Lo he leído todo a sabiendas de que me removería completamente, cuando vendí mi descapotable. Un Street Ka (hubiera sido un Ferrari, pero mi presupuesto llegó donde llegó) que nunca estuvo en mi radar, que fue todo un descubrimiento (maravillosa caja de cambios) y con el que he realizado muchos viajes épicos (420 km de noche a 4ºC descapotado y del tirón no pueden ser menos) Pero, pero, pero, cuando no tienes recursos para el coche el refranero lo dice bien claro: «la mejor marca, es nuevo».
En mi caso, por desgracia, el que llevo ahora no es tan apasionante, pero por otro lado es como si no existiera (no gasta, no da problemas, vale para todo, es plenamente capaz en todos los aspectos…) que es, sino, otro tipo de disfrute que mucha importancia tiene para lo poco que se valora un aspecto como es la tranquilidad.
Sobre la pregunta mágica de con qué me haría en caso de querer aliviar mi bolsillo de 20.000 castañas (escrito así, hasta parece que me sobren) mi respuesta es casi el mismo MX5. Efectivamente, escribo estas palabras para dar tiempo al lector por si cae en la cuenta de que me estoy refiriendo a nada mas, y nada menos, y nada mas, que al maravilloso y, sobre todo, bonito como el solo, Fiat 124 Spider. En mi caso, el valor artístico es fundamental (porque los italianos no diseñan, sino que hacen arte) y, aún a riesgo de que me tires a los leones como en un circo romano (irónico, siendo mi preferencia un coche de la misma procedencia) el empujón de un turbo me gusta demasiado como para preferirlo por encime de la suavidad que brinde un atmosférico.
Y hasta aquí mi ladrillaco de hoy. Enhorabuena a los que hayan llegado hasta aquí y un abrazo muy fuerte al autor y protagonista. Muchas gracias por compartir tan maravillosamente vuestras vivencias :-)
Rondo
7 de febrero de 2021 a las 11:50Gran artículo hermano. Estoy muy orgulloso de ti. Como amigo desde pequeños sé como ha sido este proceso y los quebraderos de cabeza que has tenido… Vender el coche de tu vida, el coche que has admirado desde pequeño… a ti cuya pasión número 1 son los coches, sé que no ha sido fácil. Tomaste una decisión valiente y mirando al futuro y me parece que acertaste sin ninguna duda. Eres un grande.
Pd: Muy buenas fotos
Rafaelo
7 de febrero de 2021 a las 21:00Como ya te han dicho antes, yo también me siento muy identificado contigo, pero te aseguro que más que los demás, incluso sin conocerlos y esto es porque mi caso es exactamente igual al tuyo, pero en estadios anteriores.
Parece que somos de la misma quinta (finales de los 80 en mi caso), mismo coche, 968, con parecida procedencia, herencia familiar tras años en ella, aunque en mi caso menos que en el tuyo.
Mismos pensamientos, demasiado tiempo parado, siempre algún detalle por hacer, nunca serio, pero siempre caro. Ideas de hacer algo medianamente armado para track-days que te permita además algún desplazamiento de disfrute, en el que goces de su incomodidad pero te gires a mirar al aparcarlo, dándote cuenta una vez más, de que es tu coche, lo raro lo hace especial, la combinación de elegancia y deportividad con cierto toque de exclusividad, fruto de la rareza del modelo y de la leve preparación racing pero elegante que has llevado a cabo.
Por eso, ya son algunos tracks a sus espaldas de serie y siempre la misma sensación, que bien va, sería una pasada con un poco de preparación, pero de serie sigue, pues los achaques siempre atacan cuando menos te lo esperas y maniático que es uno, los ojos siempre van al fallo y al final parece que no puedes vivir con esos pequeños detalles que, si del coche de diario se tratara, no recalarías en ellos ni por asomo, mucho menos pararte a arreglarlo o gastar dinero en ello.
Pero aún así ahi sigue, nunca perfecto pero siempre disponible, esperando su momento que no se si llegará y con el pensamiento de la venta siempre rondando como si de un delito se tratara. Lo piensas, pero te sientes mal por pensarlo y es que como tú has dicho, ya valen un buen dinero y tienes pepinos mucho más serios, pero siempre menos especiales a tu alcance y es que la otra cara de la moneda es que los coches ya no se hacen como antes y los que hemos tenido uno de hasta mediados de los 90 lo sabemos, la filosofía era otra y se nota.
El 968 es sin duda algo especial, muy especial, tanto que cuesta mucho (demasiado) deshacerse de él. Hacerlo significaría tener algo más moderno y probablemente más potente, pero con menos «alma» si se me permite y peor hecho casi seguro, o incluso tener medio camino hecho hacia el 964… Pero es tan especial, tan personal o por lo menos el sentimiento que a mí me despierta que ahí sigue, con la duda que hacer con él siempre rondando y ya van 10 años en mi caso y los que (parece) quedan…
Spike
9 de febrero de 2021 a las 00:45Gran articulo la verdad…
Los calderos viejos son la esencia para mí… Los coches modernos me aburren, tanto por conduccion como por ser demasiado «perfectos» y ser difíciles de mejorar con «truquitos».
Para muestra, he cambiado un Civic Fn2 del 2008 con 92000km, impoluto (con las pastillas de fabrica aún) por un Rover Coupe VVC del 98, el paradigma de la fiabilidad vs un coche ingles…
Lo tengo desde hace un año, no se le ha roto nada a excepción de la junta de culata (gracias rover powertrain por esas juntas de elastomero) y soy mas feliz con ese puchero que con el civic. Poder quitar el techo targa es maravilloso, el sonido, las sensaciones, y no siendo el mejor coche para curvear, con la suspension MG (ZR delante, ZS detras) no va mal del todo.
Lo dicho, volveras a los pucheros ;)
Alberto
9 de febrero de 2021 a las 14:25Enhorabuena por el artículo!!!
Sin duda, esa sensación siempre la tenemos cuando nos deshacemos de un coche con el que hemos compartido muchas vivencias. Si has hecho bien o no, el tiempo te lo hará saber, pero creo que leyendo tus palabras acerca de la nueva adquisición, todo parece indicar que las emociones que te produce el MX-5 te llevarán rápido a dejar en el recuerdo ese 968. No me extraña que los neófitos te hagan la pregunta de cómo puedes cambiar un Porsche por un Mazda. Mejor no responder, ya que tu respuesta, muy probablemente, no la van a entender.
Como aportación personal al artículo, no he podido leer el mismo en peor momento, ya que tengo las mismas dudas que te planteabas al inicio del artículo desde hace algunos años. El sábado fui a pasar la itv de mi m3 e46 que se aproxima a los 20 años y me di cuenta que este año, cierto que con Covid de por medio, sólo había hecho 1.000 km! Desgraciadamente, entre los niños, el trabajo en el que viajo regularmente al extranjero y otras obligaciones, cada vez me resulta más complicado salir con el coche sólo por el hecho de disfrutar un rato de él. Es por ello que surge la pregunta: Y si lo cambio por algo más moderno, que pueda usar todos los días y mantenga la polivalencia del m3? No paro de darle vueltas…
PD: en una de las fotos del artículo, me parece ver la trasera de un m3 f80 color Yas Marina Blau? Sería un posible sustituto. Polivalente, incluso para algún track day, usable a diario, rápido, pero 200kg más y con turbo. Desgraciadamente, los tiempos cambian y toca adaptarse.
Saludos a todos y gracias por este espacio para compartir reflexiones.
indeciso
9 de febrero de 2021 a las 23:45Bua, casi se me salta una lágrima leyendo el artículo.
Enorme Lázaro. Nos has hecho partícipes del proceso mental que te llevo a cambiar un Porche clásico por una «moderna lavadora» convenciéndonos por el camino, hecho que, nunca se me hubiera pasado por la cabeza.
David
24 de febrero de 2021 a las 00:06Me a encantado por Dios!!! Desde pena hasta alguna risa…piensas igual que yo. Si te digo la verdad después de mas de 20 años conduciendo y siendo propietario de aparatos como M3 e36, 55 amg,, Vtec…he llegado a la conclusion que prefiero sensaciones al volante…y no prestaciones puras….mi coche perfecto sería un Lotus. Gracias por este articulo.